PUERTO DE MONTEVIDEO
El Admiral Vladimirsky, que partió en diciembre pasado del puerto ruso de Kronstadt, se encuentra estos días en el país para reabastecerse de comida y combustible.
Dos siglos después de que dos pequeños buques avistaran la Antártida, llegó a Uruguay un barco de la Armada rusa en una parada de la expedición que viajará al continente blanco con el objetivo de profundizar los estudios hidrográficos y actualizar las cartas náuticas de la zona.
El buque de investigación oceanográfica Admiral Vladimirsky, que recorre el mundo con el objetivo de llegar el 28 de enero a la Antártida siguiendo los pasos del ruso (nacido en Estonia) Fabian Gottlieb von Bellingshausen, busca la ubicación exacta del Polo Sur Magnético y, hacia ese objetivo, navega con un mapa de papel.
Hace 200 años, la expedición de la Marina Imperial Rusa, ordenada por el zar Alejandro I y comandada por Bellingshausen, fue la primera en dejar constancia documental del avistamiento del continente antártico.
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Ahora, un equipo científico, integrado por investigadores de la Sociedad Geográfica Rusa, la Universidad Estatal de Moscú, la Academia de Ciencias de Rusia y el Servicio Federal de Hidrometeorología y Monitoreo Ambiental, entre otras entidades, llevará a cabo diversas tareas.
Entre ellas destacan la renovación de las cartas de navegación de la Antártida, que datan de 1998, el desarrollo de estudios sobre el relieve del fondo del mar, la monitorización del estado de los campos magnéticos terrestres y las propiedades hidrológicas del agua, según explica a Efe el jefe de la expedición, el capitán Oleg Osipov.
El polo magnético sur y el mapa de papel
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Estos estudios, llevados a cabo por Rusia como miembro de la Organización Hidrográfica Internacional, resultarán en la elaboración de catorce mapas para navegar por el Polo Sur y la aclaración de la ubicación del Polo Magnético en el mar de Urville (o D'Urville).
Según cuenta Osipov sobre el muelle del puerto de Montevideo, donde su barco atracó este domingo, aquel fue un viaje de dos años de duración en el que ambos buques "recorrieron el mundo sin perder a un solo hombre", algo "nada habitual" en aquella época.
El Admiral Vladimirsky, que partió en diciembre pasado del puerto ruso de Kronstadt, se encuentra estos días en Uruguay para reabastecerse de comida y combustible suficientes para que su tripulación, de más de cien personas, pueda resistir en el continente blanco durante el mes y medio que permanecerán ahí.
A diferencia de la expedición original, el buque, cuyo viaje celebra además el aniversario del nacimiento del almirante, geógrafo y oceanógrafo ruso (estonio, como Bellingshausen) Ivan Kruzenshtern, girará hacia el oeste cuando cruce el Círculo Polar Antártico, pues es donde se encuentra el área de investigación.
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A bordo del buque, lo aparentemente antiguo se convierte en lo más práctico, ya que lo táctil y lo delicado no tienen cabida ante el peligro de que el agua salada del océano estropee los sistemas.
Por esto, explica el capitán, junto a lo último en radares y sensores marinos se encuentra siempre un mapa en papel resistente a fallos electrónicos.
Así, un buque de 1975 se parece más, sin pretenderlo, a aquel en el que Bellingshausen navegó hace ya dos siglos.
"El 28 de enero de 2020, doscientos años después, estaremos en las costas de Antártida rindiendo el homenaje a nuestros antepasados tan valientes", apuntó el capitán.
Rusia y Uruguay, vecinos en la Antártida
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Por su parte, el presidente del Instituto Antártico Uruguayo (IAU), Manuel Burgos, que recorrió el barco con una delegación de autoridades, destacó la buena relación antártica de Rusia y Uruguay, favorecida por el hecho de que la base rusa de Bellingshausen es la más próxima a la uruguaya de Artigas en la isla Rey Jorge.
"Toda la maquinaria vial que usamos para la instalación de nuestra base fue por cooperación con la base rusa, la base Bellingshausen", subraya Burgos.