Mora Godoy, la bailarina que recorrió el mundo con el tango, se reinventó y vuelve a Uruguay con su gran show

La reconocida artista argentina se presenta este viernes en Enjoy Punta del Este, y el sábado en el Auditorio Nelly Goitiño del Sodre, con su espectáculo "La máquina tanguera". De eso y su trayectoria, Mora Godoy charló con El País.

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Mora Godoy.
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Foto: Difusión.

Bailó con Barack Obama y con los Rolling Stones, sacó a pasear a Liza Minelli y se ha presentado en escenarios de China, Rusia y buena parte del mundo. Fue compañera de Maximiliano Guerra, le hizo la coreografía y dirigió un espectáculo de Iñaki Urlezaga, participó en el Bailando por un sueño y, colgada a 40 metros de altura, hizo una apertura de Showmatch. En estos años, Mora Godoy no ha parado de crecer, llevando el tango para todos lados. "Parece que también soy buena anfitriona", comenta entre risas la bailarina, coreógrafa y jefa de su propia compañía de danza.

Si bien dice que es casi una conjunción astrológica lo que se requiere para hacer un espectáculo, Godoy lo ha logrado varias veces. "Pudimos subsistir para seguir mostrando espectáculos de primerísima calidad, con mucho esfuerzo", comenta la argentina que se presenta este viernes en Enjoy de Punta del Este y el sábado en el Auditorio Nelly Goitiño del Sodre con su espectáculo La máquina tanguera.

Se trata de un espectáculo que funciona como retrospectiva de una trayectoria que se extiende por más de tres décadas.

Por ese motivo, Godoy anuncia que no faltarán los hitos de su carrera, ni un recorrido por sus shows. "Vamos a tener imágenes de los espectáculos que hemos hecho en China o en Rusia, en la pantalla multimedia. Tampoco va a faltar 'La Cumparsita', el tango electrónico y todo mi historial tanguero", señala.

Mora Godoy.
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Foto: Difusión.

La relación de Mora Godoy con Uruguay es de larga data. "Me encanta Uruguay porque está pegado al Río de la Plata, y porque somos muy parecidos los argentinos con los uruguayos", dice.

Godoy cuenta que cuando llegó al tango, luego de varios años como bailarina de ballet, "estaba bastante apagado", aunque daba las primeras señales de revitalización. "Formé parte de ese movimiento donde bailarines y músicos volvían a poner el tango en escena. También estuvo bueno haber visto el nacimiento de muchas bandas electrónicas", comenta.

—¿Cómo ves a esa Mora que quería ser bailarina de niña y que ya llegado a todos los escenarios del mundo?
—Mucho más madura, más aplanada. Era un demonio de Tazmania, imparable. Pero esa energía me llevó a recorrer el mundo, estar en los cinco continentes, a crear mis propias obras y dirigir una compañía siendo mujer. Me llevó a muchas cosas impensadas. Y hoy, desde la tranquilidad entre comillas, te puedo decir que miro para atrás y a veces no puedo creer lo que fue el recorrido, la cantidad de cosas que he hecho y que seguiré haciendo pero con otra energía.

Mora Godoy.
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Foto: Difusión.

—¿Pensás terminar tu carrera como bailarina?
—No, quiero seguir bailando, pero hoy elijo cómo, dónde y de qué manera. Por ejemplo, volví a dar clases después de casi 20 años. Doy clases a principiantes/intermedios, repletas, en Buenos Aires, y me pone muy contenta volver a encontrarme con el público de una manera distinta.

—Espectáculos has tenido muchos. ¿Se recuerdan las victorias y no tanto las pérdidas?
—No, yo cuento todo. Porque el éxito se ha hecho de mil fracasos, a veces uno se equivoca y en esa búsqueda es donde uno puede, con fortaleza, ir para adelante y llegar a donde quiere. Aunque la pandemia nos ha cambiado a todos, fue un antes y un después. Imaginate, en 2019 hice 420 shows y de ahí pasé a hacer cero. Igual, hoy ya no querría hacer 420 shows, no me da el cuerpo y me parece una locura. También porque sentía que no estaba viviendo ni disfrutando de mi hija.

