ENTREVISTA
El periodista argentino habla de "Hache", la serie documental que estrena el miércoles en Star+, de su presente, de cómo han cambiado los medios y de Argentina
Jorge Lanata sigue virgen de redes sociales. Toda una conducta que mantiene a rajatabla: las fisgonea, pero no tiene cuentas ni participa en ellas. “Hablo cuatro horas por día en la radio y una hora en la televisión -argumenta su firme actitud-; no necesito hablar más. ¿Qué carajo más voy a decir en Twitter?”
Si esas 21 horas semanales ya son bastantes, desde este miércoles Star+ ofrecerá completa la primera temporada de Hache, una serie documental que agregará otras siete horas más a puro Lanata, pero en versión menos urgente y perecedera que la vorágine de noticias de todo tenor que pasan por su voz y presencia, en los medios audiovisuales, y por su pluma, en su columna en Clarín.
Tal como sucede con las previas a los estrenos de grandes producciones internacionales, Lanata es el epicentro de un verdadero junket de prensa. A su alrededor se mueve el personal haciendo cumplir con tensa amabilidad los horarios de una exigente agenda en la que se van sucediendo representantes de distintos medios. Él, como siempre, está sentado a la cabecera de la mesa del comedor del amplio departamento en el que vive, a pocos metros del estudio, desde el que conduce diariamente su Lanata sin filtro, que emite Radio Mitre. Todas las paredes están tapizadas por cuadros de afamados artistas plásticos muertos y vivos que serían la envidia de cualquier galería de arte, la veta coleccionista que no oculta y que con el paso del tiempo parece acentuarse más.
¿Le queda tiempo para alguna cosa más? “Voy a empezar a escribir la historia de la corrupción en la Argentina, del Virreinato para acá”, anuncia. ¿Y la salud? El miércoles, muchos oyentes se alarmaron porque tuvo que tomar la posta Jésica Bossi. “Fue un dolor intenso de espalda”, explica. Y agrega: “Estoy muy cansado, duermo poco porque laburo mucho, pero estoy bien. Ahora mismo, si nadie me habla me duermo”.
Pero nadie se quedará callado, especialmente él, que tiene que dar cuenta de su nueva criatura, mientras fuma un cigarrillo tras otro. Si no, no sería Lanata.
—¿Qué es Hache?
—Hay una diferencia importante que marcar con respecto a los documentales tradicionales. Mientras aquellos hablan de cosas que pasaron, este habla de cosas que están pasando. Es muy distinto. Acá hay periodismo, pero con la seriedad del documental. Es un programa que no tiene archivos porque de todo lo que se habla sucede en este momento. Los protagonistas, con sus distintos puntos de vista, son actuales, pero el tratamiento es de documental.
—Vos trabajás todo el tiempo con novedades que perecen muy rápido. En cambio, Hache se produce con mucha anticipación.
—Estamos haciendo ocho capítulos por año. ¿Cuántos programas de PPT haré en un año? ¿unos 60? Mirá la diferencia. Acá primero hay cuatro cámaras, un equipo grande de gente, equipos que viajan y que no. Después tenés tres o cuatro meses más de posproducción. Hay que subtitular y la calidad técnica es increíble. Todo eso lleva tiempo. Arrancamos antes de la pandemia, tuvimos que parar y fuimos retomando desde febrero del año pasado. Un año y medio para ocho capítulos. Son cortos, duran entre 30 y 40 minutos. Los temas son actuales, no de coyuntura. Género y eutanasia no van a cambiar en dos meses.
—¿Por qué anunciaste que no vas a hacer más PPT?
—Hace 12 años que lo hago. Yo no estuve 12 años nunca en ningún lugar en toda mi carrera. Es la primera vez que me sucede en mi vida. Ya está. A otra cosa. Si me preguntás si profesionalmente esto me interesa más, te digo que sí. Entre el cotilleo pelotudo de los políticos y temas que tienen más que ver con la vida, me interesa más esto. Igual el año que viene voy a seguir, por las elecciones.
—Que el programa de radio que hacés todos los días dure cuatro horas, ¿no te termina alienando?
