CARLOS REYES
En el subsuelo del Teatro Solís se está llevando adelante la exposición "Bicentenario + 100. Futuros vestuarios". En ella se reúnen, en un buen montaje, bocetos, diseños, videos y piezas de vestuario que vale la pena estudiar con detenimiento.
La exposición surgió de una invitación que el Centro de Investigación, Documentación y Difusión de las Artes Escénicas (Ciddae) le hizo al Instituto Strasser. Con curaduría de María Inés Strasser, allí se exponen interesantes diseños sobre vestuarios imaginarios, que toman obras de teatro ya consagradas, para imaginar cómo podrían subir a escena esos personajes dentro de un siglo.
Las obras elegidas son de referencia para la historia del teatro uruguayo: 1810, de Yamandú Rodríguez, El león ciego, de Ernesto Herrera, La espada desnuda, de Juan León Bengoa, y Barranca abajo, de Florencio Sánchez. Es decir, clásicos criollistas que ya han sido llevados a escena, repetidas veces, por grupos teatrales emblemáticos, empezando por la Comedia Nacional. Vestuaristas de otras épocas, como Carlos Carvalho, Eduardo Malet y Hugo Mazza, son evocados de alguna manera en estos trabajos.
La exposición en cuestión exhibe, entre otros elementos, viejos bocetos sobre cómo abordaron los vestuaristas de décadas atrás esas obras. En ese sentido, el visitante encuentra también elementos que provocan nostalgia, y que recuerdan nombres tan especiales como Maruja Santullo, Carmen Casnell, Margot Cottens y, por supuesto, Estela Medina.
Ya había una lectura de época en los trabajos que aquellos viejos vestuaristas, que reinterpretaban el vestuario criollo con una estética de avanzada. La ecuación se multiplica con esta exposición que en base a aquellos trabajos, proyecta los diseños de directores que aún no han nacido.
Los nombres en juego son muchos. Jennifer Acosta, Lucía Arobba, Mariana Fernández, Daniela Chenlo, Noelia Hernández, son algunas de las diseñadoras que se sumaron al proyecto. El Ciddae propuso los textos, en base a obras teatrales vinculadas con el Centenario (la exposición fue inaugurada el pasado 18 de noviembre), y las diseñadores eligieron los personajes de esas obras que más les interesaran vestir.
El proceso que culminó con la inauguración de la exposición transcurrió durante medio año, en reuniones semanales en la modalidad de taller teórico práctico. En primer lugar se estudiaron las características del personaje dentro de la obra y su correlato en el terreno del vestuario, según lo que cada diseñador quisiera expresar.
Además se experimentó con materiales, cortes y técnicas de confección. Y uno de los aspectos que más llama la atención del resultado es la diversidad de materiales en juego, y la calidad de los mismos. Cuero, cuerina, cinta tejida, tul, algodón, tafeta, encaje, puntillas, raso, jean, gabardina, organza, lycra, lana, acrílico, piedras, y tweed, entre otros. Pero también hay plástico, tachas, remaches de metal, jean, cordones, pantasote, alambre, nácar, vinilo. Y es interesante notar como están bien ensamblados los distintos materiales, que dialogan muy bien entre ellos, tanto en cada prenda como con respecto a los accesorios.
Algunos diseños apostaron a una estética con mayor acento en el futuro (como el trabajo de Gabriela Ameigenda, Laura Moreno y Verónica Vidaurreta para Rudecinda, de Barranca abajo. El vestuario para el mismo personaje también fue ideado por Noelia Hernández, también en una estética lejana de todo criollismo.
Otros diseños concilian más pasado y futuro, como algunos trabajos de Mariela Gotuzzo o de Andrea Rodríguez. También tienen un interesante aire de época trabajos de Ana Yohai, Mercedes Willat y Shizuko Kunizawa. Pero todos los trabajos están muy bien concebidos y realizados, muchos además con gran elegancia y muy buena caída.
El vestuario teatral uruguayo a veces peca de poco creativo, especialmente en las obras que se ambientan en lo cotidiano. Es por eso que esta iniciativa es particularmente valiosa, más aun porque está expuesta de modo cuidado, con gran esmero en cada una de las piezas de vestuario y en la muestra en su conjunto. Va de martes a domingos de 11:00 a 20:00 horas, hasta marzo.