Marley: "Mirko está súper saludable y feliz, y eso es lo único que me importa"

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El conductor argentino estrenó, en Paramount +, "Mirko y Marley", un reality sobre su vida como padre soltero; en esta entrevista habla sobre el programa y la paternidad

El padre es uno de los grandes referentes de la televisión, el hijo (de tan sólo 4 años) es el niño más popular de las redes sociales. Y partir de ayer abrieron las puertas de su intimidad en Marley y Mirko, el reality de Paramount+ en el que compartirán momentos de su vida familiar.

“Es muy gracioso porque va a seguir nuestro día a día, nuestros viajes (que son los que hacemos en nuestra vida personal, por fuera de Por el mundo) y mis fracasos como padre cuando Mirko se encapricha. Van a estar nuestros familiares y los amigos que nos acompañan siempre, como Florencia (Peña), la “Negra” Vernacci, (Humberto) Tortonese, Lizy (Tagliani), Georgina (Barbarossa)”, había adelantado Alejandro “Marley” Wiebe en una entrevista de la que este es un fragmento de la entrevista.

—¿Cómo surgió la idea de este reality?

—La propuesta llego de parte de ViacomCBS y la verdad que me sorprendió, nunca imaginé hacer algo así. Yo soy muy fan de los realities, me gustan, me divierten pero yo nunca conté demasiado de mi vida. Así que lo pensé bastante y me animé, porque la forma en cómo yo me convertí en padre siempre ha servido de ejemplo para muchos. Mi caso inspiró a muchas mujeres y hombres a hacerlo, y quizá ayude a abrirle la cabeza a mucha más gente, a hacer un cambio en sus vidas.

—Siempre fuiste muy cuidadoso con tu vida privada pero, a partir de la llegada de Mirko, abriste una puerta a tu intimidad… ¿A qué se debe el cambio?

—Me agarró de sorpresa, no fue algo planificado. Sí planifique durante muchos años ser padre y cuando de repente sucedió es como que se me frenó la vida. Literalmente cuando me llamaron y me dijeron “hay embarazo”, quedé congelado. Estaba caminando por la calle, escuchando música y no podía avanzar, me agarró un shock. La gente pasaba por al lado mío y me decían cosas y yo no los escuchaba, como en las películas. Los meses siguientes fueron caóticos porque empecé a ordenar mi vida y a prepararme para su llegada, porque una cosa es un plan y otra una realidad donde vos sabés que sos el total responsable de esa vida que está en camino. Cuando lo conté me di cuenta que la gente no entendía lo que estaba pasando, aunque la respuesta fue mucho mejor de lo que pensaba.

—¿Qué esperabas que pasara?

—Esperaba críticas y fue todo lo contrario. Gente muy mayor que me abrazaba en el medio de la calle y me decía: “Qué buena decisión tomaste”, cuando yo pensé que ellos lo iban a entender menos. Lo que sí no entendían mucho era esto de quién es la madre biológica, por qué la subrogante es otra, cómo Mirko salió rubio si quien lo tuvo en su vientre es una persona de color. Entonces dije: “Es el momento de abrir un poco mi vida y mostrar mi intimidad”. Una buena oportunidad para explicarle a la gente que todos los días me pregunta por este tema y para inspirar también a quienes no se animan a hacerlo.

—¿Cómo tomas las críticas por exponer tanto a Mirko?

—No me importan mucho porque siempre de todo hay dos campanas. Me pasa todos los días con Por el mundo, que tenes a los que te dicen “¡Qué genial! ¡Qué graciosos que son!”, y a los otros que dicen “Estos son dos tarados” (risas). Uno no puede esperar que todo el mundo esté de acuerdo con uno y tampoco te lo podes tomar tan en serio. Yo creo que uno es el que vive y el que sabe hasta dónde está bien. En mi caso, Mirko está súper saludable y feliz, y eso es lo único que me importa. Está teniendo una infancia maravillosa porque tanto viaje y tantas cosas que está viviendo le abrieron la cabeza y va a un ritmo más acelerado de la edad que tiene. Y eso creo que es por el estimulo de la infancia que está llevando.

—¿En qué cosas lo notás?

—El hecho de estar un día jugando con un chico japonés y al otro día con un alemán, hace que vaya incorporando los idiomas, tenga otra sociabilidad. De repente, un día viene y me habla en francés y al otro día en italiano, y cuando no sabe inventa las palabras imitando la tonada. O sea, te sigue la conversación con un par de palabras correctas y después dice cualquier cosa (risas). Es muy gracioso. Yo igual entiendo las críticas porque vienen de la experiencia propia de cada uno pero, en el caso de Mirko, él está muy bien. Aparte ya toma sus propias decisiones y si te dice: “Yo quiero ir”, viene. “Yo no quiero ir”, no viene. Yo estoy grabando y cuando él quiere aparecer, aparece y cuando no quiere no; son todas decisiones de él.

—¿Cómo sos como papá?

—Soy bastante permisivo, le doy mucha libertad y me cuesta ponerle límites, aunque se los pongo. Todo esto se va a ver en el reality porque es lo que pasa a diario, así que van a ver mis fracasos como padre cuando no logro convencerlo de algo, cuando se encapricha (porque tiene mucho carácter), cuando tengo que tironearlo para meterlo en la bañera porque no quiere y termino todo empapado, cuando no quiere ir a la escuela e intento ponerle el pantalón entre sus pataleos. Es todo re difícil y decís: “¿Y si lo dejo faltar?”. Llega un momento que no podés más pero bueno, uno va aprendiendo a ser padre en el camino y creo que hasta el momento estoy haciendo un buen trabajo. Veremos qué me depara la adolescencia.

—¿Qué querés para su crianza?

