ENTREVISTA
El cantante se presenta este sábado en la Semana de la Cerveza de Paysandú, y habla de su agenda cargada, sus planes y de su rol en "La Voz Uruguay"
Son días agitados para Lucas Sugo que vive esta vuelta a los escenarios como un renacer. "El chasis a veces siente el rigor, pero hay que seguir de largo", dice entre risas el cantante y jurado de La Voz Uruguay.
No es para menos. Hoy estará en la Semana de la Cerveza, el miércoles en la Criolla del Parque Roosevelt, y a la noche en Illescas, Lavalleja. El viernes, su cumpleaños 44° lo festeja en Rivera, pero de noche va a cantar a un baile en Vichadero. Su agenda siempre ha sido así, entre espectáculos en grandes escenarios y pequeños bailes. "Porque no me olvido de dónde vengo", comenta.
Mientras prepara el DVD Canciones que amo 2 que se va a lanzar en mayo, y el disco Lucas Sugo - Grandes éxitos, para fin de año tiene un gran objetivo en mente: el Estadio Centenario. Estará allí con la Orquesta Filarmónica de Montevideo, el 8 de octubre, y las entradas están a la venta en el sitio Acceso Ya.
"Es el desafío más grande en mi carrera", dice Sugo. "Llegar al Centenario simboliza mucho, y ahí va a estar el gurí soñador, el que tocaba en las parrilladas en Rivera, el que iba a los bailes de campaña. Todavía está ese gurí en mi corazón, y va a estar en el Centenario".
Pero las actividades no se terminan allí. A fines de abril se presentará en el Gran Rex de Buenos Aires donde llega con entradas agotadas, y a los pocos días cantará en el Teatro Colón, invitado para el show de Valeria Lynch.
—Después te vas a España, Chile, Perú y Ecuador. ¿Hay que pensar en los nuevos mercados?
—Los que estamos en esto siempre soñamos con la carrera internacional y de a poquito nos acercamos. Han sido pasos chicos pero firmes y constantes. Igualmente no quiero que la gente piense que porque uno se lanza a una carrera internacional descuida a los suyos, jamás. El sentimiento de gratitud está en ir a esos bailes y festivales del interior, y si además se puede, buscar nuevos mercados.
—¿Cómo ha sido la experiencia de ser jurado y verte en La voz?
—Debo confesar que tenía una mochila grande de responsabilidad, porque se trata de aguas en las que no he buceado. Eso incrementaba el nerviosismo porque yo vengo de los escenarios y por más que tuve un programa en Canal 4, era otro mambo. Era una charla entre pares, esto es un programa de nivel mundial. Estos primeros episodios que he visto me inflan el pecho de alegría y gratitud porque demuestra que acá se pueden generar estos contenidos que se ven igual a las versiones de otros países. Y uno trata estar al nivel.
—¿Te hubieras anotado en un programa así cuando arrancabas?
—Hubiera hecho la fila, pernoctando, para buscar esas oportunidades, porque no son moneda corriente. Si tenés realmente un sueño y querés ir hacia él, la persistencia está en ese tipo de actitudes. Y La Voz es una puerta hermosa que se abre, y hay que quedar con la mano a la miseria de tanto golpear, porque en algún momento se abren.
—Sos el ejemplo de eso.
—Estuve más de 20 años golpeando puertas en el interior, cantando de todo, pero las cosas no se me dieron en “cinco minutos y nada más”, como dice la canción: fueron años. Eso se debe a que en mí siempre estuvo la palabra constancia como buque insignia del camino. A mí, el reconocimiento se me dio después de pasados los 30 años y tengo una carrera solista desde 2013.
—Siempre tenés una palabra de aliento para los participantes.
—Sí. Hay veces que miro La Voz y me veo en ellos. Hay compatibilidad de emociones. Cuando estamos en las “audiciones a ciegas” escucho una voz pero también juega lo emocional, lo que puede transmitir. Eso lo notás en la actitud vocal, si viene con ganas de lograr cosas o solo a intentarlo.
—En el episodio anterior estuviste a punto de elegir a Lucas Dianessi. ¿Te arrepentís de no haberte girado por el o algún otro?
—No, no me arrepiento; y sobre ese caso me di cuenta que apreté el botón cuando sentí la emoción, y no antes. Por eso estoy conforme, porque uno se da cuenta que a veces hay errores en la afinación, hay emociones que faltan en la interpretación y todo es juega para que no te des vuelta. Juega la afinación pero también la interpretación, lo que te hace sentir, pero cada vez que me doy vuelta, lo que reconozco es la calidez de la persona que está en el escenario buscando alcanzar su sueño.