FABIÁN MURO
El término "Efecto dominó" fue acuñado, dicen, por Dwight E. Eisenhower para ilustrar una doctrina de política internacional, en los años posteriores a la II Guerra Mundial. También es el título del nuevo disco de La Teja Pride.
El disco, que salió a la venta ayer, es el tercero en la historia del grupo, que comenzó hace una década en el barrio del cual se enorgullecen ("pride", en inglés, significa orgullo). Los diez años no serán celebrados de manera especial. "No, la edición del disco ya es festejo suficiente", dicen los hermanos Mattioli, Leonidas y Davich.
El grupo se propuso dejar descansar el costado más iracundo y hacer un álbum menos sombrío que Tiempos modernos, el anterior. Los Mattioli explican que Efecto dominó está, al menos en parte, pensado como si fuera un "DJ set", o sea una sucesión de temas enganchados para bailar. "O como un sound system", dice Davich, en referencia a la modalidad, nacida en Jamaica, de juntar a varios discjockeys y raperos para generar baile y fiesta, en donde sea.
"Es que ya no somos adolescentes", dice Leonidas sobre el nuevo espíritu de La Teja Pride: "Ya no tenemos todo el tiempo ganas de matarnos, ni tampoco andar con cara de enojados. Hasta rapeamos de manera menos enfática ahora".
Para Davich, otra influencia importante en el nuevo enfoque musical fue la incorporación plena al grupo del rapero Nicolás Barragán, quien hace tiempo orbita en torno a La Teja Pride. "Él siempre estuvo cerca. Grabó en nuestros primeros dos discos, fue invitado a conciertos... Pero trabajaba en Colonia, y venía a Montevideo solo los fines de semana. Ahora ya está incorporado y estar con él te contagia. ¡Barragán te alegra el día!", comenta entre risas el rapero y letrista.
Otro cambio es la vuelta a La Teja Pride de Leonardo Rodríguez, alias DJ Irish, a las bandejas. Otro más es que la banda por primera vez se mete con el reggae ("siempre quisimos hacer eso, porque siempre nos gustó mucho, pero nunca se daba, estábamos como más duros...", dice Leonidas). También por primera vez, la banda hace un `cover` en uno de sus discos, en este caso de la canción Bella ciao, el famoso himno partisano.
CAMBIOS Y CONSTANTES. Leonidas, a punto de defender su tesis en Sociología ("Es sobre los estereotipos de género en la televisión", dice con un libro de Pierre Bourdieu en la mano), ya no rapea tanto. "Me fui para atrás de las máquinas. En este disco rapeo esporádicamente y en vivo prefiero estar entre las bandejas y las computadoras, como un `selector`."
Son muchas primeras veces y cambios. Pero hay una constante, algo que permanece inalterado en la trayectoria de La Teja Pride: los discos son producidos artísticamente por Daniel Anselmi (en el caso de Efecto dominó, también el grupo es acreditado en ese rubro).
"¿Si vamos a trabajar siempre con él? Es una buena pregunta, pero no tengo la respuesta", comenta Davich. "Ya vamos por nuestra tercera grabación juntos y hay una confianza y un conocimiento que son difíciles de descartar. Porque eso hace que puedas obviar muchas preocupaciones y detalles y dedicarte a la composición y grabación".
Junto a Anselmi, los músicos definieron y ensamblaron un álbum de 16 composiciones que pasea por varios estilos, mezcla lenguajes -francés, italiano, castellano-y cuenta con una extensa lista de invitados.
Acorde con la costumbre de poblar de nombres los créditos de los discos de hip-hop, Efecto dominó rebosa de aportes externos: desde Barcelona, el ex integrante del Peyote Asesino, Fernando Santullo, rima en Iskra, el tema que abre el disco. Y en el resto del repertorio hay gente tan poco conocida (por ahora) como Cucarachas Sound System, Luisa Pereira, Lys Gainza, Marcela Schenck y Óscar Naya. Lo de ensamblar no es gratuito: buena parte de Efecto dominó se armó a partir de archivos sonoros que provenían de orígenes muy disímiles: una charla casera entre amigos, la voz de Lorena Nader en una radio comunitaria en Berlín, las rimas de Santullo desde su casa, en Barcelona. Todo para redondear un trabajo colectivo.
Seductor collage de sonidos
Todo empieza, y muy bien, con la voz de Fernando Santullo que rima, apoyado en un arreglo cargado de solemnidad y misterio, sobre el orgullo de ser de La Teja. El ex Peyote Asesino consiguió meter su característica cadencia -que ahora adquirió un aire a Zitarrosa- en un disco de La Teja luego de algunos afectuosos insultos ("Nos dijo de todo porque no lo invitamos en Tiempos modernos", dicen riendo los hermanos Mattioli).
Cuando Santullo concluye su participación vienen los ritmos sintetizados, espesos y ácidos de Ganarle a la ciudad, otro de los tantos aciertos de Efecto dominó, el mejor disco de la banda hasta la fecha. Si el debut fue una agradable sorpresa -impregnada tanto por el hip-hop como por las oníricas texturas al estilo de Moby- y Tiempos modernos una densa diatriba, el nuevo transita con soltura y comodidad por el hip-hop, el rock, la música electrónica, la bossa, el dub y el reggae.
