LITERATURA
En "Artistas y cronistas viajeros en el Río de la Plata", Juan Antonio Varese cuenta lo que muy pocos saben sobre los visitantes que llegaron al Río de la Plata hasta mediados del siglo XIX.
En épocas en que viajar era toda una aventura, en que se sabía cuándo se salía, pero no si se regresaba y, en caso de regresar, en qué condiciones se lo hacía, aparecieron por las costas del Río de la Plata una serie de cronistas muy particulares.
Eran artistas –dibujantes o pintores– o también cronistas de viajes que, a su manera, dejaron testimonio de lo que vivieron en estas tierras entre el siglo XVII y mediados del XIX.
El escritor uruguayo Juan Antonio Varese recoge parte de eso en Artistas y cronistas viajeros en el Río de la Plata, un libro de editorial Planeta al que define como “un libro de arte, aventura e historia porque para mí las tres cosas están unidas, me gusta encararlas unidas”, manifestó en diálogo con El País.
El origen de esta publicación se remonta a unos 20 años atrás, cuando se vinculó con Carlos Meinck Freire, un pintor al que le gustaba dibujar Montevideo, Colonia del Sacramento, Maldonado… tal como esas ciudades habían sido en los siglos XVIII y XIX.
“Un día que lo visité me encuentro en el living de su casa un cuadro inmenso de Montevideo antiguo. Entonces le comento: ‘¡Qué lindo sería poder entrar en una máquina del tiempo y empezar a caminar por estas calles!’ Y me responde: ‘Bueno, ¿por qué no hacemos ese viaje? ¿Qué le parece si usted estudia cómo era Montevideo, cómo eran los pintores que llegaban y que dibujaban la ciudad, lo comentamos y yo lo empiezo a dibujar?’ Así fue cómo comenzamos el libro Viaje al antiguo Montevideo, que tuvo como 15 ediciones”, contó Varese.
Pero la cosa no terminó con ese libro. El escritor quedó tan entusiasmado con el tema que continuó leyendo sobre los pintores y viajeros que habían recalado por estas costas.
“Me sorprendió que en las Invasiones Inglesas, aparte de los soldados, vinieran pintores para dibujar cómo era la ciudad y mostrarla después en Londres; era la forma de justificar las posesiones que habían conquistado”, acotó.
Mencionó también el ejemplo del naturalista inglés Charles Darwin, que se sabe estuvo por Uruguay y que lo hizo acompañado de pintores. “Cuando empecé a analizar las peripecias y aventuras que vivió en el Río de la Plata, quedé fascinado”, confesó.
Recordó que “Darwin se dedicó a ir a estancias cuya propiedad era de ingleses. Los visitaba y describía cómo era la vida, cómo comían los gauchos, cómo cruzaban los ríos agarrados de la crin del caballo y nadando junto con el animal… todas esas cosas las describe con mucha frescura”.
Otro ejemplo es el de Alcide D’Orbigny, un naturalista francés que pasó meses recorriendo la Banda Oriental en la época en que pertenecía a los portugueses, por 1816. Entró por el Chuy y salió por Carmelo.
“Nos dejó una descripción maravillosa, es como mirar la historia a través de la ventana del tiempo”, destacó Varese de los relatos que fue encontrando al colocar la lupa, según él mismo describe, y descubrir todo tipo de detalles.
Los diarios de viaje también fueron un insumo fundamental porque no todos eran artistas. “La mayoría eran viajeros. Muchos con ansias de ser periodistas o escritores escribían diarios de viaje que después se vendían en Europa, donde querían saber cómo se vivía en América, en África o en algunas regiones de Asia que eran desconocidas”, señaló el autor sobre lo que considera es el género literario más parecido al best-seller de los siglos XVIII y XIX.
En cuanto a los pintores, estaban los llamados “vedutistas”, que pintaban cuadros de paisajes, luego se reproducían por el método litográfico y se vendían como colecciones de viaje. Así surgieron la pintura paisajista y la costumbrista, según se retratara la naturaleza o la vida de la gente. En este último caso les llamaba mucho la atención la vida del gaucho.
“Emeric Vidal era un pintor inglés que hizo varias acuarelas sobre los gauchos cazando, en la pulpería, en sus labores cotidianas… El gaucho tenía fascinado a los viajeros porque era una de las costumbres totalmente distinta para ellos”, señaló Varese.
Todas esas historias le quedaron en el tintero desde aquel libro con Menck Freire, postergadas para darle paso a libros sobre fotografía, cafés o naufragios. Pero no desaparecieron y hoy están recopiladas en Artistas y cronistas viajeros en el Río de la Plata.
No lo hizo solo, sino que contó con la colaboración de la historiadora de arte Carolina Porley para analizar las pinturas desde el punto de vista técnico y además informar en qué museos se encuentran esas obras para que quienes quieran puedan ir a verlas.
Porley se entusiasmó tanto con el tema que incluso escribió el capítulo Los dueños de los recuerdos, en el que analiza los coleccionistas uruguayos del siglo XIX y principios del XX.
Varese remarcó que su libro “no es la historia que sale de los documentos, sino la historia contada, la historia de alguien que lo vivió y lo sintió. Yo vibro con ellos y de alguna manera trato de transmitirlo para que los lectores lo vivan también, sobre todo con una picardía: trato de que el lector se entusiasme con el tema, no le pongo todo sino que le dejo picando para que le vengan ganas de tomar por sí mismo la historia y profundizar en algunos de los temas. Dejo puertas abiertas”.
Y no solo las deja abiertas para los lectores, sino también para todo aquel periodista o escritor que se anime y quiera tomar la posta.
El libro llega hasta 1860, una fecha emblemática para el autor porque es cuando la fotografía empieza a ocuparse del paisaje y también el momento en que Juan Manuel Blanes regresa de Europa dando inicio a lo que sería el principio de la pintura nacional.
Entre 1860 y 1920 hay una riqueza de autores y pintores cuya historia está allí, para quien quiera explorar y contarla. Entre ellos Varese mencionó a Edmundo de Amicis, el autor de Corazón, que estuvo en el Río de la Plata y describió Montevideo.
Si él no lo ha hecho es porque antes tiene cinco libros para entregar, entre ellos otro sobre cafés montevideanos, los tomos tres y cuatro de Fotografía y fotógrafos, y un libro sobre naufragios en Maldonado.
En cuanto a Artistas y cronistas… dijo que dejó puesta la pelota para que otro termine el partido. Su teoría literaria es que los libros no solo deben entusiasmar al lector y brindarle conocimientos históricos, sino también dejarles algo. “Los libros hay que terminarlos, hay que redondearlos y hay que darles vida propia; soplarlos y que empiecen a navegar por sí mismos”, concluyó.
Escritor con intereses marcados
Juan Antonio Varese (79 años), escribano de profesión y escritor por vocación, se ha dedicado desde joven a la investigación histórica. Recorrió Oriente, Europa y América. Presidente del Foto Club Uruguayo en dos oportunidades y miembro de la Academia Uruguaya de Historia Marítima y Fluvial y del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay ha escrito varios libros que tienen que ver con el mar, la fotografía y las costumbres.