ENTREVISTA

nicolás lauber

En octubre, el Ballet Nacional del Sodre hizo las audiciones internacionales y se presentaron casi 200 bailarines de todo el mundo para muy pocos cupos disponibles. Eso habla del nivel de la compañía que dirige María Noel Riccetto, y que se prepara para cerrar su temporada.

En diciembre, el BNS terminará el ciclo 2022 con un clásico, El lago de los cisnes, que tendrá coreografía de Raúl Candal, y vestuario y escenografía de Hugo Millán. Habrá funciones del 10 al 23 de diciembre; entradas por Tickantel desde $ 90.

Riccetto está frente a una temporada de despedidas porque, además de preparar el final de su segundo año como directora del Ballet, hoy termina otra temporada de Got Talent Uruguay. El programa la posicionó en televisión y lleva en él desde el inicio.

"Estoy feliz de haber poder formar parte de otra temporada más de Got", dice Riccetto a El País, fiel a la manera entusiasta con la que suele referirse al programa de Canal 10. "Hay nivel, hay variedad, hay pasión, dedicación y hay gente muy valiente que viene a contar sus historias de vida y a hacernos disfrutar con su talento".

"El Uruguay sigue teniendo gente talentosa y gente osada y divertida que nos hace reír, emocionar y aplaudir de pie", destaca sobre su experiencia.

El resto de esta charla con El País es una mirada a su trabajo reciente y futuro en el BNS.

—¿Cuál es el estado actual del BNS?

—Es una compañía donde hay mucho talento. Hay gente que está cumpliendo ciclos y en los próximos años va a tener que haber un recambio. Esa es una de las partes más difíciles de mi rol. Hay bailarines muy entregados, con experiencia y lo que se hizo este año fue una muestra del nivel del cuerpo de baile. Bailan todas las noches y están con la misma entrega desde la primera a la última función.

—¿Ya se vislumbra un recambio de bailarines?

—Sí, estamos entrando en un plan recambio. Es que el ballet es un arte de alto rendimiento, la carrera es corta y hay que pensar qué pasa después, porque se termina a una edad muy temprana. Parte de mi trabajo es ayudar en esa transición.

—¿Cómo se logra?

—Este año hubo un programa junto a Inefop con capacitaciones en otras áreas y rubros. Un grupo se anotó y lo terminaron. La idea es que eso continúe para poder seguir ayudando a una futura transición, o simplemente abrir la mente para que vean que hay otras cosas.

—El año pasado dijiste que tu impronta iba a tener ballets nuevos, cosas desafiantes y clásicos. ¿Se logró?

—Se hicieron cosas muy buenas. Se abrió con Giselle, después vino Pájaro de fuego, y Raymunda que requirió de muchísima gente, y se pudo hacer de buena manera. En el programa mixto hicimos una obra de Marina Sánchez y Minus 16 que fue toda una novedad para la compañía y el público porque era un lenguaje distinto. Fue un repertorio fuerte y ahora se termina con El lago de los cisnes. Pasando raya, fue un buen año.

—El BNS es como una banda de rock: la gente los sigue, agotan localidades. ¿A qué se debe?

—Sí, igual somos conscientes de que ahora se compite. Somos la compañía de danza nacional, la única que hace clásico y con el calibre que se necesita, pero se compite con espectáculos de todos lados. La situación en Argentina hace que muchos artistas de allá vengan más que antes, y a fin de mes una familia de clase media elige. Competimos con esa mamá que llevó a ver a sus hijos a Tini, y a fin de mes elige qué ver después. Soy muy consciente de que el público quiere ver el ballet clásico, el tutú. Por eso, mi desafío: educar y mostrar otras cosas en la danza. Por ejemplo, el programa mixto a mitad de año. Estos programas son difíciles de vender, pero el boca a boca funciona por el nivel de la compañía y de lo que se está mostrando.

—¿Hay un camino o una idea de hacia dónde tiene que ir la compañía?

—El objetivo es siempre seguir trayendo cosas interesantes que lo sean para el público porque nunca se vieron, pero también desafiantes para los bailarines. También tener a la compañía motivada e interesada en el repertorio y darle al público el espectáculo que esperan, y seguir descentralizando para sacar el ballet de Montevideo y llevarlo a diferentes lugares. El público del interior lo pide. Esta gira nacional fue magnífica, con entradas agotadas. Para el ballet es difícil viajar al interior y adaptarse a teatros con declive o que son más pequeños. Hay factores que la gente no se imagina; sin embargo se hace y se tiene un éxito. Me encantaría llegar a más lugares, pero hay un estándar que tenemos que cuidar. No puedo poner a los bailarines a bailar en cemento.

—¿Es verdad que el BNS empieza el año en Dubai?

—Sí, terminamos el año con esta propuesta de la Ópera de Dubai donde está involucrado Francesco Ventriglia que fue el coreógrafo de El mago de Oz hace dos años. Cuando le preguntaron por un cuerpo de baile para hacer un ballet nuevo, de cabeza se tiró por el Ballet del Sodre. Viajamos el 31 de diciembre a Dubai a hacer tres funciones de una producción totalmente nueva, se llama El ballet de los mil cuentos, con coreografía de Francesco. Van a ir 16 bailarines de la compañía. Así que inicia el año con una gran ilusión.

—¿Qué se puede esperar de la temporada 2023?

—La gran producción del año que viene va a ser La fille mal gardée con coreografía de Ricardo Alfonso, bailarín uruguayo que dirigió muchos años el Ballet del Sur en Bahía Blanca. Es una producción nueva con escenografía y vestuario de Hugo Millán, hecho en el Auditorio. Eso va a fin de año. La temporada empieza con La Tregua que se estrenó en 2020 pero se hicieron pocas funciones, con aforo del 30 %. Además, en abril inicia la gira nacional y hay redes tiradas para la gira internacional. Te di el inicio y el fin, el medio lo dejo en suspenso.

—Cambiando de tema, en tu Instagram se te ve feliz en el campo. ¿Estás viviendo allí?

—Estoy acá pero me encantaría vivir afuera. Terminamos una casa que hace pila que estábamos soñando y por la que trabajamos mucho para hacerla. Me estoy yendo todos los fines de semana que también es una posibilidad de desconectar y cortar con la semana. Está en los planes a largo plazo, pero iré viendo. Es un lugar muy lindo y tranquilo, con mucha naturaleza y una energía muy linda. Eso me hace muy bien.

Esta noche, a las 21.15 iniciará la final de la tercera temporada del concurso de Canal 10 Got Talent Uruguay. Como en ediciones anteriores será en vivo desde el auditorio Adela Reta del Sodre.

Natalia Oreiro, ausente en la última semifinal -fue reemplazada por Noelia Etcheverry- volverá a la conducción del certamen que tiene a Orlando Petinatti, Claudia Fernández, Agustín Casanova y María Noel Riccetto como jurados. Hoy no tendrán el poder de decidir quién gana, ya que esa será la voluntad del público a través de mensajes de texto la que determinará al campeón.

Los finalistas son la compañía de comedia musical Full House, el mago Leandro Furtado, la cantante Camila Iza Machado, el conjunto Levantando Polvadera, el grupo de danza Heroica Tanguera de Paysandú, la agrupación Los Sureños, el rapero El Frank, la banda Back to the Legends, el bailarín Andrés Cazeneuve y el grupo de baile Pink.

Riccetto llega a esta final con su botón dorado entre los potenciales campeones: es el caso de la banda Los Sureños, colectivo de cantores de ómnibus.