Noelia Carnales tras el triunfo en "Bake Off": "Estoy orgullosa de haberme animado"

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Noelia Carnales. Foto: Leo Mainé.

ENTREVISTA

La piloto de 34 años se llevó un premio de 600 mil pesos en productos: "Va a ser un impulso para mis proyectos", anticipó horas después de convertirse en la ganadora de Bake Off Uruguay.

Noelia Carnales. Foto: Leo Mainé.
Noelia Carnales. Foto: Leo Mainé.

Fue una noche que quedará para siempre en la memoria de Noelia Carnales. La piloto de 34 años se convirtió el pasado miércoles en la campeona de la segunda temporada de Bake Off Uruguay en el marco de una final a pura emoción. Con los ojos llenos de lágrimas, le dedicó el triunfo a su familia, que le brindó un apoyo incondicional frente a este desafío. Apenas unas horas después de su consagración, la nueva mejor pastelera amateur de Uruguay habló con El País sobre su paso por el reality y recordó los duros golpes en su infancia que la terminaron arrimando al arte de la gastronomía.

-¿Cómo viviste la final del programa?

-Con mucha emoción. Contenta por el trayecto recorrido. Había dudado en presentarme y ahora estoy feliz de haberlo hecho. Estoy orgullosa de haberme animado.

-¿Sentías que eras la candidata a ganar? Tu nombre era el que sonaba con más fuerza en las redes…

-Sabía que tenía mucho respaldo en las redes, pero la decisión era exclusivamente del jurado, así que no sabía lo que podía pasar. Tenía esperanzas, pero estaban las dos posibilidades. Lo que sí me pasó es que desde hace tiempo me veía finalista. En el transcurso del programa me fui afianzando y me fui sintiendo cada vez más segura.

-¿Cómo lo vivió tu familia, que te acompañó a la definición del resultado?

-Ellos estaban muy emocionados. Estaban mi hija, mi esposo, mis suegros y una amiga que es la madrina de mi hija. Ellos estaban más ansiosos que yo y con más expectativa. Mi suegro estuvo llorando desde que empezó hasta que terminó el programa.

-Ganaste 300 mil pesos en productos y el resto en efectivo, ¿ya sabés qué vas a hacer con los premios?

-Son un impulso para los proyectos que se vienen. En cualquier momento los voy a anunciar. Los premios me van a ayudar a solventar algunos gastos de estos proyectos. El primero está más vinculado a dar clases y talleres, y más adelante voy a pensar en algo como un local.

-¿Cómo se hacía para disfrutar de cada jornada en la carpa con toda la carga de estrés que tenían encima?

-Aprendí a disfrutar con el transcurso de los programas. Al principio, por más que me iba bien, sufría. A medida que me fui acostumbrando a las cámaras me fui soltando. Empecé a disfrutar más hacia el final. Sabía que todo era un juego y que si me iba no era tan importante, así que me lo empecé a tomar de esa manera.

-¿Qué dirías que es lo más complejo de participar en un reality de pastelería?

-Lo más difícil era que cuando algo te estaba saliendo mal venían las cámaras a mostrar lo que te estaba pasando, y encima venían productores a pedirte que cuentes a cámara qué era lo que te estaba saliendo mal. Una se sentía en un caos y encima tenía todo ese barullo alrededor. Había que concentrarse y lidiar con todo eso a la vez.

-¿Qué tan agotadoras eran las jornadas del rodaje?

-Eran realmente agotadoras. Empezábamos siete y media de la mañana y volvíamos a casa a las 10 de la noche, y al otro día de vuelta. El día de la final ya estábamos muy cansadas. Cuando terminamos la última torta con Camila nos tiramos en el pasto y aflojamos. Habíamos acumulado mucho cansancio mental y físico.

-¿Qué tan real es la buena onda que en pantalla parecía que se había generado en el grupo?

-Es real. Congeniamos entre todos porque tenemos el gusto en común por la pastelería y eso ayudó mucho. Se formaron lindas amistades. Todo el grupo siempre fue muy unido. Con los que hablo más son Andrea, Mathías, Nicolás y Camila.

-¿Recordás cuál fue tu primer contacto con la cocina?

-Sí. Mi infancia fue linda, pero se complicó cuando tenía 11 años y mi hermano 7. A mi padre le diagnosticaron un tumor cerebral y al año siguiente a mi madre le encontraron un cáncer de mama. Durante un tiempo los dos estuvieron internados, con operaciones y tratamientos, entonces yo me acerqué a la cocina porque me tenía que hacer cargo de muchas cosas del hogar. Yo me quedaba sola con mi hermano en casa. Mi padre falleció al año siguiente, y mi madre está bien hasta hoy.

-¿Y después de esa situación seguiste utilizando la pastelería como una distracción?

-En 2014 me empecé a enfocar más en la pastelería porque hacía tortas para mis sobrinos. Arranqué de una forma muy amateur y aprendí mirando recetas y videos.

-Contaste también una situación muy difícil que te tocó atravesar cuando te quemaste parte del pie con apenas cuatro años, ¿tenés recuerdos de aquel episodio?

-Sí, tengo recuerdos de verme el pie quemado y de las curaciones. Me tuvieron que hacer injerto, me hicieron unas operaciones que no funcionaron hasta que me hicieron una con la piel de un bebé, cuya mamá había donado sus órganos. Esa operación finalmente funcionó. Si no hubiera funcionado, no podría haber hecho aviación...

-A muchos les llamó la atención tu trabajo como piloto en la Fuerza Aérea, ¿siempre te interesó ese rubro?

-Yo fui a liceo militar y ahí visualicé la posibilidad de hacer la carrera de la Fuerza Aérea. La carrera incluye un régimen de internado y al tercer año se hace una selección, que tiene 15 horas de vuelo. Allí se decide si uno es aviador u otra especialización. Es muy competitivo. Hoy soy instructora y me gusta toda la parte académica. Es muy emocionante cuando uno ayuda de cero a un alumno y después ve que termina literalmente volando solo.

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