—Los límites me cuestan pero los necesita y si no lo hago ahora... Una famosa (que no voy a dar el nombre pero que dice ser muy caprichosa), una vez me dijo: “Muy bien en ponerle límites, porque si no se los ponés va a terminar como yo, que soy una caprichosa”. Conclusión: ¡Hay que ponerle limites! (risas). Pero también trato de ponerle objetivos para que entienda que las cosas cuestan. No quiero un chico maleducado o un chico que no entienda el esfuerzo de conseguir las cosas. Quiero que tenga que luchar por lo que quiere, que las consiga, que las logre, que tenga objetivos en la vida.

—Ser padre es muy difícil y padre soltero imagino que aún más… ¿Quiénes te acompañan en este camino?

—Todos los chicos que viajan conmigo (Federico, Fernando, Nico) son familia para Mirko, porque los ve todos los días. Con cada uno tiene una relación particular y un juego distinto. Después, tengo niñeras pero en estos últimos tres o cuatro meses vino Sofía (que es la prima de un amigo) que vive en España, porque con este tema del covid y de las vacunas y de los permisos para cada país no podía viajar con quienes me ayudan en la Argentina. Así que por suerte apareció Sofía, que es maestra jardinera y, además de cuidarlo, lo ayuda en sus clases de alemán y de inglés que tanto le divierte hacer todos los días.

—¿Cómo hacés para que con cuatro años no viva el desarraigo o no extrañe tanto?

—Él vive dos vidas muy opuestas, porque cuando estamos en la Argentina vive una vida de niño muy común, en la que todos los días se levanta a las 7 de la mañana, desayunamos, yo lo llevo al jardín, lo busco a la tarde y después juega con todos los amiguitos del barrio. Es un nene muy sociable, así que va casa por casa, o a veces caen todos los chicos en mi casa hasta la hora del baño. O sea que tiene una vida normal y él sabe que esa rutina se quiebra cuando empiezan los viajes, y la verdad que viajar le encanta. Recién hoy me dijo por primera vez: “¿Cuándo volvemos a Buenos Aires? Quiero estar con Oma (la abuela), el tío y mis amigos”. Igual con los amigos se mandan videos todo el tiempo. Tiene una amiga que se hizo en Escocia y sus conversaciones son muy graciosas. Los chicos de hoy tiene otra forma de comunicarse, algo impensado años atrás.

—¿En qué cosas te ves reflejado en él?

—Se ríe igual que yo. Yo tengo esa forma bastante particular de reírme y él hace absolutamente lo mismo, explota de risa con todo. Además, tiene una carcajada muy contagiosa, nos vivimos tentando mutuamente. En el resto, lo veo como una versión superadora de mí. El es mucho más sociable que yo, mucho más amiguero, es súper inteligente. Tiene un razonamiento y unas explicaciones que no podemos creer los planteos que hace a su edad.

—¿Cuál fue la pregunta más difícil que te hizo, esa que más te costó responder?

—Cada tanto pregunta por la madre, y al principio me costaba, pero ahora ya no porque lo entendió bien. Entendió que tiene papá y que, no es que no tiene mamá, pero que ella no está acá con nosotros. Yo le expliqué que papá quería tanto tener un hijo tan bueno y hermoso como él y que le pidió ayuda a una mujer (le dije su nombre), que vive muy lejos y que fue tan buena que me ayudó. Y ahí se quedó tranquilo porque me dijo: “Ah, entonces esa mujer es mi mamá”. Hasta ahí llegamos. A veces cuando vamos a la plaza lo escucho que habla con los otros nenes y les dice: “¿Esa es tu mamá? Yo tengo papá. Mi mamá está muy muy lejos pero acá tengo a Sofía y a mi abuela”. Por supuesto que a medida que vaya avanzando en edad y vaya preguntando le iré contando más. Yo tengo fotos de su madre biológica, de su familia, de sus tíos y abuelos de Rusia. Sé sus historias, a qué se dedica cada uno, y todo eso lo irá comprendiendo con el pasar del tiempo.

—¿Tenés ganas de volver a ser padre?

—Sí y quería hacerlo ni bien él nació. Pensaba al año ya darle un hermanito, pero la verdad que después la realidad me superó. No es tan fácil como yo pensaba y admiro mucho a las madres que los crían solas porque es un re laburo. Bueno, y a las madres que los crían con sus maridos también, porque mi mamá nos crio con su marido pero sin ayuda. En esa época estaban los roles de la mujer y el hombre muy delimitados, y ella tuvo toda la carga. Su trabajo fue mucho más fuerte que lo que hacía mi papá, que era ir a trabajar todos los días y volver tarde a la noche. No te das cuenta hasta que lo vivís, y la realidad es que no pude hacerlo enseguida porque estaba agotado y no me daba el cuerpo. Es mucha la responsabilidad, son muchas las horas y lo que uno tiene que hacer. Ahora que ya está más grandecito y más independiente, que toma sus decisiones y te dice qué quiere y qué no, podría ser. Aparte extraño esa parte de tener un bebito tan chiquitito entre brazos, ese olorcito a bebé. Pero bueno, obviamente va a depender de la naturaleza o de Dios porque esto es así, se da o no se da.

—¿Lo harías de la misma forma (por subrogación de vientre) o pensaste en la posibilidad de adoptar?

—No, lo haría de la misma forma. Estamos viendo de empezar con todo pero hay que ver si se da. Es algo que todavía no lo sé, son varios pasos que hay que seguir, así que hay que esperar. El reality va a mostrar todo este proceso y los tiempos que lleva todo. Ojalá que este programa logre que empiecen a salir leyes al respecto, para que todo el mundo pueda lograrlo de una manera más normal en la Argentina.

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