Este domingo se celebró la última gala de eliminación de Gran Hermano Argentina, y Camila Lattanzio debió abandonar la casa con el 60% de los votos del público. Por lo tanto, Marcos Ginocchio, Nacho Castañares, Julieta Poggio y Romina Uhrig se convirtieron en los cuatro finalistas del exitoso reality show.

Luego de dar la noticia de que Ginocchio había cosechado el 0,78 % de los votos y Poggio el 8,99 %, el conductor, Santiago del Moro, enseñó un cartel con el rostro y el nombre de Camila y anunció que debía dejar la casa. En ese instante, la participante se levantó del sillón y, con una sonrisa, le agradeció a Del Moro, quien le indicó que debía viajar hasta el estudio de Telefe en un automóvil que la esperaba en la puerta de la casa de Gran Hermano.

Sin embargo, mientras abrazaba a sus compañeros a modo de despedida, de fondo se escuchó a la tribuna del estudio y el insistente cántico: "Tomátela, tomátela". Al oír esto, la jugadora trató de no perder la calma, pero su rostro dejó en evidencia la sorpresa.

"¿Escucharon lo que dijeron? Me van a matar cuando salga", dijo, con un gesto de notoria preocupación. Segundos más tarde abrazó a Marcos y repitió: 'Me estaban gritando. Ahora me cag… a palos. Por favor'". En ese momento, su compañero intentó calmarla y le dijo: "Tranqui. No pasa nada". Pero, de cualquier manera, justo cuando saludó a Nacho, dijo: "¡Un miedo!".

A pesar de los gritos del público que celebraba la salida de Camila, segundos antes de irse, la ahora exparticipante les deseó un buen cierre a quienes aún quedan en el programa. "Quiero agradecerles por todo lo que viví. Me voy súper contenta por conocerlos y los mayores éxitos para los cuatro", agregó.