La Nación/GDA
Un grupo de arqueólogos chinos descubrió un pozo de 12 metros de profundidad en la antigua ciudad de Dutou, lo que motivó una gran investigación con personal especializado para conocer qué había en su interior. Así fue que miembros del Instituto de Arqueología de la Academia China de Ciencias Sociales y la Red de Arqueología se aventuraron en la misión de rescatar piezas de gran valor que estuvieron guardadas durante 1.700 años en el fondo del agujero.
Al llegar a las ruinas de Dutou, los arqueólogos se encontraron con un panorama desolador y hostil al ver cómo una gran cantidad de pozos estaban cubiertos de agua, en un estado de completo abandono. Sin embargo, tras una misión que duró varios días, los profesionales decidieron explorar en el interior de los hoyos en cuestión hasta encontrar unas piezas de bambú, con dibujos tallados con piedras, que sorprendieron a más de uno en la expedición.
Según detalló el medio asiático llamado Xinhua News, dentro de los pozos había una cantidad aproximada de “10 mil tiras de bambú”, las cuales cada una de ellas tenía un significado diferente por la variedad de dibujos e inscripciones que fueron tallados en la misma.
“Las tiras, típicamente hechas de madera o bambú, sirvieron como medio principal para escribir entre los antiguos chinos antes de la invención y popularización del papel”, explicaron los arqueólogos al sitio Xinhua News para detallar el descubrimiento y así darle la verdadera importancia que se merece un hallazgo que servirá para reconstruir la historia de la antigua China.
Al revelar las fotos del descubrimiento, se ven como los bambúes resistieron al paso del tiempo y lo convirtieron en un material noble. De diferentes formas y tamaños, cada pieza constituye un valor trascendental para los historiadores, quienes trabajan en conjunto con los arqueólogos en busca de recolectar piezas para armar un rompecabezas.
Para entender un poco de la historia y las inscripciones, Chen Bin, investigador del Instituto Provincial de Arqueología y Reliquias Culturales de Hunan, aclaró que en las tablas se inscribían datos como el nombre de cada persona con el hecho de poder socializar. “La gente escribía sus nombres, títulos honoríficos y lugares nativos en la madera para socializar. A menudo escribían sus propios nombres de forma artística. Así que estas tiras no eran solo para uso práctico, sino también como una forma de apreciar la caligrafía de cada uno”, destacó.
Ubicados en Dutou, a 13 kilómetros de Chenzhou, una de las ciudades más importantes de China, los arqueólogos comenzaron su trabajo de exploración en 2016, aunque los progresos se empezaron a ver un tiempo más tarde, cuando especialistas empezaron a detectar algunas señales que los iban a conducir al hallazgo de estos últimos días.
A la espera de la respuesta del Gobierno nacional de China, los profesionales siguen con la búsqueda incesante de más material que pueda contribuir al patrimonio histórico del país, como así sucedió en meses anteriores con el descubrimiento de tres monedas de la dinastía Qin.
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