MEDIO AMBIENTE

Entre junio y setiembre UNICEF y el Ministerio de Ambiente organizaron una serie de talleres para que niños y adolescentes uruguayos se involucren en temas relacionados al cambio climático y puedan presentar ideas en las que trabajar al respecto.

Esta iniciativa resalta lo fundamental que es escuchar a los más jóvenes y tomar sus opiniones en cuenta, debido a que la crisis climática es una crisis de los derechos de niños, niñas y adolescentes, que profundiza las desigualdades actuales y continuará causando daño a las futuras generaciones.

Darío Fuletti, oficial de evaluación y monitoreo de UNICEF, contó a El País que en total fueron siete talleres y que en ellos participaron 40 jóvenes de distintos departamentos del país, de entre 14 y 22 años, de distintas instituciones y movimientos sociales.

Fuletti detalló que los encuentros fueron temáticos y que algunos estuvieron dedicados a ciudades, otros al agro, a las costas, a derechos humanos. “Hubo expertos que contaron su visión y también dieron la oportunidad de que los adolescentes pudieran sacarse dudas. También hubo una parte en la que los jóvenes pudieron plantear ideas sobre lo que habían visto en la primera parte del taller”.

A lo largo de estos encuentros se fueron aportando distintas propuestas y al finalizar los jóvenes pudieron aportar su visión a la segunda Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC), un documento con medidas al que Uruguay se comprometió, por ser uno de los países que firmó el Acuerdo de París.

El resultado de los talleres fue un documento en el que los jóvenes plasmaron siete pedidos a las autoridades y siete compromisos que asumieron cada uno de los integrantes para sus rutinas.

Dentro de los pedidos está la apuesta por la educación ambiental universal y la sensibilización para el cambio climático, concretamente que estos temas sean parte de la currícula escolar y liceal, y también que pueda llegar a adultos mayores, al tiempo que sea inclusiva y gratuita. Se solicitó además que se apoye la participación juvenil en la gobernanza climática y ambiental con alcance nacional.

El tercer pedido fue que se creen nuevos espacios urbanos verdes y que se trabaje por conservar los que ya existen. Se pidió también que haya ayuda financiera para proyectos climáticos, que se aumenten y se apueste por las áreas protegidas, que el camino sea hacia el transporte eficiente y la movilidad activa. El último pedido fue colaboración hacia la producción y prácticas sostenibles.

Con respecto a los compromisos asumidos por los jóvenes que participaron en estos talleres, el primero de ellos fue relacionado al consumo consciente: reducir, reusar, reciclar, retornar, compostar lo más que puedan.

También se comprometieron a ser agentes de cambio, a investigar y divulgar, y a proteger los recursos naturales con diferentes acciones. Otro de los compromisos fue priorizar el transporte público y usar más la bicicleta, innovar y pensar ideas para la acción climática. Por último, se comprometieron a “hacer lo mismo que les pedimos”: usar las herramientas que nos brinden para accionar frente al cambio climático, apoyar las medidas del Estado y las organizaciones, comprometernos a darles continuidad.

Fuletti señaló que ahora están trabajando en la elaboración formal de este documento para publicarlo en el correr del octubre y que se divulgue de forma detallada y pública de qué se trata cada punto.