No es la primera vez que Álvaro de Marichalar (1961) se hace a la mar. En efecto, atiende la llamada de El País en Panamá, una parada obligada de su expedición número 41. Y aunque la razón es hablar de su aventura actual que es, ni más ni menos, reproducir la vuelta al mundo de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano en solitario, recuerda la sensación que le invadía cuando era niño mientras nadaba en el Golfo de Vizcaya. “Me preguntaba qué había detrás de ese horizonte tan misterioso. Eran las ansias de conocer”, contó.
Álvaro de Marichalar y Sáenz de Tejada, académico de la Real Academia de la Mar, divide su tiempo entre ser empresario y conferencista y ser explorador y activista medioambiental. Algunas de estas cosas las ha elegido y otras le han venido impuestas por transmisión sanguínea y que no quiso obviar.
Entre sus antepasados hubo grandes expedicionarios como Don Tristán de Luna y Arellano (1510-1573), fundador en 1559 de Pensacola (Estado de la Florida en los actuales Estados Unidos), o San Francisco de Javier (1506-1552), misionero y Patrón de Navarra, primer europeo que llegó a Japón (ver recuadro). Llamado “apóstol de las Indias”, se dice que recorrió más de 120.000 kilómetros, tres veces el diámetro de la Tierra.
“No importa si fue el mejor emperador o el mejor fontanero, todos tenemos raíces de personas admirables que tenemos que intentar imitar”, dijo a El País.
Él mismo tiene sus récords. En 2002, por ejemplo, en ocasión del quinto centenario del cuarto y último viaje de Cristóbal Colón, cruzó el océano Atlántico en 17 días, 1 hora y 11 minutos en la embarcación que siempre utiliza: una moto acuática.
- Entonces, ¿su amor por la navegación viene marcado por genética?
- Creo que la genética ayuda a que uno tenga una predisposición a tomar un riesgo. Pero es el ansia de conocimiento. La curiosidad. Toda expedición nace de la curiosidad. Y aquí es conocerte a ti mismo, a los demás y a la naturaleza.
Ancestros destacados
Álvaro de Marichalar conoce al dedillo la historia familiar. Es el tercer hijo del octavo conde de Ripalda y nieto del vizconde de Eza. También es descendiente del Rey Jaime I, de San Francisco de Javier, misionero y patrón de Navarra, de Don Tristán de Luna, fundador en 1559 de Pensacola (EEUU), de Miguel Francisco de Marichalar, gobernador de Panamá (1671) y del Conde de Superunda, virrey del Perú (1745-1761), entre otros.
La circunnavegación del mundo en jet ski consta de 18 largas etapas. Recién completó cinco. Álvaro partió de Sevilla exactamente 500 años después que Magallanes y Elcano: el 10 de agosto de 2019.
De Sevilla a Sanlúcar de Barrameda, de ahí a Huelva, luego a Lagos, Sines, Lisboa y Oporto. Continuó navegando por las costas de Galicia, Asturias, Santander y País Vasco. Llegó a Bayona, transportó la moto acuática por tierra hasta Mónaco, y partió hacia Marsella, Barcelona, Salou, Valencia, Alicante, Motril, Málaga, Marbella y Gibraltar.
De ahí cruzó el Atlántico hasta la isla caribeña de Guadalupe. Llegó el día de Navidad. “Ese tramo es el más sencillo; es lo contrario a lo que se puede pensar”, enseñó. Las corrientes y los vientos son favorables para aquel que navega de este hacia oeste. No obstante, fue el único momento hasta ahora en el que estuvo acompañado por un buque de apoyo que le proporcionó agua y comida.
Su moto acuática tiene una autonomía de 300 millas. Ese es el máximo que Álvaro puede navegar sin tocar puerto, por supuesto, en función de la meteorología y las circunstancias. “A veces son tramos de 8, 10, 12 o 16 horas sin ver tierra”, apuntó el explorador. Prefiere cumplir por lo menos un cuarto de cada trayecto durante la noche porque dice que es más fácil orientarse con las estrellas y la mar (siempre en femenino) está más tranquila. Un detalle: viaja de pie porque así soporta mejor los golpes de las olas y duerme sobre su vehículo.
De Guadalupe viajó a San Bartolomé, luego a Santa Cruz, Islas Vírgenes y Puerto Rico. Saltó a República Dominicana, Haití, Cuba, Key West y Miami. Eso ocurrió el 16 de marzo de 2020, a tiempo para el cierre de las fronteras por la pandemia de covid-19. Pero eso no lo detuvo. Si hay algo que ofrece el mar es el distanciamiento físico.
- ¿Viaja completamente solo?
- Navego completamente solo. No hay nadie. No hay nada. Solo está Dios y la catedral de la mar.
- ¿Y cómo es posible resistir ese desafío mental, además del físico?
- Primero hay que estar bien con uno mismo para que, de alguna manera, tu propia compañía no te asuste ni te aburra ni te haga pensar que no puedes conseguir cosas sin ayuda. Efectivamente es una prueba mental extrema. Pero viene del conocimiento de lo que yo llamo la exploración interior. Navegantes, estudiantes, padres de familia, cualquier profesional en cualquier país, todos somos navegantes en la vida. Asumimos riesgos y con ellos sus consecuencias. Insisto. Hay que estar conforme con lo que uno hace y entender las razones que te impulsan a tomar los riesgos que merecen la pena.
