ENTREVISTA
Tras el estreno de "Los Mammones" en Canal 4, Jey Mammón habló con El País sobre la popularidad del programa y reveló que está grabando un proyecto de duetos con varios artistas.
Humor, entrevistas y mucha música. Ese es el combo que ofrece Los Mammones, el programa conducido por Jey Mammón, uno de los grandes éxitos de la televisión argentina del 2021. Lo que empezó como un late night show para la programación de verano de América TV, se transformó en el programa al que todos los famosos quieren asistir.
Y, desde esta semana, el público uruguayo lo puede ver en televisión abierta desde Canal 4. Acompañado de Silvina Escudero, Gabriel Schultz y de humoristas como Pichu Straneo —que ofrece un segmento de imitaciones musicales—, Los Mammones representa la consagración de Jey Mammón en televisión. Sobre su nuevo camino, habló con El País.
—Desde esta semana, Los Mammones también se transmite por Canal 4. ¿Qué representa para vos haber llegado a la televisión abierta uruguaya?
—Siempre me pasó algo increíble con Uruguay. Desde que hago el teatro a la gorra con Estelita se generó un ida y vuelta y una comunión muy linda. Ahora que llegue a la televisión abierta con el programa que me viene dando las satisfacciones más grandes me parece hermoso. Es como una forma de ver mi crecimiento e incluso se suma público. Además, en Los Mammones participa Pichu Straneo, que es como visitar Uruguay sin viajar (risas).
—El programa fue pensado como un late night show de verano, pero se extendió y está entre los más vistos de la televisión argentina. ¿Qué balance hacés de lo que generó?
—Sí, fue un programa de verano donde nadie esperaba lo que está pasando ahora; ni la productora, ni el canal, ni yo. Sí había una proyección porque la escenografía es la misma desde el día cero. Cuando la vi por primera vez dije: “Se equivocaron” (risas). Evidentemente teníamos que ver si estábamos a la altura de la apuesta y teníamos ganas de que sucediera algo lindo, pero esto superó toda expectativa. Estoy muy feliz porque la sorpresa y la magia se redoblan, y ahora se vienen cosas interesantes. Me impresiona mucho llegar al Canal 4 porque, aunque ya tenía mucha devolución del público uruguayo, en estos días sentí un cambio exponencial. En estos días me han escrito de muchos medios uruguayos para hablar, y aunque parece medio snob, la realidad es que este año me tocó trabajar mucho y no tengo mucho tiempo; pero como sé que ustedes siempre me miman, quise hacer la nota. Así que aprovecho para pedirle disculpas a todos los medios con los que no pude hablar y les mando un saludo a todos los uruguayos, que le ponen buena onda y están siempre.
—Lo más interesante es que estás mostrando todas tus facetas. Hay espacio para el humor, entrevistas y música. Además, hablás de tu sexualidad y hasta cantás canciones religiosas. ¿Sentís que esa trasparencia te acerca al público?
—La verdad es que no me doy cuenta, pero me favorece poder disfrutar de esto sin comerme ningún viaje. Hubo cambios muy grandes en muy poquito tiempo y son años de recorrer, probar, intentar y esperar, porque siempre tuve las ganas de tener un programa a la medianoche. Es un espacio que estaba medio perdido en la televisión argentina y siento que cumplí un sueño. Si bien no lo perseguí, evidentemente en este proceso la búsqueda estuvo, y creo que llegó en el momento indicado; si pasaba antes, tal vez era más inmaduro.
—No es fácil conseguir un espacio en la televisión para mostrar todas tus facetas y presentar esa imagen tan genuina. ¿Has analizado lo que lograste?
—Sí, y de hecho me lo comentaste y sin darme cuenta me fui por otro lado. En la línea de tiempo de mi vida es como que empecé de grande, porque tengo 44 años y hace 10 arranqué a husmear en el medio. Arranqué recién a los 34 porque, hablando de lo genuino que comentás, pasé por un camino de quererme a mí y de aceptarme; y eso va desde la identidad sexual hasta cualquier otra cosa. Recién después de lograrlo, sí puede entrar al medio. Fue una experiencia positiva porque no tenía que caretear nada o hacer creer algo que no era. Me sentí seguro y de ahí surge mi transparencia, pero no lo tomo como un don.
—En una entrevista mencionaste una charla con tu terapeuta en la que le comentabas que no podías entender que Estelita tuviera un programa en la televisión y vos no. Con Los Mammones lograste dejar a un lado a tu personaje más popular. ¿Cómo fue el proceso?