—No es un programa político típico; es una revista. Me divierto, me cago de risa, hablo de cualquier cosa, es mucho más relajado el programa de radio que el de la tele. Trabajo en la radio desde que tenía 14 años, es como estar en mi casa. Si dejo PPT, mi cuerda con la política y con la vida argentina va por seguir a través de la radio, que también hace 12 años que hago y hace 12 años que estamos primeros, un delirio.
—Igual, aquella televisión en la que llegaste a tener 30 puntos ya fue, ¿no?
—Creo que estamos en un momento de transición que todos estamos viviendo. La TV abierta va a quedar para el entretenimiento, eventos y noticias en vivo. Todo lo demás va a ir a plataformas. Los chicos no ven más televisión. Lo que es raro es lo que pasó con la radio, cuya audiencia creció durante la pandemia y no bajó después. A mí me escuchan 800.000 personas todos los días solo acá en Buenos Aires. Es mucha gente.
—¿Hay que informar y, al mismo tiempo, entretener?
—Totalmente, entretener es un básico en los medios. Si no entretenés, no te escucha la gente. Ahora mismo estamos tratando de tener una conversación entretenida porque si no, la gente que lea tu nota se va a embolar. El problema es con qué elementos entretenés; si lo hacés con un humor imbécil o con elementos bastardos y berretas. Tenés montón de maneras de entretener que no sean brutas.
—¿En qué formatos nuevos estás pensando? En 2015 proyectabas abrir un sitio en Internet, con sede en Miami, y fuiste conductor de un programa de entretenimientos. No funcionaron.
—Lo de Miami se cayó porque lo que me ofrecían era menos de lo que ganaba acá y ser famoso en Miami no me interesa. Lo del programa de entretenimientos fue loco porque lo levanté cuando estaba haciendo siete puntos. Ahí fui yo el enfermo que no quería bajar de dos dígitos y por eso lo terminé levantando. Ahora estoy pensando cómo renovar la parte formal de los documentales y algunas entrevistas. Quiero hacer una serie de entrevistas con superestrellas, como en su momento hice con Woody Allen. Pero quiero que se pueda hacer algo nuevo en las formas, porque si no, siempre es plano y contraplano. Hay que buscarle una vuelta y estoy en eso.
—¿Cuánto tienen que ver las redes sociales en lo que vos un día denominaste como “la grieta”?
—Pensé que la grieta se había aquietado, pero en el último tiempo empeoró. Son tan insoportables los K como los antiK. Ningún fanático es soportable. Las redes empezaron siendo algo de comodidad para el lector y terminaron siendo una trampa. La comodidad era que “yo te voy a dar las cosas que a vos te interesan”, decía Google. El problema es que terminó siendo únicamente las cosas que te interesan y ahí cagaste porque lo bueno que tiene de meterse en una biblioteca que no conocés es lo que vas a descubrir, no lo que vas a buscar. En ese sentido, las redes crearon una trampa porque somos cuatro hablando en un ascensor. Pensamos que eso es la realidad y no lo es. Creo que este momento es bien de transición. Nosotros, los que estamos en los medios, descubrimos al público. Pensábamos que eran de determinada manera, pero no estábamos seguros. Ahora estamos seguros porque los podemos leer todos los días. A veces no son tan inteligentes como pensábamos. A veces son bastante miserables. Hay mucho resentimiento en las redes.
—En definitiva, ¿qué va a encontrar ese público en Hache?
—Temas nuevos en conflicto, que están vibrando ahora. No hay bajada de línea. Eso es lo mejor que tiene.
Lo que se verá en la primera temporada
Los siete temas que dan título a cada uno de los capítulos de la primera temporada de Hache (habrá una segunda que ya se empezó a grabar) son Género, Ansiedad, Eutanasia, Justicia, Dark Web, Felicidad y Like. ¿Por qué?
“El elemento común es que son fenómenos que están sucediendo hoy”, dice Lanata. “No hay nada hecho, por ejemplo, sobre la Dark Web. Es la primera vez que se aborda. (...) En temas que los medios sí trataron mucho procuramos darles otra vuelta. Por ejemplo, en el capítulo sobre género, entrevistamos a un tipo embarazado en Estados Unidos. También seguimos el proceso de reasignación de sexo de un chico acá, en Buenos Aires, antes y después de la operación”, relata el periodista y conductor, como para ejemplificar qué es lo que se podrá ver desde el miércoles en Star+.