Una vez que llegó a Miami, Álvaro tenía una misión que, aunque lo iba a alejar de su plan original, era un homenaje a Don Tristán de Luna y Arellano que necesitaba hacer.
“Bordeé todo el Golfo de México. Fueron unas 3.000 millas, casi como cruzar el Atlántico otra vez. Pero quería hacer un hermanamiento entre Pensacola y Veracruz (México) para poner en valor la historia de mi antepasado”, relató. Y añadió: “Estados Unidos nació con nuestra herencia hispanoamericana. Si eso no lo sabe un argentino, un mexicano, un uruguayo o un español pues entonces va cojo por el mundo”.
De Pensacola siguió su rumbo por el río Mississippi hasta Texas, luego hasta la costa de México, Belize, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, donde está ahora. Aquí la travesía sufrió dos nuevos retrasos (el más largo se debió al covid-19): el jet ski sufrió serios desperfectos mecánicos –“se hundió viniendo desde Costa Rica” – y todavía está a la espera del permiso de la Autoridad del Canal de Panamá para cruzar y continuar el viaje. Estima que se lo concederán en un mes. Álvaro ya lo atravesó el 31 de diciembre de 1999, día en el que el país obtuvo la soberanía sobre el canal.
Para aprovechar la espera inició una gira por Sudamérica que lo traerá a Montevideo y a Punta del Este la próxima semana. AquÍ impartirá conferencias sobre la que es la Vuelta al Mundo en la embarcación más pequeña (de tres metros de eslora) y uno de sus objetivos principal: alertar sobre la contaminación de los océanos.
- Cuarenta años navegando por el mundo, en materia medioambiental, ¿qué le ha impactado?
- El cambio ha sido profundo y ha ido a peor. Hay más consumo y más codicia que hacen que se utilicen los ríos, los lagos y los océanos, es decir, el 70% de la superficie del planeta, como nuestro basurero particular. Lo hacemos porque como la basura desaparece, porque se hunde o se la lleva la corriente, creemos que no hay problema (...) Quien tira un plástico al mar no se respeta.
Este navegante no se queda en las palabras. Adónde llega denuncia la contaminación por la acumulación de plástico (un millón de toneladas de plástico se vierten a ríos y mares cada día) y los peligros que representa el exceso de sargazo para los ecosistemas marinos.
Por ejemplo, promueve soluciones sostenibles para extraerlo del agua en alta mar (vivo), es decir, antes de que llegue a la costa, y utilizarlo como materia primera para la fabricación de combustible alternativo para la aviación comercial y otros productos resultantes de su procesamiento. Además, Álvaro ha creado el movimiento Guardianes del Mar para que todas las personas se comprometan con el cuidado del medioambiente. A él mismo lo llaman el “Guardián del Mar”.
Luego del cruce del Canal de Panamá vendrán otras etapas desafiantes: primero por el Golfo de California hasta el estado de Washington y de ahí hasta Alaska para pasar a la Península de Kamchatka (Rusia), Tokio, Filipinas, Tailandia, Sri Lanka, Arabia Saudita, Jerusalén, Atenas, Venecia, Mónaco y, finalmente, Sevilla. Así habrá completado la circunnavegación que Magallanes inició con cinco barcos y 260 marineros y que Elcano culminó tres años después con un barco y 18 supervivientes. “Demostraron que el mundo es esférico, siendo el mayor avance geográfico de la historia de la humanidad. Son nuestros antecesores, de todos los hispanoamericanos, nos permitieron saber de dónde venimos y nos animaron a tomar riesgos. Ellos lo hicieron por el conocimiento científico; nosotros debemos hacernos para respetarnos, respetar a los demás y respetar a la naturaleza”, reflexionó.
- ¿Y por qué adoptar esa incomodidad que representa navegar largas horas en una moto acuática?
- Porque te permite una experiencia íntima y verdadera con la mar.
Las hazañas más grandes conquistadas
En 40 años, Álvaro de Marichalar y Sáenz de Tejada ha realizado 41 expediciones marítimas a bordo de embarcaciones de pequeña eslora (tres metros), entre las que se destacan:
- 1992: Desde Ibiza a Mallorca, récord de distancia en mar abierto.
- 1993: Desde Sevilla a Génova, récord mundial en navegación en solitario. Total: 1.350 millas náuticas.
- 1994: Desde San Sebastián hasta Cadaqués pasando por Lisboa e Islas Baleares en conmemoración del quinto centenario del Tratado de Tordesillas.
- 1999: Cruce del Canal de Panamá el 31 de diciembre, fecha en que Panamá alcanzó la soberanía del Canal.
- 1999: Desde Mallorca a Cerdeña y regreso (800 millas naúticas).
- 2002: Desde Roma a Nueva York por el quinto centenario del cuarto viaje de Cristóbal Colón a América, récord por cruzar el Atlántico en 17 días, 1 hora y 11 minutos.
- 2003: Desde París a Londres, récord mundial por primera travesía del Canal de la Mancha en moto acuática.
- 2006: Desde Hong Kong a Tokio en solitario y sin barco de apoyo, celebrando el quinto centenario del nacimiento de su antepasado San Francisco Javier.
- 2013: Vuelta al Mar Caribe en solitario sin barco de apoyo para conocer el incipiente problema del sargazo y celebrar el quinto centenario del descubrimiento europeo de Florida y el Pacífico.