"Lo que viene a ver la gente es a Sergio Gonal, y si siempre hice milanesa con papas fritas, no los voy a defraudar", comenta entre risas el humorista argentino que se presenta este jueves en Montevideo con Café con Sergio, espectáculo con el que también visitará Nueva Helvecia y Rocha. Para todas las funciones hay entradas en Redtickets.
Gonal fue uno de los comediantes que surgió de las filas de Videomatch a mediados de los noventa. En el programa de Marcelo Tinelli estuvo desde 1995 al 2000, y en ese tiempo creó personajes como Pajarrito, El Payaso Muralito o El Lobizón del Oeste, entre otros.
“A mí me encantaba el programa”, dice Gonal a El Pais. “Tenías los sketchs, las cámaras ocultas, los ‘raporteros’ que te hacían crítica política, y cerrabas con el show del chiste. Era perfecto. Hoy la gente está extrañando eso, y es lo que viene a ver al teatro”.
Igual entiende que su humor se ha aggiornado a los tiempos de redes sociales y de crítica fácil a los humoristas. Por eso admite que hay chistes que ya no hace. “Eso de: ‘Venía un gallego caminando’, ‘Un judío pasó por...’ o ‘Y el gordo le dijo’, se terminó”, cuenta.
“La cosificación estaba mal, como la violencia de género que contenían algunos relatos. Esto me lo explicó un psicólogo: a través de un relato se puede naturalizar una conducta, y por ahí un chico lo escucha en la tele, y no está bien. Entendí que tenía razón”, explica.
Pero no se olvida de que el humor también nace de la tragedia, y en su caso, de reírse de sí mismo. "No nos tenemos que olvidar de eso, porque a partir de ahí arranca todo. Porque si no, ya no te podés reír de nada, y reírse de uno mismo es un principio básico del humor", dice.
Gonal, entonces, cambió parte de su repertorio, aunque la gente se lo sigue pidiendo: “Saqué de mis rutinas ciertos chistes, pero al final la gente dice: ‘che, contate uno de’, y los agregás porque es lo que la gente quiere. Así, algunos se convierten en clásicos”.
—Este show que traés a Uruguay es es sobre los cambios en el humor. ¿Eso surgió con las redes sociales y el que todos podamos opinar?
—Las redes dieron mucha voz a gente que antes estaba tapada. Antes nos sentábamos a tomar un café, criticábamos a alguien y quedaba ahí. Hoy ya no porque las redes hacen una bola de nieve, un posteo lo comentan en la radio, lo suben a la tele, y cuando querés acordar hay un montón de gente opinando. No digo que esté mal, pero hay que ver de quién viene. Que un cocinero opine si está mal hecho el procedimiento de un cirujano, ¿qué sabe? En el humor pasa eso. Hay gente que nunca tuvo humor, y los que critican no tiene humor. Más en las redes, donde no sabés quién te habla. No perdamos el humor, la capacidad de reírnos, divirtámonos. La gente al teatro viene a eso.
—¿Cuál es la meta de Café con Sergio?
—Quiero recrear ese momento que te daba el café concert: la charla franca con la gente y empezar a divertirnos de manera abierta de lo que nos gusta a todos. Ese es el código que se genera entre espectador y artista. Ellos saben qué vienen a ver, y yo se los doy, no me niego.
—Además de Montevideo, vas a Nueva Helvecia y Rocha.
—Sí, el año pasado hice una gira por nueve departamentos y nos fue bárbaro. Así que pegamos una vuelta por lugares a los que no habíamos ido la vez anterior con este nuevo show.
—¿El humor tiene límite?
—El límite es el que me marco yo. Un chiste no debería de ofender a nadie porque no tiene nombre y apellido. Si te querés reír con eso o no, es un tema tuyo. Creo que se está intelectualizando mucho algo que es para sonreír. Se profundiza mucho lo que debería de ser más pasajero.
—El Lobizón del oeste había causado revuelo cuando cantaba “Marta”, pero ahora parece una canción infantil...
—Si la comparás con cualquier reggaetón o trap, es de bebé de pecho. ¿Por qué se cuestionaba al Lobizón del Oeste y a mí incluido? Recuerdo recibir críticas muy fuertes de “demasiado chabacano”, “muy grosero”, “soez”. Está bien que uno no puede ser monedita de oro para gustarle a todos, pero hoy está más fuerte eso. ¿Por qué se cuestiona tanto el humor y no cierto género musical que recontracosifica a la mujer? Porque eso no se cuestiona, de eso no se dice nada. No veo notas hablando de esto, y sin embargo sí se cuestiona al humorista y al humor.
—¿Por eso no hay programas de humor en televisión?
—Si, y fijate cómo te cambia la energía si te vas a dormir con una sonrisa o con un noticiero. Ahora estoy en Morfi que hizo una gran apuesta al humor con Pichu Straneo y Nazareno Motola. Le dan bola al humor, como accesorio de un programa que es musical. Pero yo quería juntar amigos para hacer un programa de humor y cuando llegamos al productor, me dice: “Hoy está difícil hacer humor en la televisión porque no sabemos de qué se ríe la gente”. Yo creo que hay que hacer algo y ver qué público hay. Creo que hoy un programa de humor podría funcionar. No hay espacio para el humor, pero sí para meterse en la vida del otro. Es raro. Creo que va a haber un efecto rebote y vamos a poder volver a hacer humor.