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MATÍAS CASTRO

Hugh Jackman se reencuentra con Wolverine, el personaje de historietas que le dio fama y fortuna en la serie de películas "X-Men". Este miércoles se estrena "X-Men Orígenes: Wolverine", centrada en el antihéroe con garras de metal.

El actor australiano no descansó un minuto en las últimas semanas. A diario llegan fotos suyas por las agencias de noticias. Un día se lo ve saltando desde un helicóptero sobre Berlín. Al siguiente está en Londres bajando por la fachada de un edificio. Dos días más tarde se lo encuentra rodeado por una multitud en pleno Madrid. Y así continúa. No es que haya sufrido una mutación ni delire con ser un héroe de acción de la vida real, sino que está en plena campaña promocional de la película de Wolverine. "No coincido con Harrison Ford cuando dice que siempre sabe lo que piensa Indiana Jones", comentó hace poco a El País de Madrid, "A mí me queda mucho por explorar con Wolverine".

Eso lo dice luego de encarnar al personaje en cuatro películas a lo largo de nueve años. En el último film recorre la historia del personaje y revela su insospechado origen dentro del proyecto Arma X, algo que apenas se entrevió en los tres films de X-Men. No sólo hizo el personaje en esas cuatro ocasiones, sino que durante las giras de promoción también se enfrentó con multitudes de lectores de historietas que le han hecho preguntas inverosímiles sobre cómo se siente al encarnar a uno de los personajes más populares de la editorial Marvel Comics. Wolverine, o Lobezno, o Guepardo (en una antojadiza traducción de los dibujos animados que emitía Canal 4), ha sido desde el comienzo lo que los estadounidenses llaman un "fan favorite", es decir, el favorito de los fanáticos. Hugh Jackman se encargó de convertirlo en el favorito de públicos muy grandes que no leen habitualmente historietas y que apenas conocen de la existencia del grupo de mutantes X-Men.

El salto. El actor se siente bien con lo que ha logrado con el personaje. Su físico es el reflejo más claro del tiempo que le ha dedicado a prepararlo; después de todo, para actuar en Australia o en El engaño no necesitaba aparecer así. "Mi padre siempre nos habló de la pasión. Educación y pasión, esas eran sus dos grandes máximas. Nunca me preguntó lo que quería ser de mayor. Me preguntaba qué era lo primero que yo pensaba al levantarme, qué me despertaba una pasión qué no podía quitar de mi mente. No son exactamente las preguntas que esperas de un contador, pero él amaba su trabajo y es lo que quiso inculcar en nosotros. La misma pasión", comentó en una entrevista durante la promoción de Wolverine.

El gran salto para Jackman ocurrió en este último año. O tal vez en los últimos dos años, si se toma en cuenta el momento en que un actor recibe un proyecto y el tiempo que toma en salir a la luz. Para Jackman hay un antes y un después de Wolverine. Hasta 1999 pasó su primera década de trabajo actuando en series y películas para televisión en Australia. No le fue mal. Desde 1994 en adelante trabajó sin parar, casi siempre en papeles protagónicos. Recién en 1999, año en que filmó tres películas en su país, actuó también en una película extranjera llamada Oklahoma!, hecha por la televisión británica. Al año siguiente llegó a Estados Unidos en medio de los X-Men dirigidos por Bryan Singer.

El papel de Wolverine estaba inicialmente asignado al escocés Dougray Scott. Por problemas de agenda, debidos a la filmación de Misión Imposible II, Scott tuvo que dejar el personaje y gracias a esto Singer se fijó en Jackman, que era apenas un actor australiano que quería dar el salto a la gran industria. La elección fue acertada, porque entre el atractivo del personaje y el trabajo de Jackman logró acaparar la atención en las tres películas y se convirtió en uno de los grandes ganchos de la saga de superhéroes. Sin embargo Jackman tiene su visión del asunto y le atribuye el mérito al director. "Él hizo de los superhéroes algo complejo, retorcido, complicado" afirmaba.

orígenes. El proyecto para Wolverine existe por lo menos desde hace cuatro años, antes aún de que se estrenara el tercer film de X-Men. El comienzo de todo esto tiene un importante punto en común con muchas otras producciones del Hollywood de hoy: los fanáticos. Casi todas las películas taquilleras del cine de hoy tienen en su equipo a fanáticos de sus personajes. Transformers 1 y 2 fueron escritas por dos personas que crecieron viendo los dibujitos animados de estos robots. El Hombre Araña fue dirigido por Sam Raimi, reconocido admirador de los cómics. El increíble Hulk fue impulsada por su protagonista, Edward Norton, a raíz de su cariño por el personaje. Jon Favreau, el director de Iron Man (y de la secuela, que ya se está haciendo), se ha confesado como un seguidor de sus cómics. En el caso de Wolverine el nombre del fanático detrás de todo no es Jackman sino el guionista David Benioff.

