ARTE
La fachada y uno de los muros internos de la cárcel de Santiago Vázquez fueron intervenidos y ahora lucen coloridos murales
Intervenir los espacios para cambiar realidades: esa es la premisa que manejó el programa Nada crece a la sombra para la actividad que en la segunda quincena de febrero llevó color a los muros de la cárcel Santiago Vázquez, ex Comcar.
Esta organización, que busca impulsar procesos de desistimiento a través herramientas socioeducativas para un mejor pasaje de la cárcel a la sociedad, trabajó el pasado 19 de febrero junto con ocho artistas del colectivo Casa Wang y cuadrillas de personas privadas de libertad de los módulos 3 y 5 para llenar el espacio de arte.
“Desde hace un tiempo, junto a la dirección de Santiago Vázquez empezamos a pensar en un plan de urbanización dentro del establecimiento”, contó a El País la coordinadora de Nada crece a la sombra, Denisse Legrand.
En esta cárcel viven unas 3.500 personas: “Si bien es más grande que muchos pueblos del país, tiene muchos menos servicios que cualquier pueblo del país. También vimos que la infraestructura genera que las rutinas y la convivencia estén atravesadas por la violencia”, dijo la referente.
Legrand detalló que la cárcel como localidad está incluida dentro de Montevideo, por lo que el plan de urbanización tiene como socio estratégico a la comuna capitalina. “Con la Intendencia de Montevideo estamos diseñando lo que será una plaza en el centro del ex Comcar, que va a tener una fotogalería, mobiliario urbano y juegos para niñas y niños. También estamos pensando en un plan de limpieza, que incluya toda la cadena, desde la clasificación en origen hasta el vertido. Para esto, con la dirección de la unidad, estamos coordinando el trabajo con la intendencia y la Facultad de Ingeniería”, señaló.
Reconvertir.
Además de las personas que están presas, Santiago Vázquez tiene 400 funcionarios y es visitado por miles de personas cada semana. En dicho marco surgió la idea de realizar una intervención artística asociada a murales para reconvertir un espacio que suele estar regido por la hostilidad y la violencia. “Pintamos la fachada de la cárcel y el primer muro interno al que se enfrentan las personas cuando ingresan”, sostuvo la coordinadora, mientras detalló que la fachada tiene unos 28 metros por cuatro y el muro interno mide 50 metros.
Legrand también contó que “ambos espacios fueron pintados en una jornada maratónica de unas 12 horas, que lamentablemente coincidió con algunos episodios conflictivos que hubo en el módulo 3 y que terminaron con tres personas asesinadas y varios heridos graves. Los conflictos fueron en el módulo donde trabajamos todos los días. Pero como estábamos pintando los murales no nos tocó estar en el interior del mismo”.
El concepto del mural trabaja sobre la idea de luces y sombras, alegoría alusiva a lo que es la cárcel y su rutina. La referente sostuvo que el plan de urbanización que está en marcha permitirá que próximamente se inaugure la fotogalería a cielo abierto del Centro de Fotografía de la Intendencia de Montevideo. También le pondrán nombre a las calles internas del establecimiento y se avanzará con la construcción de la plaza.
Reintegrarse.
Nada crece a la sombra busca impulsar procesos de alejamiento del mundo del delito a través de herramientas socioeducativas que estimulen el desarrollo de habilidades sociales para promover modificaciones en el comportamiento.
La iniciativa intenta generar un quiebre en las trayectorias delictivas y un espacio de identificación alternativo al delito para contribuir a la reintegración efectiva en la sociedad. Transformando las formas de expresión, buscan romper el ciclo de violencia, mejorar el relacionamiento entre pares, la convivencia y la salud ambiental de los contextos de encierro. Casa Wang, por su parte, es un colectivo conformado por un grupo de artistas locales independientes, en el que hay ilustradores, muralistas, pintores y diseñadores.