Hay una mayor fluidez cuando Davich, Leonidas y Barragán entrelazan sus rapeos. También es evidente la integración armoniosa y seductora entre las múltiples piezas del collage sonoro de La Teja Pride: guitarra, bajo y batería dialogan sin complejos y casi sin distinciones con los sampleos, las secuencias y los característicos sonidos de la púa del tocadiscos raspando el vinilo, eso a lo que los raperos llaman "scratch".
El recurso de enganchar una canción con otra como si se tratara de una sesión de un discjockey en una pista de baile, le otorga a Efecto dominó no solo un carácter contagiosamente bailable. También consigue producir la sensación de estar escuchando un álbum y no una inconexa y ecléctica sucesión de canciones.
LAS PIEZAS PREVIAS DEL DOMINÓ
Filosofías de insomnio
2003
Primer paso. Antes de grabar el disco, La Teja Pride se había destacado en el certamen Bandplugged.Los músicos no llegaron a la final, pero sí generaron el interés suficiente como para que Bizarro Records apostara por las canciones de la banda. La apuesta fue acertada: el álbum vendió un poco más de mil ejemplares, cifra nada despreciable en el mercado local y aun más llamativa por tratarse de un debut. El disco, además, les dio dos Premios Graffiti: Revelación y Álbum de Electrónica.
Tiempos Modernos
2005
Con una guiñada a la película de Charles Chaplin desde el título, La Teja recurre una vez más a Barragán y Contra Las Cuerdas como raperos invitados. También está el cantante de Buenos Muchachos, Pedro Dalton, en el recitado de Ciudad dínamo, entre otros. Teñido de desencanto e indignación por el estado de ciertas cosas -como las leyes imperantes en el mercado laboral-uno de los temas más destacados,1985, mezclaba "scratches" y la voz de Zitarrosa, en Adagio en mi país.
EL HIP-HOP, LA POLÍTICA Y EL ACCIONAR CRÍTICO
"El rock, o el hip hop, es Coca Cola, como la que me estoy tomando en este momento", dice Leonidas con una botella de la famosa marca de bebidas en la mano. Para el (casi) sociólogo, una banda puede decir muchas cosas, incluso puede articular opiniones políticas, pero no hay que confundirse: "No es una escuela de pensamiento, no es ideología. Es una banda, punto". Asumida como una agrupación contestataria, La Teja Pride participa de campañas en favor o en contra de lo que consideren justo o pertinente, sin seguir otra línea partidaria que la propia. "Tal vez, a nosotros no nos causa problemas tener letras que otros llamarían panfletarias. A lo que sí nos oponemos, o al menos me opongo yo, es a ser dogmático", sostiene. El compromiso y la militancia política tienen sus bemoles, pero también sus recompensas. Este año, tanto Leonidas como Davich tuvieron la oportunidad de viajar, por intercambios entre Organizaciones No Gubernamentales y radios comunitarias, a lugares como Mali (Davich) y Alemania (Leonidas). "Ahí participé de las protestas contra el G-8, en la ciudad de Rostock, que reunieron a 150.000 personas de muchos países. Y todos cantaban Bella ciao. Los italianos, por supuesto, pero también los alemanes, que le cambiaban la letra para cantarla en su idioma. Vine tan contagiado de esa melodía que hicimos esa versión que incluimos en el disco", concluye Leonidas.
RARA AVIS DEL ROCK URUGUAYO
A pesar de ser el estilo más popular y exitoso de la música pop en buena parte del mundo, el hip hop nunca echó raíces demasiado profundas en Uruguay. Hace un poco más de una década, El Peyote Asesino sacaba su primer disco, titulado como el grupo y que luego tendría una versión internacional con Terraja, producido por Gustavo Santaolalla, que cerró la historia de la banda. Tres años después del Peyote Asesino, otro grupo que mezclaba rimas, "beats" y "scratches" con guitarra, bajo y batería, Plátano Macho, sacó también su único trabajo, The perro convention. Ese impulso inicial no logró contribuir a consolidar una corriente de grupos que experimentaran y adaptaran el género a las condiciones locales. Hoy, cuando La Teja Pride ya va por su tercer disco, tampoco hay señales de que la cultura rock uruguaya tenga un espacio para el hip hop, a excepción de Luciano Supervielle, para quien el estilo es una importante fuente de inspiración. "A esta altura, creo que la culpa de que no hayan más discos editados de hip hop uruguayo, de que todo se siga haciendo al nivel más `under`, es de las propias bandas. Tan difícil no puede ser, ¿no? Nosotros ya vamos por nuestro tercer disco, o sea, se puede", afirma Davich. Su hermano, en tanto, opina que hay mucho prejuicio y miedo. "Hay gente que no lleva su canción o demo a un programa de radio porque justo se trata de un espacio de rock. ¿Y? ¿Cuál es el problema? ¡Si el hip-hop es parte de la cultura rock!", dice convencido Leonidas.