ENTREVISTA

nicolás lauber

Desde chica tiene pasión por la actuación. Hace poco su madre le dio algunas películas caseras, donde aparece imitando a “la abuela”, el personaje de Antonio Gasalla, su ídolo.

“Es dificilísima la carrera del artista, pero es algo que siempre me gustó. Siendo chica escribía obras de teatro y le cobraba a mis padres por la función”, dice entre risas Luciana Acuña, cuyo presente laboral incluye radio (Las cosas en su sitio en Sarandí); televisión (La culpa es de Colón en La Tele) y el 16 de octubre vuelve al escenario del Undermovie con Ellas y yo. Es un unipersonal que dirige Federico Longo y las entradas están a la venta en boletería y web del Movie, a 550 pesos.

Dice que no es muy organizada y que tiene 10.000 agendas que nunca mira. “Sí me gusta planificar objetivos, sueños. Lo que me gustaría que me pase”, comenta.

Proveniente de una familia de artistas -su padre es el publicista Elbio Acuña y su hermana la cantante Gia Love- Acuña hizo teatro independiente y callejero durante muchos años, antes de conseguir reconocimiento. Escribió libros infantiles y obras de teatro, pero no fue hasta la campaña publicitaria para el servicio telefónico 1122 que su nombre comenzó a escucharse, y sus personajes emergieron.

“Esos comerciales fueron la puerta que se me abrió al público masivo”, reconoce Acuña. “Así que agradezco al ‘problema atroz’, y a los personajes que nacieron ahí, como Mecha, la embarazada que hoy está funcionando en La culpa es de Colón”, agrega.

Hoy está ansiosa por su regreso al teatro. “Hace mucho que no hago un unipersonal, y volver a pisar el escenario es como un sueño”, dice. Y en Ellas y yo no solo están los personajes conocidos de Acuña como La Uniceja, Mecha o Pelusa, también habrá un espacio para que se luzca Luciana.

“Si bien los personajes están siempre conmigo, también hay mucho de mí, y en un momento hago un poco de stand up”, dice.

Para Ellas y yo, Luciana Acuña hará algo que nunca hizo: sus transformaciones serán frente al público. “Me gusta mostrar esa magia del teatro, cómo vas componiendo todo. Es ver cómo se va componiendo el personaje, cómo lo vas vistiendo y encontrando su voz”, dice.

Después de tantos años haciendo esos personajes, a veces hablan solos. “No lo pienso, surge la respuesta con la voz de Pelusa, y no entiendo por qué respondió ella”, dice y vuelve a reír.

—¿Sentís que la gente te encasilla con tus personajes?

—Sí, pero eso tiene sus dos partes. Tiene su lado bueno, porque los personajes los amo, entonces me encanta que me vean caracterizada, que me hablan de ellos y que se sientan identificados con lo que dicen. Pero por otro lado, empecé en teatro haciendo mucho drama, y es algo que no se conoce de mí. Me conocen por los personajes o el humor, pero está bueno demostrar ese otro lado. Espero en algún momento volver a hacer un drama o un teatro más serio.

—Hacés radio, televisión y ahora volvés al unipersonal...

—Hago todo, por suerte, y me encanta. Los artistas tenemos que hace todo lo que podamos. El teatro era lo que me estaba faltando, porque cuando subís a las tablas no podés parar. Esa es la magia del teatro. Los otros medios son divinos pero tienen sus características. El teatro es acción y reacción. Y después de la pandemia es como volver a empezar, todo es nuevo.

—¿Cómo te amoldaste a los nuevos compañeros de Las cosas en su sitio tras la salida de Ignacio Álvarez?

—Estoy contenta con el equipo que se formó, y cuando uno empieza en los medios, sabe que las cosas cambian permanentemente, es así. El equipo con Iliana da Silva y Juan Miguel Carzolio es divino y me siento súper cómoda. Los dos son fantásticos y la parte de humor la llevamos bárbaro. Con Juan Miguel ya había trabajado, e Iliana se adaptó bárbaro y amo su risa.

—¿Cómo surge un personaje?, ¿es con la voz, la postura?

—Vienen de diferentes lugares. Por ejemplo, Mariana, la diva, surgió la idea querer hacer, justamente, una diva. Sabía era que tenía que ser rubia, y empecé a probar la forma de hablar y el tono, hasta encontrar lo que quería. En otro caso puede que que escuche la voz de alguien, me gusta, la empiezo a imitar y después viene el personaje. Entonces tengo que estar atenta a todo lo que pasa a mi alrededor. Me pasa que soy muy despistada, pero veo a alguien que hace un gesto y eso no me lo olvido más. Será que tengo puesto el ojo en esas cosas que me pueden servir para un personaje más adelante. Voy probando hasta que surge un personaje.