—Sí, y la respuesta de mi terapeuta en esa charla fue: "Te recuerdo que Estelita sos vos”. O sea, por un lado, estuve construyendo mi camino desde otro lugar; por el otro, sacarse la peluca y los anteojos es muy simbólico y a la vez no. Más allá de eso, no me desprendí de ella. Más que dejar de ser una necesidad, es como que el tiempo empezó a quedar chico porque el piano encontró un lugar e incluso también se queda sin tiempo. Estamos hablando de retomarla, pero no sé si dentro de Los Mammones, pero Estelita es un personaje que quiero mucho y que tiene un grado de inimputabilidad que me gusta. Por ahí está bueno que los políticos, que yo no los quiero entrevistar, sí hablen con Estelita.
—El plano musical fue el que más exploraste en el programa. Incluso firmaste un contrato con Sony Music. ¿Qué estás preparando con el sello?
—Es algo que no conté nunca porque me gusta ir despacito, pero te lo voy a decir. Estoy preparando un proyecto de duetos con artistas de Sony y, en algún otro caso, con músicos que no son del sello. Vamos a grabar versiones de canciones que no sean de los invitados y no necesariamente van a ser en formato de piano y voz. Va a estar bueno para las plataformas, pero también me divierte sacar un vinilo. Esto era algo impensado para mí hace un tiempo y firmé con Sony para dos proyectos que tienen que ver con los duetos. No te puedo decir los artistas porque estamos grabando, pero me alegró que incluso me hayan llegado pedidos. Fue como:“Pará, ¿vos me estás pidiendo que grabe contigo? No lo puedo creer” (risas).
—Es que en el segmento musical se nota el disfrute de los artistas invitados. Lo mismo sucede con los televidentes, que luego te mandan mensajes. ¿Sos consciente de lo que has generado con Los Mammones?
—La verdad que no, me gusta no perder la capacidad del asombro. Por eso, cada vez que me llega un mensaje lindo me sorprendo. Incluso me comentan que hay mucha gente enferma que me cuenta cómo los acompañamos en los momentos tristes. Está esa empatía con gente muy diversa, que va desde personas de 80 años que se ponen la alarma para ver el programa hasta la familia que está cenando y que comparte un espacio entre distintas generaciones. Eso lo celebro.
—Generar esa instancia de encuentro en tiempos de pandemia es aún más importante.
—Sí, es que generamos un ambiente tranquilo y no de enfrentamiento. Además, cuando el invitado viene hay una admiración y un respeto genuino. La idea es que la persona se sienta cómoda cuando viene a tu casa. Creo que es por eso que el programa terminó gustando. Me da la sensación de que se celebra ese tono, que es tan necesario en este momento.
—Hablando de tiempos difíciles, al comienzo del ciclo sufriste la pérdida de tu padre. Me imagino que, de cierta manera, hacer Los Mammones te debe haber funcionado como un refugio emocional. ¿Lo sentís de esa manera?
—En realidad es como que siento la presencia de él. Más allá de los logros personales o grupales, porque hay una producción que trabaja un montón, hay cosas que suceden que tienen un nivel de magia que me hacen sentir que la mano protectora de él. De repente, con cómo salieron las cosas o que vino tal persona y que gustó el programa, me hacen sentir que él está acomodando los hilos. Este fue un año donde viví las dos caras del teatro: pasé por lo más triste y lo más hermoso. Es convivir con las dos cosas, que es la vida mía.
—¿Recordás algún momento de Los Mammones que te haya marcado? Puede ser por algún ida y vuelta con un invitado o por haber cumplido el sueño de cantar junto a un músico.
—Esta semana me voy a dar un gustito con un invitado (risas). En este tiempo han pasado cosas impensadas como ir a de invitado a Otro Mundo, el espacio de Cris Morena, y haber establecido amistad con gente que uno admiraba previamente, como me pasa con los Pimpinela. Este laburo me ha dado la posibilidad de hacerme amigo de gente que admiro y eso me fascina. Pero las bisagras fueron muchas, y no solo a lo largo de Los Mammones, sino en todo el camino. Ojalá que nunca paren y que siempre haya cosas nuevas que me sorprendan. Por lo menos, yo me conformo con el disfrute de haber vivido todo lo que viví porque, la verdad, no se puede pedir mucho más.