Esta noche la Comedia Nacional estrena en la Asociación Cristiana de Jóvenes (Colonia 1870) Lucas o El Contrato, un texto de Dino Armas que escenificarán Andrea Davidovics y Jimena Pérez.
Armas es uno de los autores nacionales más representados, dentro y fuera del país, y en esta entrevista él hace un balance de su carrera. Lucas se podrá ver sábados (a las 21:00) y domingos (19:00).
—¿De qué va "Lucas"?
—Es el encuentro de dos mujeres, de distinta edad y clase social, que están unidas por un hombre, Lucas. En distintos encuentros ellas se van acercando, o separando. Para mí es un melodrama, género que a mí me gusta. No hay que tenerle miedo al melodrama que exalta los sentimientos que están a flor de piel, por el texto, la actuación y la dirección.
—¿Y la versión de la Comedia?
—La puesta que hace Lucía Sommer se parece a las puestas de Bergman. Vi en los ensayos que le sacaron todo lo cotidiano que tenía la pieza, el naturalismo, y apuestan a otra mirada sobre el texto.
—Y la sala no es un espacio habitual de la Comedia Nacional.
—Apunta a una salida de la Comedia de su lugar. Buscar otros públicos, llevarla más al barrio, aunque el Cordón sea céntrico. La sala es muy confortable, para 160 personas. Y me gustaría subrayar esta apuesta de la Comedia al autor nacional, de dedicarle toda la temporada.
—¿La Comedia ya te había hecho una obra?
—Queridos cuervos, dirigida por Carlos Aguilera. Hace más de 20 años: fijate que estaban en el elenco Rosita Baffico, Sonia Repetto. ¡Qué actrices! Fue un éxito de público. Era otro tipo de obra, un grotesco.
—¿La Comedia podría haber frecuentado más tu dramaturgia?
—¡Qué pregunta! Yo pienso que sí: por algo no les interesó por 20 años mi dramaturgia. Yo pienso con son tiempos de cada uno, de la Comedia, y de uno. Tal vez toda la movida que hay de mis obras en el exterior capaz que les llamó la atención. Mi obra siempre ha sido escenificada por las cooperativas de actores, más que por las grandes instituciones de Montevideo.
—¿Hay prejuicios con tu obra?
—Yo estoy como encasillado. Cuando hacés realismo, o hacés humor, siempre te encasillan como autor menor. Cuando hacés obras que se entienden, te encasillan como un autor no intelectual. Esa mirada, además, no abarca mi obra completa; y hay muchos que se llevan por dichos, no por haber conocido mi obra.
— Falleció hace poco Víctor Manuel Leites, antes Carlos Manuel Varela, mucho antes Ricardo Prieto...
—Yo soy de la generación de Varela y de Prieto, y eso es una realidad que nos va a tocar a todos, tarde o temprano. Tiene que ser así. Y hay que darle lugar a los jóvenes: hay muchos dramaturgos interesantísimos. Es un recambio necesario: cuando yo empecé estaban Andrés Castillo, Carlos Maggi. Uno quiere como matar al padre cuando escribe: ahora me toca verme con las generaciones posteriores.
—Te sentís con cuerda para rato.
—Sí, siempre escribo. Es una lucha constante conseguir el lugar que tengo. Porque de mi generación fui el menos valorado siempre por la crítica. Era una especie de Patito Feo. Varela y Prieto siempre fueron muy alabados por la crítica, como más intelectuales. Yo fui por otro camino, más resistido.
—¿De dónde sacás tema para tanta obra?
—En la vida soy más observador que personaje. Me dedico a mirar, a escuchar. Salís a la calle y hay cantidad de temas. Y fui maestro de escuela por más de 30 años, en doble horario. Y terminé como director de escuela en Cerro Norte: fijate si tendré temas para escribir. Además siempre estuve rodeado de muchas mujeres, maestras que hablaban entre ellas como si yo no estuviera presente: hablaban de sus maridos, de sus suegras. Ahí había un campo fértil para sacar personajes. Y mis obras tienen siempre personajes femeninos importantes.
DINO ARMASCARLOS REYES