ENTREVISTA
La flamante Directora Artística del Ballet Nacional del Sodre habla sobre su designación, sus antecesores y sus planes para el futuro del BNS
El jueves se anunció la temporada 2021 de las compañías estables del Sodre, y también se confirmó la designación de María Noel Riccetto como directora artística del Ballet Nacional del Sodre, organización que la vio formarse y crecer.
"Llego con muchísima humildad, con un lindo equipo en el que puedo confiar", dice Riccetto a El País. "No quiero olvidar lo que fue ser bailarina y estar del otro lado del estudio, pero sé que esto se tiene que gestionar como una empresa también. Por eso, me parece que el quid de la cuestión es tener un buen oído para poder escuchar".
Dice que funciona mejor bajo presión y que por eso se rodea de gente a la que puede consultar para tomar decisiones, “me parece que de eso se trata”, agrega.
Su gestión ideal en el BNS sería tener a todo el mundo contento, aunque sabe que es un imposible. "Estar satisfecha con las decisiones que tomo, eso sería ideal" cuenta Riccetto.
Los bailarines de la compañía se reintegran esta semana, y han sido semanas de estar sola en el Auditorio, porque todo el mundo está de licencia. "Tenía mucha expectativa, pero estoy con ilusión. Tengo muchas ganas. No sé si haya un toque de inconsciencia pero me siento con muchas ganas a pesar de lo que se está viviendo".
A veces su dedicación le pasa factura cuando es las tres y media de la tarde no almorzó y el estómago le hace ruido.
"Lo que tengo claro es que quiero trabajar con alegría, disfrutando de lo que hago, porque eso lo hice en el escenario y quiero hacerlo de este otro lado", dice y agrega que la ansiedad que tiene la controla "desenchufando cuando tengo que hacerlo, nutriéndome de casa, y teniendo gente que me diga: ‘calmate, vamos por partes que todo tiene solución’".
—Se habló mucho de tu designación, mucho antes de confirmarse. ¿Cuándo empezaron las charlas?
—Me llamaron hace un par de meses, se acercaron con la propuesta y para mí era una oportunidad enorme. Y era la segunda vez, porque antes que llegara Igor, mi nombre ya se había manejado. Estuvo muy cerca y no salió.
—¿Cómo te tomaste esa "no-designación" de entonces?
—Soy de las personas que cree que las cosas llegan cuando tienen que llegar. Si bien me hizo mucha ilusión el haber sido considerada, mirando para atrás, no era el momento: la ambición de seguir bailando y dirigir al mismo tiempo, era un poco descabellada. Ahora estoy tomando esta decisión con otra cabeza y otra tranquilidad. Se dio como se tuvo que dar. Hasta el 30 de diciembre estuve al frente de la división Ballet de las Escuelas de Formación del Sodre, me parecía que eso tenía que cerrarlo con el mayor de los respetos por el equipo, los profesores y los estudiantes. Por eso no quería contestar, no quería hablar. Me parecía que era de orden: Igor tenía su contrato hasta el 31 de diciembre y eso lo respeté al máximo.
—Bocca levantó a la compañía, Yebra le dio una impronta uruguaya. ¿Cuál querés que sea tu aporte?
—Heredo una temporada que Igor dejó programada y estamos yendo ballet a ballet. Eso está bueno para ponerle cabeza a pensar qué quiero para 2022. Por supuesto que el poder seguir dando a conocer la labor del ballet en el exterior me parece muy importante pero lo que me propongo para este año es llegar a todo el país: que el ballet se adapte a los escenarios que el Uruguay me pueda ofrecer. Quiero seguir trayendo clásicos y títulos que atraigan un nuevo público. Obviamente reponer cosas que se hicieron y fueron exitosas. Seguir educando, que vengan chicos del interior para que sepan que este lugar existe, que se alimenten de cultura. También traer cosas que van a ayudar a los bailarines a actualizarnos, es importante.
—Es una lista larga. ¿Cómo lo vas a lograr?
