Tiene 28 años, es oriundo de San Carlos, trabaja como peón en una granja turística y el martes a la noche fue coronado campeón en la última temporada de Masterchef Uruguay de Canal 10.

En la final del concurso de gastronomía que condujo Eduardo “Colo” Gianarelli, Pablo Núñez preparó como entrada una morcilla sobre hummus de remolacha, hinojo asado y queso de cabra, de plato principal ofreció un garrón de cordero braseado con vegetales grillados, salsa de pimiento y galleta de campaña, y como postre un membrillo especiado al oporto con quenelle de crema y mascarpone, licor de butiá y coral verde. Los jurados del programa, Sergio Puglia, Ximena Torres y Laurent Lainé, junto al francés Christophe Krywonis como invitado, elogiaron sus preparaciones en la final, donde se midió junto al abogado Bruno Sande, que quedó en segundo lugar.

Pablo Núñez, gracias a un crecimiento constante por el que recibió elogios en la temporada, se convirtió en el nuevo maestro de la cocina y se llevó 250.000 pesos en efectivo, un auto, un viaje a España, un curso de cocina y el trofeo de campeón de Masterchef que sostiene en sus manos durante la entrevista con El País.

Ya relajado por el final de la competencia, pero todavía nervioso por la exposición del programa, comenta que intentó mostrar lo que sabía y había aprendido de cocina básica. “Le puse constancia y empeño, como a todo lo que uno se propone”, comenta Núñez.

Sobre su desempeño a lo largo de la temporada, Núñez dice que se sintió tranquilo. “Trataba de estar a media tabla, prefería no mostrarme como un competidor fuerte hasta el último momento, para hacer esta carrera de menos a más y llegar lo mejor posible al último tiro”, explica.

El creador del curry más comentado del programa, y de las redes sociales, el “Saint Charles Curry”, tuvo que contarle la receta a sus seguidores. “En San Carlos movilizó mucho esa receta, porque ya que nombren al pueblo por algo bueno, dejó a la gente contenta, alegre y me felicitaban”, dice.

Foto: Francisco Flores.

“Estoy muy agradecido con la gente porque hay público de todas las edades viendo el programa, la gente mayor me pide fotos, también los niños y los padres me dicen que se enganchó toda la familia con el programa. Y me mandan dibujos y mensajes en las redes sociales, me piden que mande saludos de cumpleaños. Y poder dar un ejemplo y mostrar los valores que tuve en casa, me llena de orgullo”, agrega.

Núñez vivió en San Carlos, pasaba las vacaciones con sus abuelos en Castillos, y estuvo un año en Montevideo estudiando. De todos esos lugares recibió mensajes desde que apareció en el programa de cocina. “Mi maestra de primero de escuela es fanática, y me escribieron profesores del liceo y de la facultad, para apoyarme y felicitarme. Eso me llena de orgullo”, comenta. También ha recibido mensajes de espectadores de Argentina, Chile y hasta Miami. “Es una locura”, dice.

Sobre sus abuelos, comenta que son "gente muy humilde, no tenían electricidad, cocinaban todo a leña, y uno le fue agarrando el gusto por la cocina, de ver a la vieja haciendo tortas fritas, pasteles, de todo. También se hacían carneadas y de ahí salían chorizos, y se hacía todo. Vivían en el campo y tenían una vida muy sencilla, y eso sencillo fue lo que me quedó y lo que me generó el amor por la cocina. También a entender que lo material no es tan importante".

Foto: @MasterChef_Uy

Desde que lo confirmaron para hacer el cásting, no paró de ver ediciones anteriores de Masterchef, las de Uruguay y de otros países. “Siempre estudié los errores que se veían, cosas para saber qué no hacer al momento de cocinar, o cómo solucionar determinados errores en la marcha”, dice. Luchar contra el tiempo y los nervios no fue tarea sencilla, “más en estas competencias donde las eliminaciones eran complicadísimas porque cada vez que quedaban menos, los más fuertes, y se hacía más difícil. Y a uno le agarra ilusión de llegar a la meta”, comenta.

Comenta que a Montevideo había venido para estudiar Agronomía, aunque la experiencia no fue la mejor, y cuando comenzó la pandemia se volvió a sus pagos. “Empecé a trabajar y después se hizo más complicado retomar. Y Masterchef fue como una revancha, creo que las cosas pasan por algo. Porque después de lo de la facultad me avisaron que quede en el cásting, y si la vida te saca por un lado, te va a dar por otro”, comenta.

—¿Qué vas a hacer con el dinero que ganaste?
—Hay que guardarlo para después ver en qué invertirlo. Hay que ver, porque si te pones a gastar y a darte una vida que no tenés, va a durar poco.

—¿Y te vas a quedar con el auto? Porque vos andás a caballo.
—El auto pienso quedármelo, porque la oportunidad de tener un cero kilómetro no pasa siempre.

Foto: captura

—Sos peón en una granja turística, ¿cuál es tu trabajo?
—Estamos encargados del mantenimiento de la pintura, los alambres, también cuidamos los animales lo que es un trabajo de todos los días, porque no hay feriados ni días libres. Somos tres, pero hay que alimentar todos los días a los animales, y hay que estar en la vuelta.

—¿Sentís que los ingredientes autóctonos y platos tradicionales fueron tu sello en la competencia?
—Sí, en la final tenía varios ítems para llenar, pero la elección de los productos era bastante importante, y uno como aficionado a mirar el programa sabía que eran platos que no se habían hecho antes. Era una carta muy jugada pero sabía que si salía bien, les iba a gustar.

—Los jurados siempre destacaron la sazón de tus platos. ¿Eso también se aprendió de los abuelos?
—Eso fue algo que fui trabajando porque yo estoy acostumbrado a comer sin sal. Y en todos los platos que iba haciendo, tenía que probarlos para llegar al punto justo, y después empecé a sazonar y fui evolucionando para sazonar mejor.

—¿Quiénes eran los conejillos de India para probar todo eso que hacías?
—Mis amigos y mi familia. Salía con un tupper con cosas, y podían encontrar un pedazo de flan como un churrasco. Y también me entrenaba con tiempo. Trataba de hacer una receta con cronómetro para saber si era posible hacerla en una hora. Así fui probando.