ENTREVISTA
La comediante habla de su 2020, su rol en "La peluquería de Don Mateo", el vacío que dejó Alberto Sonsol, y adelanta cómo será "Masterchef: Celebrity"
El año pasado fue terrible para Florencia Infante. Terminó abruptamente su ciclo en Océano FM, se separó, tuvo Covid y la pandemia no le permitió trabajar en teatro, donde dice sentirse como pez en el agua.
Hace 12 años (o más, ya no se acuerda) que Infante está en los medios, y ha pasado por todos los canales de televisión aunque dice que ahora la gente nota su presencia gracias a sus participaciones en los programas de Canal 10.
Es Capullito en la versión uruguaya de La peluquería de Don Mateo, es panelista en el programa satélite de Got Talent, Amamos el talento, ha sido conductora de El Show de la tarde cuando Paola Bianco tuvo que ausentarse por salud. Desde hoy probará sus destrezas para la cocina en Masterchef: Celebrity. Dice que hasta no llegar al lado de Blanca Rodríguez no para.
Infante era una actriz trabajando en el teatro cuando fueron unos chicos que tenían un programa de radio y les pareció divertido que ella se sumara. El programa era Segunda pelota y hasta su final, Infante estuvo presente.
Junto a sus dos hijos, y Mateo el perro que adoptaron durante la pandemia, Infante vivió los peores meses en lo laboral y personal. “Como mucha gente tenía miedo a la soledad y saber cómo voy a hacer con dos hijos; y recontra puedo con los hijos y el trabajo y siempre con alegría”, dice.
La alegría y la risa nunca faltan en la vida de Infante, quien después de mucha terapia e investigación introspectiva, entendió que vino al mundo para entretener. Y no importa si es arriba de un escenario, en la radio o en la televisión, esa es su misión, y es cuando dice sentirse viva y feliz.
Sobre La peluquería de Don Mateo, Masterchef Celebrity y la despedida de su unipersonal Intensidad, en el Movie en setiembre, habló la actriz y comediante Florencia Infante con El País.
—El año pasado te pasó de todo. ¿Qué balance hacés del 2020?
—El año pasado me la fumé toda. Económicamente, sentimentalmente, laboralmente, la salud de mi papá, la mía, todo lo que imagines que le puede pasar a alguien, todo eso me pasó. Ahora tenía que renacer, como el fénix; y gracias a lo que me pasó, es que me está pasando todo esto.
—¿Cómo han sido estos meses haciendo La peluquería de Don Mateo?
—La verdad que divino, porque La peluquería era un desafío gigante. Me contactaron en los últimos días de diciembre, me llamó Gaspar Valverde; y cuando retomamos las conversaciones en febrero empecé a hablar directamente con Álvaro Navia.
—¿Por qué era un desafío?
-Porque si bien soy actriz, siempre trabajé en los medios como conductora o comunicadora, nunca como actriz. Una sola vez había hecho una serie en Canal 12, Adicciones, que estoy como coprotagonista de uno de los episodios, Adicción a Internet que dirigió Guillermo Peluffo, pero nunca más. Entonces era un desafío porque tenía que hacer lo que sé hacer, pero nunca había hecho.
—Y en el proceso te volviste una "Chica Sofóvich". ¿Te lo imaginabas?
—Nunca pensé tener vida como para ser una "chica Sofóvich", pero me llegó. Fuera de bromas, está bueno porque cuando hablé con Álvaro, me dijo que era para ser de Capullito, y la idea era que hablara sin parar para hacer que Alberto (Sonsol) no pudiera hablar. Y eso que era un tipo que lo que más hacía era hablar e interrumpir; y era gracioso que quien hiciera callar a Alberto era una mujer. Y fue divino. Por eso el fallecimiento de Alberto que fue muy triste, fuerte y movilizador, porque ensayamos con él, y ese día se enfermó. Estuvimos hablando por Whatsapp y cuando supo que estábamos bien nos dijo que estaba tranquilo, y falleció. Fue un momento muy duro y triste.
