Redacción El País
Tras una bajada de línea que llegó el domingo en forma de aviso, y que tuvo como objetivo estimular a los participantes a jugar, Gran Hermano Argentina dio un vuelco este lunes con un inesperado anuncio.

En la gala de ayer, Santiago del Moro —que ya le había advertido a los participantes que "esto no es un spa" ni "un hotel boutique" sino un reality show, y por lo tanto hay que darle "contenido" al público—, reveló que sonaría el misterioso teléfono rojo y que, además, se revelarían dos comunicados en sobre negro que cambiarían el juego "para siempre".

Así, una vez que sonó el teléfono que brinda premios o castigos de manera aleatoria, Joel Ojeda corrió a atenderlo y, cuando lo hizo, sonó una sirena. Todos fueron convocados al living. Cuando estuvieron allí, Del Moro les informó, uno por uno, que estaban todos nominados de cara a la gala del domingo.

Las caras de sorpresa e impacto se vieron todavía más distorsionadas cuando el conductor les anunció el siguiente giro de la semana. Es que como ya quedaron todos en placa, esta vez el voto será positivo: es decir, el miércoles, cuando vayan a nominar, no apuntarán contra los compañeros que quieren que dejen la casa, sino que con sus votos respaldarán a los que quieren que sigan.

Mientras tanto, quien gane hoy la prueba de liderazgo automáticamente dejará de correr riesgo de cara a una inminente salida.

En la gala de eliminación, el voto del público también será positivo, tal como suele ocurrir en las finales de temporada. Así, se demostrará a quiénes están apoyando los televidentes y quiénes no generan ningún tipo de atractivo para los espectadores que siguen el formato.

Pero habrá más, porque en el segundo comunicado que se leyó en la noche se leyó otro cambio de impacto, que dejó a la casa desconcertada. Es que esta semana la gala de eliminación será doble, y se irá un participante el domingo y otro el lunes, la noche en que termina Bailando. El panorama es incierto y ayer Del Moro les subrayó: "Chicos, no hay tiempo".