ESTRENO

Mañana, a las 21.15 regresa Fuego Sagrado a la pantalla de Canal 12. El concurso de asadores amateur que tiene como jurados a los chefs Lucía Soria, Federico Desseno y Aldo Cauteruccio buscará al nuevo maestro parrillero tras la victoria del feriante Juan José Etchevarne, campeón del año pasado.

"La primera temporada fue superpositiva", dijo Lucía Soria a El País. “Si bien es un reality de cocina, se sale del típico formato: es más humano y tradicionalista ya que valora mucho el vínculo que tenemos en el Río de la Plata con el fuego”.

Esta nueva temporada, para la que se anotaron más de 1.200 personas de todo el país, viene con cambios. Además de tener nuevo día -ahora serán los jueves después de la edición central de Telemundo- Fuego Sagrado 2 tiene nueva locación.

El resto de la dinámica se mantiene: entran 30 participantes y mañana van a quedar los que serán parte del reality.

En la primera temporada, además de intentar conseguir una buena preparación, los participantes tenían que superar los problemas de cocinar al aire libre, en La Baguala, respetando una forma típica que tenemos de asar en el Río de la Plata.

“Cuando salís a la intemperie, prendés un fueguito”, , dijo Soria. “Para mí eso es parte del valor de nuestra cultura del asado. Donde sea que estemos, agarrás tres palos y ya está. Esa forma de cocinar es algo que tomamos como algo natural, pero en el mundo no es tan así. Esas son las cosas que me parecen especiales del vínculo que tenemos con el fuego”.

El problema del viento, el frío o la lluvia no estará en esta temporada que se grabó en la vieja fábrica Ford ubicada en el barrio Bella Vista que cerró en 1985 y ha servido de locación para producciones audiovisuales.

“Es un lugar increíble, una fábrica como las de antes con aberturas imponentes, construcciones muy bien hechas y ventanas altísimas”, dijo Soria.

La primera temporada de Fuego Sagrado también sirvió para foguear a dos de sus jurados, quienes no habían tenido experiencia en televisión.

“A Federico y Aldo los veo más afianzados en sus funciones y en el grupo”, dijo Soria.

—Se renueva el lugar, ¿también la exigencia?

—Creo que somos exigentes pero para que aprendan, no para el show. Queremos que mejoren y tratamos de pasarles lo que sabemos o aprendimos para que les sea una herramienta más para seguir en la competencia. Siento que esa es nuestra función, más allá de juzgar y definir quién lo hizo mejor o peor ese día, es dar esa devolución desde el aprendizaje. No nos interesa ser exigentes por el hecho de exigir.

—El año pasado, entre los desafíos había que seleccionar la madera para las distintas carnes. ¿Eso se mantiene?

—Sí. Esta temporada tiene desafíos de todo tipo y tratamos de no repetirnos con respecto a las propuestas anteriores. Sí hay un montón de tipos de leña que van a usar de acuerdo a las cocciones, pero lo que noto en esta temporada que hay un gran aprendizaje de los participantes por haber sido televidentes del año pasado. Eso es interesante porque ya saben cómo es el juego y tienen más confianza. Ya van a ver las diferencias, pero los desafíos son bastante diferentes y sobre todo muy divertidos.

—Volviendo a la docencia, ¿cómo se maneja esa balanza de la exigencia cuando estás con cocineros amateurs?

—Para mí el aprender requiere exigir, entonces a veces se ve más el lado de la exigencia que del aprendizaje y es esa balanza la que hay que saber manejar bien. Además pasa que es algo que me gusta hacer y creo que a algunas personas he ayudado a mejorar su alimentación diaria que es lo que más deseo. Quiero que cuando estés haciendo una ensalada digas: “le sumo un crocante porque va a quedar bien”, o acompañes una carne con una criollita. Esas cosas hay que ir sumándolas a tu vida diaria para divertirnos más a la hora de comer.

—A veces, mientras se aprende surgen las frustraciones. ¿Sirve más un participante que hace todo bien o que va mejorando con los programas?

—Son muy intensos los períodos de grabación y exponerse a entrar en un reality show ya tiene su carga de nervios. Todo se vive muy a flor de piel, entonces creo que los que sacan el mayor provecho de la experiencia son aquellos que abren las orejas, la cabeza y tratan de tomar las cosas que les decimos. No desde el lado de la crítica sino desde la posibilidad de mejorar lo que uno hace. Cuanto más maleable sos y no te lo tomás personal, mejor es porque nadie está juzgando a la persona. Nuestra tarea es juzgar lo que cocinaste. Obviamente que tiene mucho que ver con la persona porque podés estar más nervioso o calmo y eso juega mucho en la competencia, pero es eso. Queremos que los asadores vengan a pasar una experiencia, a competir pero a aprender y que ese proceso sea enriquecedor para ellos.