Lucía Rodríguez atiende la llamada de El País de pantuflas y mientras termina de lavar los platos y poner una tanda de ropa que, espera, se seque en la tarde, aunque ella desconfía. Es una imagen muy distinta a la que se podrá ver mañana, a las 21.15 en Canal 12, cuando se estrenen los nuevos episodios de Trato Hecho: Edición parejas que conduce junto a Germán Medina.

“Estamos superexpectantes, porque es un programa que nos encanta hacer”, dice Rodríguez del formato que se convirtió en un clásico de La Tele y antes condujeron Sebastián “Loco” Abreu y Maxi de la Cruz.

“Me escribían pidiendo que volviera el programa porque los entretenía mucho, y me gusta que se hagan programas nacionales y de entretenimientos. Está bueno que los canales sigan apostando a eso”, dice.

El formato, dinámico y familiar, no ha variado desde su llegada a Uruguay en 2019: un participante (o pareja en este caso) elige un maletín entre un montón, y tiene que ir descartando los demás. La meta es que el que escogió tenga el millón de pesos, el premio máximo del programa.

“Es un programa que me encanta porque me recuerda cuando era chica. El plan era sentarnos a cenar y mirar algún programa uruguayo. Crecí con eso y me parece divino cuando te convertís, por la pantalla, en parte de esa reunión familiar. Están todos cenando, mirando y jugando porque el programa permite eso. Hasta el final no sabés qué es lo que puede pasar. Me encanta ser parte de eso porque el entretenimiento es algo supernecesario para la gente en tiempos donde estás bombardeado de noticias malas”, comenta.

Esa sensación, dice Rodríguez, también la vivió cuando hacía La culpa es de Colón, que comenzó durante la pandemia. “La gente nos decía que éramos el ratito para desprenderse de lo que está pasando e irte a dormir con una sonrisa. Me gusta ser parte de eso, está bueno el trabajo así”, dice.

Y esa alegría también se contagia, como se pudo ver cuando Natalia y Gastón ganaron el millón de pesos, el año pasado. “Fue un momento increíble”, resume Rodríguez y explica: “Trato Hecho tiene un sistema igual en todo el mundo, y es que nadie sabe dónde está el millón. El escribano lo coloca con los maletines tapados, así que nadie sabe nada. Por eso, cuando se revela el monto es un momento de verdad, porque te metés en la vida de la gente y lo que más querés es que se lleven todo el dinero que puedan conseguir”.

Es difícil quedarse hasta el final cuando hay ofertas interesantes, y por eso pocas parejas que lo consiguen. “En esta pareja, él estaba superconvencido. Decía: ‘voy a ir hasta el final’, y se llevó el millón nomás. Hace poco me escribieron que con el premio pudieron completar lo que necesitaban para comprar una casa y me quedé recontenta. Te hacés parte de esa historia y de esa familia. Eso está de más”, dice.

La edición Parejas también regala un auto, si el monto del maletín elegido y el que tiene Medina en su escritorio coinciden. “El año pasado salieron un montón de autos. Hay gente que tiene suerte. También tenés de las otras, que la mala suerte los acompaña y se van con 10 pesos, pero la idea es que igual la pasen bien, tengan un momento divertido y sea una experiencia disfrutable para ellos”, agrega Rodríguez.

Foto: Difusión

—En la grabación del primer programa de Trato Hecho estabas con algo de miedo, pero después te soltaste. ¿Cómo ves tu evolución como conductora?

—Eso es lo que me define: puedo tener miedo pero lo hago igual. Soy bastante inconsciente pero de ese momento a ahora, es increíble porque todos confiaron en mí. Cuando me dijeron para conducir Trato Hecho les dije: “ustedes están locos”, porque no sabía qué hacer, dónde pararme, había que tener cuidado de no tapar las cámaras, además te habla alguien por la cucaracha, y encima la responsabilidad de agarrar un programa que ya habían hecho muy bien Maxi de la Cruz y el Loco Abreu. El temor era ese, a lo desconocido. Pero se trabaja tan lindo, es un equipo que te ayuda mucho. El primer programa estaba muy emocionada porque me pasaba eso de verlo de espectadora. Muchas veces sentimos que la gente en la tele es inalcanzable, y yo me siento una persona común y corriente que logró llegar a la tele, y eso es muy emocionante. Igual me sigo mandando macanas, y por la cucaracha me dicen: “correte”, “no des la espalda”. Sigo aprendiendo.

—Empezaste a foguearte en pantalla con Desayunos informales donde llegaste para cubrir una suplencia, pero te quedaste.

—Sí, Desayunos fue una escuela para intentar hacer algo distinto, salir de mi zona de confort que son la comedia y los escenarios. Eran épocas difíciles de la pandemia y un día podía entrevistar a un cantante y al otro a un científico. Y ahí no podés hacer agua. No podés decir cualquier cosa o meter un chiste en el medio de algo serio. Me tocó adaptarme a ese lugar y a aprender de mis compañeros. Irme de ahí fue una decisión muy difícil, lo extraño todos los días, y volvería porque todos fueron muy generosos conmigo.

Foto: Difusión

—Fuiste Figura máxima del Carnaval, y con las Colonas agotaron todas las funciones de teatro.

—Sí, nos hicimos un grupo de amigas maravillosas. Nos fuimos a México de vacaciones, cosas impensadas. A La culpa lo remamos juntas, y tuvo éxito. Cuando la llevamos al teatro nos encontramos con mucha gente que todavía nos quería ver. Ni bien temine (la obra) Bajo terapia, donde están Cata (Ferrand) y Luciana (Acuña), vamos a volver con Disculpadas porque nos divertimos un montón.

—¿Estás preparando un espectáculo nuevo para este año?

—Estoy en medio de una crisis creativa. ¿De qué hablo? Estoy en eso, en sentarme frente a la hoja en blanco. Mi humor es vivencial, hablo de mí, me río de mí y lo que me pasa, y cuando el otro se identifica surge la magia y se ríen. Me gusta así, pero ya dije tanto que no sé de qué hablar. Tengo ideas, quiero algo con música porque me encanta y hablar de que estoy más grande y madura, pero me encuentro en ese momento que me tiene que bajar la inspiración.