—¿Y cómo estás hoy?
—Hoy soy una Mora distinta. Me reinventé y estoy recalculando qué quiero hacer de acá en más.
 
—Ya llevaste el tango al mundo, ¿cómo es volver a enseñarlo?
—Me gusta enseñar a personas que por ahí no se imaginaban estudiar tango. Me hace muy feliz poder brindar todo lo que sé. Además tenemos un lema: en cuatro clases salís bailando, y está pasando, eso que puse la vara muy alta, pero nadie falta a las clases.

—Eso de ponerte todo al hombro es parte de tu sello, te gusta estar en todos los detalles.
—Sí, me encanta, es mi personalidad. Algunas cosas las delego, sino es imposible poder crecer, pero me gusta hacer algunas cosas en persona porque no tengo aires de grandeza ni de diva. Esa es la diferencia. Voy al supermercado sin problemas, doy las clases sin problemas, no ando con un séquito de maquilladores ni peinadores. Ahora vine a Uruguay con mi bolsito de maquillaje, me maquillé en el baño del Sodre y ahí empecé a hacer las notas. Soy supertranqui. Creo que la humildad y el trabajo es algo que me caracterizó siempre y que va a seguir así. Además, cuido cada detalle del espectáculo. Estoy en el vestuario, la iluminación, la elección de las piezas musicales, la pantalla multimedia y cada coreografía. Además trabajamos con los bailarines para no repetir los mismos trucos, porque hay unos que queremos hacer todos, pero no se puede. Hay un montón de cosas que se cuidan para buscar el balance y que no haya solo cosas muy espectaculares o muchos trucos, porque tiene que haber un momento de más tranquilidad, sino todo es muy arriba.

—¿Siempre quisiste seguir el camino del tango o fue algo que se fue dando?
—Se fue dando. Soy egresada del Colón, empecé con el ballet, que bailé muchos años, y después empecé a estudiar tango. Me acuerdo que en un bolichito me vio Miguel Ángel Zotto que era el dueño de Tango x 2, en ese momento la compañía más importante que había, y a los 15 días estaba en Londres estrenando en el teatro Sadler's Wells, que es el más importante de danza.

—¿Qué vio para ese cambio que parece de película?
—Vio a alguien que bailaba. No es que dijera “qué linda, a ver qué hace”, no. Me vio arriba de un escenario y me acuerdo que me dijo: “Es impresionante lo que transmitís. En 15 días vamos a estar en Londres”. Parecía una broma. En realidad me preguntó, “¿Te aprendés 18 coreografías en 15 días?”, a lo que le contesté: "Obvio". Y me las aprendí, no es que mentí.

 —En la compañía estuviste cinco años. ¿Ya habías empezado a pensar en Tanguera, tu primer espectáculo?
—Sí, en la compañía empecé a pensar en mi gran obra, en ese musical de tango.

—Fue un espectáculo rupturista sobre la historia del tango.
—Sí, porque fue un espectáculo pensado, creado y protagonizado por una mujer.

—¿El ambiente del tango era muy machista?
—Supermachista. Por eso fue una batalla ganada. Pensá que muchas chicas se empoderaron y eso está bueno.

Mora Godoy.
Mora Godoy.
Foto: Difusión.

—¿Y hoy cambió ese panorama?
—Cambió bastante el tema en el tango. Antes era el hombre el que elegía a las compañeras, y cuando entré en el tango dije: voy a romper con eso, y empecé a elegir yo a mis compañeros. Y hoy las chicas también eligen a sus compañeros, no solo es el hombre. Hoy es más equitativo. Nadie niega que el hombre pueda elegir una compañera, pero la mujer puede elegir de la misma manera. Aunque cabeza de compañía, soy la única.
 

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