Es jueves de mañana, llueve sin parar y Paola Bianco pausa el mate, se pone un abrigo y sale a darle de comer a sus perros que la esperan en el patio. También aprovecha y entra las plantas que ya recibieron suficiente agua de lluvia. La jardinería le gusta, le da tranquilidad, y se nota por la variedad de verdes y flores en su casa.
La comunicadora, actriz, madre de cuatro, que tiene más de tres décadas de carrera en los medios dice estar ansiosa por el estreno de Mi casa es tu casa, el ciclo de entrevistas que regresa esta noche, a las 23.00 a Canal 10. El set vuelve a ser su casa.
Esta vez, se suma el chef Nano Gamio ocupando el lugar del humor. “Nos queremos mucho con Fabio (Alberti, el chef y comediante argentino que participó en la primera temporada), pero el humor cortaba la profundidad de la entrevista que podía ser una anécdota divertida”, cuenta Bianco. “El resto del equipo se mantiene. Está Martín Angiolini y la banda Los Caseros, y el equipo increíble de técnicos y cámaras. Con Álvaro (García, coproductor del ciclo) estamos a la par, lo que no es fácil porque es mi pareja. Le ponemos mucho amor y creo que se nota que queremos mucho este producto”.
Esta noche estrenarán la segunda temporada, pero ya piensan en la tercera. “Podemos usar otros ambientes que hay en la casa”, dice. “Estamos pensando qué se puede renovar. Podemos usar los fogones de afuera. Siempre es lindo tener una zanahoria ahí adelante”.
—¿Cómo es trabajar con tu pareja?
—Nunca me había pasado, y está buenísimo. Empezamos trabajando juntos sin ser nada, y nos enganchamos. Cuando empezamos a salir queríamos hacer algo juntos y se nos ocurrió esto, aprovechando que tengo una casa que lo permite.
—Te llevás seis años con él, ¿se siente la diferencia de edad?.
—Me repesa la diferencia, nunca estuve con alguien más joven.
—Esta segunda temporada inicia con Maxi de la Cruz, a quien conocés desde siempre.
—De toda la vida: desde los nueve años. Pensé que iba a ser más difícil porque nos conocemos de memoria, o que nos íbamos a tentar, pero nos controlamos. Me encantó entrevistarlo porque trabajamos en canales diferentes y hasta hace poco no nos podíamos cruzar. Fueron tantos años juntos, es mi hermano, y es la primera vez que le abro las puertas con cámara, porque es el Tío Maxi para mis hijos.
—¿Te sorprendió lo que dijo algún invitado?
—Sí, porque han dicho cosas que no había escuchado en televisión. Todos me sorprendieron. En la primera y en esta temporada.
—¿Cómo se lleva una vida tan pública siendo madre?
—Somos Uruguay, nunca tuve un problema. Siempre fui una mamá muy presente, y por eso he tenido parates en la carrera. Tengo 47 años y empecé a los nueve, es mucho. En cualquier momento me jubilan. Me llevo bien porque están más grandes los nenes y hay que darles alas y dejarlos ser un poquito más independientes de mamita, aunque son los cuatro remimosos. Me llena de orgullo cuando me dicen que son buenos amigos, eso me importa más que la nota.
—Vos eras “traga” de niña.
—Sí, era Sote, abanderada, de sacarme 12. Creo que porque me crie en el Sodre. Hacía la Escuela Nacional de Danza y el Coro del Sodre, era una vida super estructurada y rigurosa. Y con mis hijos quiero lo contrario, cuanto más les pueda alivianar, mejor. Igual, yo no lo viví como una carga, al contrario, era la primera que quería hacer todo lo que hice. Pero ahora de pensar cómo fue mi infancia, me canso. Tomaba la leche en el ómnibus, sino no llegaba a la primera clase, y está buenísimo pero a la vez me perdí millones de cumpleaños. Con Maxi decimos que éramos “medio palomas” porque no salíamos a bailar, yo no tomo alcohol, el casi que tampoco, porque nos daba vergüenza. Mirá si nos veían. Le puede pasar a cualquier adolescente que tome, pero si éramos nosotros era horrible porque iban a hablar. Y eran tiempos donde no había redes sociales, que tarados, hubiéramos hecho de todo.