—Tocaremos puertas, llamaremos a los contactos. Un diferencial puede llegar a ser la inteligencia de poder movernos con compañías de la región y abaratar costos a la hora de traer producciones. Estoy en comunicación con Chile, con Luis Ortigosa, el director de la compañía de allá; y siempre está la posibilidad de trabajar en conjunto. No me comuniqué todavía con Paloma Herrera pero tengo intenciones de llamarla y ver qué podemos lograr. Hoy la sinergia hoy es más necesaria que nunca y el poder traer cosas de valor artístico me parece interesante.
—¿Hablaste con Bocca o Yebra?
—Con Igor no tuvimos mucha transición, con Julio estaba en comunicación porque la idea es que venga a dar clases y a tomar ensayos. También la pandemia y el que se cerrara todo a fin de año no ayudó. El 2020 fue un año de mucho aprendizaje y cambio. Como todo el mundo lo tomamos como un reinventarse y seguir con las actividades como s e pudo. Por eso creo que 2021 nos va a agarrar con herramientas que no tuvimos el año pasado.—¿Sentís que te allanaron el camino?
—Indudablemente hubo muchas personas que vinieron antes que yo e hicieron cosas maravillosas. La idea no es venir y poner mi cara, mi forma y nombre por todos lados pretendiendo que soy la primera que hace cosas. Tengo el mayor de los respetos y mucho cariño por todos los directores que han pasado por los más de 80 años de la compañía. La era Bocca cambió todo, Yebra siguió avanzando y posicionando la compañía, y lo acompañé. Estoy muy feliz de haber formado parte de esas dos direcciones y no me quiero olvidar de todos los que pasaron antes. Hubo mucha gente que trabajó para que este teatro sea una realidad, muchos bailarines que vivieron el proceso y para todos ellos, el mayor de los respetos. No vengo con los zapatos de nadie, vengo con los míos propios para seguir construyendo y sumando.
—¿Cómo es la relación con tus excompañeros ahora que sos la directora?
—Mi esencia sigue siendo la misma, me parece que va a ser un gran aprendizaje el separar esa relación personal de amistad con la profesional. Creo que no vamos a tener grandes problemas. El haber estado, acompañado y trabajado juntos es un plus gigante, por eso no me quiero olvidar de lo que era bailar, de lo que dolía, se sufría y también se divertía. Me parece que ese es el recordatorio constante que tengo que tener, pero sé que tengo que ver al ballet como un lugar en el que quiero seguir creciendo y haciendo cosas. Tengo determinado presupuesto y sé lo que se puede hacer y qué no; es encontrar el equilibrio teniendo en claro que no le voy a gustar a todo el mundo. Va a haber gente que va a estar contenta con mi proyecto, y gente que no.
—¿Volverías a bailar?
—Eso es un no rotundo. Estoy muy bien, no extraño bailar y ahora le toca a otro y a mí me va a encantar estar al frente del salón compartiendo la experiencia que tuve. Esa parte me da mucha ilusión. El estar, hacer el coaching, ver el crecimiento del artista, darle una oportunidad, ver qué hace con esa oportunidad, es lo que me tiene ansiosa.
—Sos directora del BNS, tenés una escuela de danza, sos embajadora de Unicef, hacés campañas publicitarias, tenés perfumes y hasta una biografía. ¿Cuál es el secreto del éxito?
—Me siento exitosa al compartir con mi pareja día a día, el venir a trabajar feliz, visitar a mi hermana y su familia, sumarme a algún proyecto que pueda ayudar a alguien. Me gusta involucrarme en cosas que me hacen feliz; y esto es un gran desafío con una responsabilidad y al haber aceptado lo asumo con mucha alegría. Entonces, nada, ese es mi éxito, estar tranquila con lo que he hecho y estar agradecida por las oportunidades.
Entre "Got Talent" y la familia
—Volvés como jurado a Got Talent?
—Estamos en eso, se está hablando pero no puedo confirmar nada. Al programa lo adoré, me dio otro tipo de visibilidad y desde ese lugar que ocupé pude atraer a otra gente a la danza. Además, nos llevamos muy bien entre todos, tenemos muy linda relación. Disfruté de estar en el programa, y no lo sentí como un trabajo.
—¿Hay planes de casamiento o agrandar la familia?
—Hoy estoy contestando solo preguntas de trabajo (risas). Estoy feliz como estoy.