—Si bien “el show debe continuar”, ¿cómo hicieron?
—Surgió el pensar cómo hacer para seguir. Fuimos buscando otros personajes porque hacer Capullito sin él, era muy difícil. Me acuerdo mucho del día que faltó Alberto, porque yo necesité un tiempo de estar en el estudio, y hacer un duelo. Nosotros grabamos el programa como en un falso vivo, entonces cada uno entra, hace lo suyo y sale de escena, y cada vez que salía uno se ponía a llorar porque era muy fuerte.
—¿Cómo fue la transición con Sebastián Almada?
—La transición fue muy cuidada y orgánica, porque ya era parte del equipo, y es un comediante impresionante, un compañero generoso que siempre dice cómo mejorar un sketch o un chiste para que rinda más. Y ahora, después de un tiempo de ir poniéndole el cuerpo, siento que encontramos la manera de seguir.
—¿Qué te ha dicho la gente sobre este personaje?
—Capullito mata con los niños, no sé si será por el color rosado, la forma de hablar o qué, pero les encanta a los niños.
—Hoy llegás a Masterchef: Celebrity. ¿Cómo ha sido tu preparación para el reality?
—Ha sido una locura. El año pasado me habían llamado pero no me había animado, y este año volvieron a convocarme y acepté. Como fui una de las últimas en firmar, tuve menos tiempo para prepararme, y te puedo adelantar es una locura Masterchef. No sé si la gente dimensiona que cocinamos sin receta, en tiempo real, que tenés que pasar de ser actriz a ser chef. Y si en casa había un hinojo, pescado y un caldo, saber qué hacer con eso. Eso me parece demencial, y saberte las proporciones de memoria; y además, este año está exigentísimo el nivel.
—¿En qué te defendés más, dulce o salado?
—Mirá, creo que en lo dulce, porque soy tan estudiosa y lo dulce es química. Son medidas exactas, son 200 gramos de esto, 100 de esto otro, 50 de aquello y tanto en el horno, lo hago, y si hacés la receta como es, no podés fallar. Y yo soy un ninja del estudio, vivo estudiando, entonces para mí aprenderme una receta de memoria, es una papa. Con lo dulce juego con eso a favor de la obsesión. Lo salado es más para jugar, y a veces te sale bien y otras no. Por eso creo que en lo dulce estoy mejor.
—¿Cómo es estar frente a los jurados?
—Uh. Es salado, porque uno piensa que como es Masterchef Celebrity van a ser permisivos, y nada que ver. Es la misma exigencia que en los otros Masterchef. Tal vez se aguantan de decirnos un montón de cosas horribles que nos dirían si fuéramos profesionales, pero tenerlos a los tres en frente, imponen un respeto imponente. Ya el estudio impone respeto, y desde que empezás a hacer los videos promocionales te decís: esto no es un chiste. Porque es un formato y hay que hacerlo como se debe, por eso nadie va a chotear ni a robar la plata. Todo el mundo está cocinando de verdad y escuchando la devolución de verdad. Veremos qué pasa, pero seguramente es una experiencia que va a ser un antes y un después para mi carrera. Estoy pronta para que esta bomba me explote en la cara y se traduzca en más trabajo y más teatro.
—El 3 de setiembre, además, despedís tu unipersonal, Intensidad, en el Movie.
—Sí. El año pasado estuvimos parados y este año me estoy despidiendo de Intensidad. Muy posiblemente agreguemos otra fecha; porque con esto de Masterchef siento que voy a pasar a ser muy masiva. Soy actriz y quiero que la gente que no me conozca lo haga, también poder hacer una gira por el interior como ya hice en 2019. Yo trabajé en todos los canales pero es la primera vez, y no me da vergüenza decirlo, que me siento muy valorada. El canal en cada cosa que puede me pone, es como un voto de confianza. Por eso me encantaría que no se detenga, porque estoy muy feliz. Con todo el cascoteo del año pasado, es una belleza sentirte querida. Siento que llegue a donde me estaba esperando.