—La idea de abrir las puertas de tu casa, es como un guiño a tantos años entrando a la casa de la audiencia.
—Sí, empecé muy chica y siempre estoy en la casa de la gente. Por eso me dicen: “estás más gorda”, “más flaca”, “¿te resfriaste?”, “te maquillaste distinto”, como si fueran de mi familia, y me gusta que se sientan parte de mi casa. En las redes muestro que es mi casa, aunque hay gente que cree que es un estudio. He sido invitada a otros programas, y se siente estar en un estudio de televisión, te da esa cosa de distancia porque te dicen: “corte”, o “va de nuevo”, y acá desde que entran es como estar en la casa de una amiga.
—¿Conocías a todos los invitados del ciclo?
—No, a muchos no conocía, y se fueron siendo amigos.
—Además de ser en tu casa, ¿en qué se diferencia este ciclo de otros programas de entrevistas que has hecho?
—He hecho muchas entrevistas, pero con preguntas más armadas. Acá no hay nada de eso. Es una charla y ahí sale la entrevista. Eso me encanta, porque es escuchar y ver qué me dice el otro. No las preparo como: “en tal año te pasó tal cosa”, vamos hablando y así surge todo. Tengo palabras que preparo como disparadores porque sé que los van a llevar a algún lugar, pero fueron para lugares que no tenía previsto. En El show de la tarde en los primeros años, todos los días hice una entrevista y me la preparaba, pero eran entrevistas para televisión más crudas, más en vivo.
—Tengo que cambiarte de tema y preguntarte cómo cayó el anuncio del final de El show de la tarde.
—Lo tomo como positivo para renovarnos y pensar que vamos a volver. Si lo pienso como un final, me pongo a llorar. Se hace complicado hacer el programa sabiendo que terminamos el 29 de setiembre y no sabemos cuándo volvemos. Es una temporada que cerró antes porque el año pasado finalizó en octubre. No queremos que sea un velorio, aunque lo está siendo porque todo el mundo nos da el pésame. Con la cabeza puesta en volver estoy haciendo este mes, sino se me hace redifícil. Me opaca la alegría que tengo por Mi casa es tu casa.
—¿Cómo se sobrelleva?
—En equipo. Para mí lo más importante son los equipos, soy una fundamentalista en eso. Y estamos todos en la misma.
—Imagino que no es la primera vez que te han dicho que se termina un programa.
—No, ya estoy acostumbrada. Pero en este caso creo que se puede solucionar.
—Con una vida frente a las cámaras, ¿hay algún pendiente o arrepentimiento?
—Me arrepiento de no haber estudiado, pero porque no pude, no me daban los tiempos. Igual no es algo que me haya quedado, y hoy no lo haría, porque si quisiera me anoto ahora en facultad y listo.
—¿Qué hubieras querido estudiar?
—Quería hacer asistencia social, nada que ver. La carrera de Ciencias de la comunicación no la conocía nadie.
¿Quiénes son los invitados de la segunda temporada de Mi casa es tu casa?
“Quería a Eunice Castro porque está buenísimo hablar de ella como persona resiliente. Después vino “El Piñe”, lo amenacé de muerte aunque como apareció tuve que cancelar los sicarios (se ríe), y pasó divino: hasta tocó la guitarra. Como se abrió el corralito de los canales, siempre quise a Maxi y se dio y Victoria Rodríguez con quien nos queremos mucho y si bien competimos en el mismo horario, antes de salir al aire por chat me dice cualquier cosa. Está buenísimo mostrar que acá somos pocos, nos conocemos, y está todo bien entre nosotros. También conseguimos a Luis Alberto Carballo que es amigo, y me pareció buenísima la idea de traer a otra competencia; pasamos bárbaro. Después vinieron Fernando Cabrera, Valeria Lynch y Emiliano Brancciari”, adelantó Bianco.