Redacción El País
En su última emisión, Los Simpson reveló la muerte de uno de sus personajes históricos. Aunque en el universo de Springfield, Larry Dalrymple fue siempre secundario y estuvo al fondo en la taberna de Moe, era una de las caras fundacionales de la serie animada, ya que apareció desde su comienzo, en 1989. 

La partida del que también se conocía como “El Barfly”, se dio en el episodio 765, titulado “Cremas del día” y repercutió en las redes. Algunos usuarios notaron que se trató de un capítulo particularmente sensible y que toca fibras emocionales (aunque siempre con su clásico humor negro), ya que tras el funeral del personaje, Homero y sus amigos tratan de recordarlo y se dan cuenta de que nunca habían dialogado con Larry, a pesar de que el hombre siempre estaba presente en el bar.

La muerte de Larry impactó, también, por mostrar que en una serie histórica como Los Simpson —con tres décadas al aire—, incluso los personajes menos destacados son apreciados por los espectadores.

A raíz de eso Tim Long, coproductor ejecutivo de animación, lamentó por las emociones desencadenadas por el episodio. Según TMZ, el creativo pidió disculpas a los seguidores por presentar un episodio tan triste. Sin embargo, afirmó estar satisfecho con la repercusión en la audiencia.

Con humor, Long puso como ejemplo que, si algo similar sucediera con un personaje de fondo en Los Picapiedra, quizá a conmoción no se daría de la misma manera. Y que no importa cuán pequeño fue el papel de Larry, porque como los personajes de Los Simpson no mueren con frecuencia, cuando lo hacen se trata, sí, de un gran evento.

"La reacción emotiva de los fanáticos ante el episodio triste refleja el cariño perdurable hacia la serie", mencionó el tablóide.

Foto: Difusión.

Aunque nunca tuvo diálogos importantes ―se le asignaron una o dos líneas en la serie―, la presencia constante de de Larry en la taberna de Moe fue el paño de fondo para muchas de las aventuras de Homero y sus amigos.

El visitante asiduo del bar tenía siempre una mirada perdida y era descrito ocasionalmente como “el doblador de orejas” y como un hombre melancólico y raro.