Este 12 de setiembre comenzó en Estados Unidos un juicio histórico. Un fiscal de Washington de nombre Phil Weiser llevará a juicio a Google argumentando que abusa de su posición dominante como el buscador más usado del mundo al ubicar de forma poco clara entre los resultados orgánicos de búsqueda -y sobre todo por encima de ellos- resultados que no tienen ninguna relevancia -e incluso en muchos casos son mentirosos o engañosos- pero pagan por estar ahí.

“Cuanto más tiempo ha pasado y más Google ha podido establecer y proteger su dominio, más agresivamente ha podido impulsar estos anuncios”, dice Weiser. Él y los otros fiscales generales estatales que presentan el caso acusan a Google de acumular ilegalmente una participación del 90% en las búsquedas en línea generales y de dejar a los consumidores en peor situación que si hubiera habido una verdadera competencia.

Hasta finales de noviembre, el juez del distrito de Estados Unidos, Amit Mehta, escuchará testimonios en el caso en su tribunal de Washington, DC. Entre los citados a declarar están el CEO de Google, Sundar Pichai, ejecutivos de competidores y socios, incluidos Apple y Samsung, y una serie de expertos en antimonopolio. La decisión de Mehta llegará meses después, con años de apelaciones probablemente. Pero este es un caso histórico porque es el primero en lograr llegar a juicio tras una serie de demandas antimonopolio gubernamentales presentadas contra las principales empresas de tecnología tras la administración del expresidente Donald Trump.

Weiser dice que millones de dólares de impuestos se han destinado a la batalla contra Google, uno de los casos antimonopolio más caros de la historia. La última gran victoria judicial del gobierno de Estados Unidos contra una de las gigantes tecnológicas se produjo durante el auge de las punto com, cuando Microsoft tuvo que dejar de promover su navegador Internet Explorer sobre el rival Netscape, en un momento en que las conexiones lentas y la necesidad de discos de instalación establecieron las opciones por defecto.

La reciente serie de casos hasta ahora ha producido resultados ambiguos. Los casos en curso alegan que Amazon infló artificialmente los precios y que el negocio publicitario de Google, dominante en la industria, se dio a sí mismo ventajas técnicas que mantuvieron aplastados a sus competidores. El caso sobre adquisiciones de Meta y Microsoft no ha tenido éxito, y aunque un caso contra Apple por cobrar tarifas exorbitantes a los desarrolladores de aplicaciones sigue siendo posible, no parece estar cerca de concretarse.

En el juicio que empezó ayer, Colorado, Tennessee y el Departamento de Justicia de Estados Unidos lideran a los demandantes, con la participación de todos los demás estados de Estados Unidos excepto Alabama, así como Puerto Rico, Guam y el distrito de Columbia. Si Mehta, el juez, decide a su favor, supervisará una segunda ronda de audiencias para decidir la pena que le cabe a Google. La segunda acusación de que Google violó la Ley Sherman será llevada a cabo por una coalición de estados liderada por Colorado y Tennessee. Acusan a Google de retrasar injustamente el soporte para motores de búsqueda competidores desde SA360, su herramienta para ayudar a los anunciantes de alto gasto a comprar anuncios en motores de búsqueda, incluidos Google, Baidu y Yahoo. Google dice que la ley le exige trabajar con competidores, mientras que los estados sostienen que Google prometió una oferta neutral.

Aunque los elementos principales del caso están bien establecidos, muchos de sus detalles se mantendrán ocultos y algunos se suprimieron hace tiempo. Para proteger los datos confidenciales de Google, muchos días del juicio estarán cerrados al público y a los medios de comunicación. Muchos pensamos que este juicio, y lo que allí se diga, deberían ser lo más abiertos que podamos lograr.