Ha trabajado en publicidad y en radio, ha hecho la locución para un programa de cocina (“lo que es gracioso, porque yo no cocino ni un pancho”, dice), cortó kiwis en Nueva Zelanda y hasta tuvo una inmobiliaria con un amigo. “Esas cosas duraron muy poco porque soy muy racional con lo que hago y me la jugué por la carrera de actuación”, confiesa el actor Gastón Torello en charla con El País. “Por suerte la vengo llevando bastante bien”.

Nacido en Buenos Aires, Torello llegó a Uruguay con 20 años; se formó en la escuela de Omar Varela, o sea Italia Fausta, y desde entonces no ha parado de trabajar.

En el último tiempo protagonizó la obra Lluvia constante, que el año pasado ganó el premio Florencio a mejor espectáculo. Trabajó en El marginal (Netflix), en la brasileña Impuros (que se filmó en parte en Uruguay y que se puede ver por Star+) y en Iosi, el espía arrepentido (Prime Video). A inicios de año hizo una breve temporada en calle Corrientes junto al argentino Martín Seefeld con la obra Holter, que antes se vio en Punta del Este, y también participó de un festival de teatro en Venezuela.

Si bien su vocación es actuar, Torello supo probarse en la dramaturgia. “Cuando de chico hice talleres de actuación, la profesora trabajaba mucho sobre la escritura y ahí me encontré con una rama de lo artístico, del teatro, que me gustaba y cada tanto, cuando estoy inspirado, escribo algo”, dice. Su primer texto es de 2009, Flashback... yo a vos no te creo nada!, y tuvo funciones en la Vieja Farmacia Solís y en Teatro de La Candela.

Y en 2023, en coincidencia con su cumpleaños número 40, el actor tomó otro riesgo y se estrenó en la dirección y en la docencia. Lo hizo en Punta del Este, donde se radicó hace tres años, aunque recién ahora siente que se instaló del todo.

Foto: Gentileza.

“Soy muy respetuoso de la docencia y este año me largué con un taller de actuación, acá en Punta del Este. Me dije: voy a probar a ver si hay gente. En dos semanas se armó el grupo y quedó gente afuera”, cuenta.

El camino de la dirección, en tanto, llegó gracias al teatro breve, un formato que consiste en obras de 15 minutos y que Torello conoció hace varios años en Buenos Aires. Desde aquel momento y junto a su socio Marco Manfrin, fantasearon con la idea de realizar algo así en Uruguay. Lo lograron y, tras probarlo con éxito en Montevideo, lo llevaron al Este.

Ahora, los jueves a las 20.30 en el restaurante Casa Proa de Punta del Este (Artigas y California), hay funciones de teatro breve en una dinámica que se mezcla con una cena de varios pasos. Entre plato y plato se realizan las obras.

“Estoy muy contento desde este otro lado, no como actor, sino como productor y director de las piezas”, comenta. “Lo interesante es que cada obra tiene su temática bien distinta. Eso permite tener un escenario totalmente distinto para cada oportunidad, y la gente logra meterse en ese mundo imaginario, que es lo que tiene la magia del teatro: hacer que el público se meta en la historia”.

“Me gusta sobre todo la parte de dirección de actores. Creo que, al ser actor, eso me da una sensibilidad que me facilita”, dice sobre la dirección.

En cuanto a su presente profesional, Torello se muestra agradecido.

Heather Pollock

“Gracias a Dios vengo de unos años laborales muy buenos en donde se han alineado muchas cosas. Creo que eso también hace que todo funcione mucho mejor. En la serie Impuros estaba con Nicolás Furtado y hacíamos de una pareja homosexual, lo que fue un desafío muy fuerte”, comenta.

“El cambio de década me recibió bien porque esta carrera varía mucho. Así como en estos momentos hay trabajo, hay épocas donde no pasa nada. Me llegaron los 40 bien desde el punto de vista laboral”, reflexiona. “Estoy muy feliz con todo lo que está pasando en Punta del Este, en José Ignacio, Santa Mónica y San Carlos, donde han aceptado esta propuesta teatral”.

“Se ve que había una necesidad de que pasen estas cosas, de que se abriese la cancha para estos espectáculos. Maldonado no es una plaza demasiado lejana para quien está en Montevideo, y hay un público con ganas de ver cosas que a veces no puede ir a Montevideo”, resalta el todoterreno que encontró, en el microteatro, un lugar donde expandirse.