TELEVISIÓN

Esta noche regresa Gonzalo Cammarota a la conducción de PH Uruguay que estrena su tercera temporada por Canal 4. Los encargados de abrir este nuevo ciclo serán Soledad Silveyra, Diego González, Divina Valeria, Paula Silva y Nelson Burgos. “Es un grupo variado”, resumió Cammarota a El País.

—¿Te gusta hacer PH?

—Disfruto mucho. Es un formato que me gusta, se adapta bien a mí, me calza y eso es importante. No me implica ningún esfuerzo conducirlo y tenemos un equipo muy bueno en la producción.

—PH es un programa surgido en pandemia. ¿Cómo ves su evolución desde los primeros tiempos?

—Tuvimos suerte pero arrancamos con la psicosis de la pandemia. Por eso en los últimos programas de 2020 decidimos hacer “Lo mejor de PH” y cancelar las grabaciones porque si llegaba a saltar un caso, le amargábamos la fiesta a todos por venir. No queríamos cargar con eso siendo un programa de televisión. El 2021 fue distinto: arrancamos y después tuvimos el parate con el acuerdo con Telefé, pero volvimos en setiembre con otra situación; la gente estaba vacunada y el contexto era distinto.

—PH te habilita a preguntar sobre la vida privada de los invitados. ¿Te ha sorprendido su disposición a abrirse?

—Cuando empezamos tenía mis dudas de cómo iban a reaccionar los invitados. También tenía dudas sobre mi desempeño y si iba a ser un espacio donde pudieran abrirse y contar historias. En general me sorprendió la disposición con la que llegan. Cada uno después elige qué cuenta y qué no, y nosotros somos respetuosos en eso. Si encontrás algo que se pueda profundizar, o una historia interesante buscas ir por ese lado, pero soy muy respetuoso de los límites que pone el invitado. Eso es lo más importante, es sagrado para mí. Si no querés contar algo, no te voy a forzar. No me interesa y a la larga ha funcionado.

—¿Cuándo ponés el límite?

—Eso lo vas viendo. Te das cuenta hasta dónde quiere ir la gente. Muchas veces me preguntan si me ayudó haber estudiado psicología para conducir PH, y creo que sí porque no podés forzar a que alguien hable de lo que no quiere.

—El “Punto de encuentro” es el lugar donde surgen las mayores confesiones. ¿Alguna te sorprendió?

—Sin dudas te sorprende y moviliza. En varios momentos me he movilizado por las situaciones que se presentan y me conecto con lo que está sintiendo el otro. Si veo que el invitado está emocionado o que le da dolor hablar de ciertas cosas, lo siento en carne propia. De la misma manera que me puedo reír de algo vergonzoso o cuando se aborda algo con humor. En ese sentido te diría que en todos los programas me pasan cosas. No me voy igual que como entré y está bueno porque el programa te cambia.

—Recién hablabas del cierre del programa por las negociaciones con Telefé. ¿Eso te afectó?

—Me he tomado trabajar en televisión como algo que está, después desaparece y vuelve. Va y viene porque hay muchos factores que intervienen. PH quedó cortado por una negociación que era ajena a mí y a cómo le iba al programa, así que he aprendido a tener esa distancia. Me hubiese gustado haber lo seguido haciendo pero lo entendimos. Además, son formatos que tienen una temporada de cinco o seis meses porque este país no tiene el volumen de invitados que puede tener otro; ser chicos te condiciona. Los medios tienen sus tiempos y por suerte tengo otras cosas. No estoy esperando que salga este proyecto, sino lo viviría de otra manera y las ansiedades serían otras.

—Tampoco exigís.

—No, soy bastante fácil de tratar. Nunca tuve perfil de divo, además sé que el canal quiere hacer el programa, y si me decís que están negociando algo, no hay problema. Es el tercer año que estoy en el 4 y hay un buen vínculo.

—Los invitados pueden repetirse y también las historias, ¿cómo manejás eso?

—Le vas buscando la vuelta, pero por suerte todos tenemos vidas suficientemente ricas como para que una persona que vino un año repita y aporte cosas diferentes. Eso implica una mayor atención de la producción, que tiene que ejercitar la memoria para no preguntar lo mismo. Más allá de eso, repetir invitados es lo más natural, porque PH transita por tantos lados diferentes que es fácil que una persona venga varias veces y tenga una perspectiva distinta de las cosas. En 2020 pensábamos una cosa y hoy es distinto. Además, siempre surge gente nueva.

—¿Hacés aportes a la hora de formular las preguntar en el programa?

—Sí, lo trabajamos con la producción. Definimos por qué lados queremos transitar; es una tarea colectiva. Después, cuando estamos grabando, el que va editando en el momento es Juan Pablo Brianza. Él me dice que salte a la pregunta nueve o a la seis porque yo estoy concentrado en los invitados y no tengo una mirada global, aunque puedo tener una idea que venimos de algo muy emotivo y que hay que pasar a algo más distendido. A veces sucede que me dan ganas de ir por determinado lugar, o de saltar a tal tema pero la mayoría de las veces me dejo llevar por la visión de Juan Pablo. Es que en los papeles pensás que tal tema va a explotar y la primera pregunta que tenés como un rompehielos va para otro lado y se genera un clima distinto en el estudio y hay que generar un nuevo orden de las preguntas.

—¿Serías un invitado de PH?

—Sí. Disfruto de las entrevistas y este es un programa particular porque te permite contestar lo que tengas ganas. Las preguntas pueden ser dirigidas a cierta temática, pero podés acomodarla como quieras y hablar de un momento feliz, triste o lo que te parezca. El tema son las historias y si están buenas, está cumplida la premisa.