Son las 16.00 del miércoles 20 de diciembre y Maxi de la Cruz recién sale de ensayar junto a su equipo del Bailando 2023. La rutina de lunes a viernes se mantiene inalterada hace algunos meses: ensayos desde las nueve de la mañana hasta la tarde, con jornadas extendidas los días en que finalmente llega a la pista de Marcelo Tinelli.
Eso le pasó este último martes. Luego de la jornada habitual, fue directo al canal para prepararse para la acción. Hizo una pasada en piso junto a su bailarina, Camila Lonigro; otro ensayo que se graba para ajustar las cámaras, luces y pantalla; y la espera hasta que lo llamaron para salir al aire. Le tocó pasadas las 11 de la noche.
La llegada de Maxi al Bailando es el broche de oro a un año que lo tuvo como protagonista indiscutido. En Uruguay condujo dos ediciones de ¿Quién es la máscara? que se mantuvo como un éxito de rating, y sigue al frente del ciclo de humor La culpa es de Colón. Además participó en las películas El duelo (Star+), con Joaquín Furriel, y aparece en unas escenas de La sociedad de la nieve, la premiada película española sobre la tragedia (o milagro) de los Andes. Siguió activo con sus unipersonales y estuvo, también, su gira teatral con Los 39 escalones y hasta el elogio de Susana Giménez, que celebró su comicidad.
El salto a la televisión argentina es corolario de este presente. Desde su aparición en el programa de Marcelo Tinelli, se posicionó como uno de los favoritos: se descubrió como bailarín, el jurado no para de elogiarlo y las previas son cada vez más largas y cada vez más graciosas. Hasta su pareja y sus hijos se han ganado la atención del conductor, que ahora lo producirá en un unipersonal de verano.
De a poco la vecina orilla comienza a rendirse ante este artista todoterreno. De eso, esta entrevista.
—Has hecho mucha televisión, pero ahora estás del otro lado del mostrador, no como presentador sino como participante. ¿Cómo se siente?
—Como que se me junta todo lo que he hecho. La televisión la tengo, y esa parte la disfruto, miro todo desde el lado profesional. Veo cómo se manejan a nivel de producción. Lo mismo con Marcelo, lo mirás con otros ojos. Pero después estoy en esto nuevo que es estar concursando, algo que nunca me había tocado. Y no solo estoy del otro lado: estoy haciendo algo totalmente diferente, salgo de mi zona de confort con el baile y compitiendo. Es un proceso que lo estoy disfrutando mucho, y el público y el jurado van viendo eso. Me encanta poder bailar y me parece que a nivel artístico me suma.
—Salvo un par de noches fallidas, te has destacado incluso en las previas con Tinelli. Imagino que salen los años de experiencia al rescate, ¿vas con ideas preparadas o salís a lo que proponga?
—A veces voy con cosas armadas, pero dejo librado un poco a ver qué pasa. Y las veces en que no nos fue tan bien, lo hemos hablado con el equipo, a nivel coreográfico y de baile no hubo errores. No nos fue bien, por ejemplo, por el personaje de El Richardt que no rindió: lo probamos, no funcionó y sabemos que no va por ahí. Eso también es la televisión, es tirar y ver qué pasa. Pero a nivel de baile estuvo bien. La vez anterior dijeron que “faltó el hot” que estaban buscando (en la ronda de reggaetón). Que estaba lindo todo, pero faltó más lamida, no sé (se ríe). Sabíamos que no íbamos a dar más que eso, porque no es nuestra esencia.
—¿Te tenés fe para llegar alto en el concurso?
—Me tengo fe, sí. Esto va avanzando y nos vamos afianzando con las chicas que son unas cracks. Me gusta, ya me sobé.
—Imagino que este 2023 es para enmarcar. Estuviste en dos ciclos en Canal 12, participaste en El duelo y La sociedad de la nieve, llegaste a la televisión argentina...
—Tremendo. Ahora con toda la vorágine del programa, como que no caes todavía, pero trato de disfrutar cada cosa. Lo de la película es tremendo. Aunque sea una escenita, para mí el estar ahí, que en los créditos pase mi nombre, ya es una ganancia. Más allá de los premios, del Oscar al que puede estar nominada, me parece que es una película que nos marca a los uruguayos porque está bien contada, bien hecha y va a quedar en nuestra historia. Formar parte de eso, es tremendo.
—Y en paralelo a los ensayos del Bailando estás preparando la obra que vas a hacer en calle Corrientes, en enero.
—Sí (se ríe), se dio eso también. Un día en medio de todo me llama Marcelo y me dice: “Vamos a juntarnos que quiero proponerte algo”. Es una locura. Yo tenía ganas de hacer algo, teníamos algo medio armado, pero cuando se dio esta propuesta le metimos a fondo y vamos a hacer un show nuevo. Lo hago con la dirección de Diego Reinhold que es un amigo, así que en medio de esto estoy ensayando y aprendiéndome la letra nueva, hay canciones también… Voy a tener que empezar a estudiar. Me encanta y ya tendré momento para estar asustado cuando se acerque el 11 de enero que se estrena y que, si seguimos en el concurso, vamos a estar por las semifinales. Entonces es una locura, pero hay que aprovecharlo y disfrutarlo. Es una mezcla de todo, porque te pasa todo eso a la vez, pero está bárbaro, y es lo que uno siempre quiso.
—Es construir una carrera del otro lado del río.
—Sí, es ir construyendo algo que ya tengo en mi país, pero acá hay que empezar de cero. Es así. Si tenés un buen producto, de a poquito se logra. En el teatro uno confía mucho en el boca a boca. Este show está bueno porque la estamos pasando bien, es algo que me gusta, pero a la vez distinto, es la primera vez que voy a hacer algo con un director que me marque cosas para hacer, mientras intentamos resolver todo con Diego que tiene una cabeza interesante, y combinarla con lo que uno pueda aportar, hacer un show con el que estamos copados. Me encanta también eso.
—Y que Tinelli apueste como productor es como la demostración de que vas por un buen camino.
—Tal cual. Que Marcelo se haya puesto al hombro... Ayer (martes), cuando tiraba el chivo de la obra, no lo podía creer. Es muy loco. Además la voy a llevar a Uruguay.
—¿La familia te hace el aguante?
—Sí, la familia está bancando toda la movida de que me voy a las nueve de la mañana y hay días que llego después de las once de la noche. Eso está bueno, porque sabemos que en un momento se acomoda y vamos a tener tiempo en el verano. O después de que termine el programa va a estar más tranquila la cosa. Pero mientras, le damos sin asco. Y todo esto con pelo además (se ríe). Estoy para hacer la toma saliendo de la pileta tirando el pelo para el costado. ¡Qué más puedo pedir!
—A todo esto, ¿vas a volver a La culpa es de Colón?
—Hay gente que me pregunta si me fui, pero la verdad es que no estoy pudiendo ir a grabar porque me tocan días que grabo acá y es complicado para el canal acomodar todo. Pero La culpa la voy a seguir haciendo, es este lapso de diciembre donde se pisaron muchas grabaciones. Ya volveremos.
—¿Para el año que viene ya tenés planes en el 12?
—La culpa seguro que sigue, y La máscara va a volver, no sé si para el primer o segundo semestre del año, pero creo que sí. No lo hablé formalmente, pero la sensación quedó.
—Este año, La máscara te permitió compartir pantalla con tu padre. ¿Cómo fue?
—Eso fue tremendo, relindo, emocionante. Me lo llevo de recuerdo para siempre.
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