Benioff es un tipo ecléctico. Es el guionista de La hora 25, de Spike Lee, de Troya, de Cometas en el cielo y Stay, de Marc Forster. Y además ha confesado ser un fanático de las historietas, que desde antes de tener la oportunidad real de escribir este film ya intentaba convencer a la 20th Century Fox para hacerlo. En el año 2004 lo logró y para comenzar a escribir su guión tomó como referencia la clásica serie de historietas Arma X, escrita y dibujada por Barry Windsor-Smith, y también la serie de 1982 sobre Wolverine, escrita por Chris Claremont y dibujada por Frank Miller (autor también de La ciudad del pecado y 300). Arma X y parte de las historietas escritas por Claremont habían servido de referencia para las tres películas de X-Men.

Quien no es lector de historietas es el director Gavin Hood, realizador de la premiada y muy diferente Tsotsi. Pero esta oferta inesperada le abría las puertas a varias cosas, entre ellas a trabajar con una figura de primera línea.

Jackman tomó una participación activa en el desarrollo del proyecto y quiso, desde el comienzo, que permitiera un mayor desarrollo de su personaje. Benioff apuntó a crear una historia "oscura y un poco más brutal" que las otras, apuntando a una clasificación R, es decir restringida para menores de 18, y Jackman no quiso una clasificación así. El actor, además, participa de la producción y tiene claro que cuanto más restringida sea la calificación, menos será la asistencia de público. El momento de su carrera, al menos desde el lugar de una estrella, es el adecuado para hacer películas para la mayor cantidad de espectadores.

Esta es la primera película de un proyecto más ambicioso para generar "spin off´s" o ramificaciones a partir de los X-Men. Los tres films resultaron ser enormes máquinas de recaudar dinero. Cada una cosechó más que la anterior. La idea de los ejecutivos de Fox, que por ahora sólo existe en los papeles, es crear luego un "X-Men Orígenes" centrado en Magneto, el villano de las tres primeras, y luego otra más protagonizada por mutantes jóvenes. Para el caso de Wolverine parece un poco más fácil. El personaje es popular y el protagonista está en el mejor momento de su carrera. Acaba de sorprender a medio planeta al conducir la entrega del Oscar, de protagonizar una ambiciosa película junto a Nicole Kidman (amiga de juventud de su mujer) y de demostrar que hasta pudo ser dirigido por Woody Allen.

Como ocurre con casi todas las grandes producciones de Hollywood en los últimos años, al menos las que responden a sagas que apuntan a arrasar con las recaudaciones de boletería en todo el mundo, "Wolverine" tuvo mucha prensa en el mundo virtual casi con un año de anticipación en una campaña de expectativa creciente. Pero no todo lo que se dice en Internet es controlable. A comienzos del año se corrió el rumor de que la 20th Century Fox estaba desconforme con lo filmado por el director Gavin Hood y que por eso habían dispuesto más dinero para volver a filmar algunas escenas y así arreglar lo ya hecho. Era verdad lo de las nuevas tomas, que se hicieron en parte en Canadá, pero nunca se demostró oficialmente si se debían a que lo filmado era malo o que simplemente el equipo de producción consideraba que hacía falta agregar más escenas a la trama. En cierto sentido los rumores negativos se despejaron cuando tres semanas atrás se filtró en Internet una copia de trabajo de la película. Quienes la vieron dicen que es como ver un borrador del film con apuntes técnicos a mano y sin efectos especiales y que está bien como curiosidad para ver después de la película.

Sabretooth, o Victor Creed (encarnado por Liev Schreiber) es un viejo compañero del ejército de Wolverine y su medio hermano en la versión de cine. Ambos personajes tienen una rivalidad desde el comienzo y, como mutantes de nacimiento, fueron parte del programa Arma X por el cual el ejército los alteró para convertirlos en armas vivientes. Sabretooth tiene un pasado oscuro del que apenas guarda memoria.

Comparado con los otros personajes, Deadpool es relativamente joven, ya que fue creado en 1991. En el film es encarnado por Ryan Reynolds y es un mercenario que, al igual que Wolverine, tiene la habilidad mutante de regenerar sus heridas. En los cómics usa máscara, pero en el film se lo ve a cara descubierta. Originalmente el personaje iba a tener su propia película, pero terminó en esta de secundario.

Gambito es probablemente el personaje secundario más esperado por lectores de historietas, debido a su popularidad. Remy LeBeau, su nombre real (encarnado por Taylor Kitsch), es un ladrón cuya habilidad es cargar objetos con energía que los vuelve explosivos. Su arma distintiva son las cartas, que arroja de forma mortal. Es casi tan nuevo como Deadpool, ya que fue creado en 1990 y de inmediato se volvió muy popular.

El año pasado la popular revista de noticias de historietas "Wizard" hizo una lista de los 200 mejores personajes. Wolverine fue el primero. Creado en 1974 por Len Wein y John Romita Jr., comenzó con una aparición secundaria en el cómic de Hulk, pasó luego a los X-Men y consiguió poco después una revista propia e innumerables sagas. James Howlet, su nombre real, o Logan, nació con el poder mutante de curarse de cualquier herida. El proyecto militar secreto "Arma X" le cubrió sus huesos con el metal Adamantio y le dio garras.