SALUD
Investigación científica muestra que fumar en exceso aumenta las arrugas en el rostro
Desde dedos manchados hasta mal aliento, fumar es ampliamente conocido como un hábito que provoca efectos indeseados. El término “cara de fumador” fue acuñado en la década de 1980. Este se referiría a los cambios en la apariencia provocados por el tabaquismo.
Ahora, un estudio publicado en la revista PLOS Genetics determinó que fumar en exceso puede tener un efecto negativo sobre el envejecimiento facial, por ejemplo, aumentando la cantidad de arrugas.
La investigación liderada por la Universidad de Bristol (Reino Unido) encontró que los fumadores que parecen mayores que su edad real poseían variantes genéticas que no tienen sus contrapartes no fumadores.
Los científicos examinaron los datos genéticos del Biobanco del Reino Unido, que sigue la salud y el bienestar de 500.000 participantes voluntarios, para estudiar 18.000 rasgos diferentes, a fin de evaluar cuáles podrían verse afectados por el tabaquismo.
Fumar cigarrillos provoca un color amarillento de los dientes, más caries y un mayor riesgo de perder la dentadura a una edad temprana; hace que la piel esté seca, pálida y más arrugada debido a la pérdida de elasticidad causada por el humo. Dependiendo de cuándo empiece a fumar, estos síntomas pueden aparecer durante los 30 años.
“Fumarreduce la cantidad de oxígeno que llega a tu piel. Esto significa que si fumas, tu piel envejece más rápidamente y se ve gris y sin brillo. Las toxinas en tu cuerpo también causan celulitis. Fumar envejece prematuramente tu piel entre 10 y 20 años y hace que sea tres veces más probable que tenga arrugas faciales, particularmente alrededor de los ojos y la boca. Fumar incluso te da una tez pálida, gris amarillenta y mejillas huecas, lo que puede hacer que te veas demacrado. La buena noticia es que una vez que deje de fumar, evitarás un mayor deterioro de la piel causado por fumar”, dijo una de las autoras del trabajo, Louise Millard.
Los investigadores querían probar un nuevo enfoque que pueda ser usado para analizar sistemáticamente los efectos causales a través de miles de resultados, combinando dos métodos: la aleatorización mendeliana y las pruebas de interacción genético-medioambiental.
Según sus hallazgos, este enfoque funciona, ya que sus resultados incluyeron varios efectos conocidos de fumar en exceso, por ejemplo, en la función pulmonar. Así, este tipo de investigación podría utilizarse para buscar los efectos de otras exposiciones, como la ingesta de alcohol.
La aleatorización mendeliana es una técnica que utiliza la variación genética en el ADN de una persona para ayudar a comprender las relaciones causales entre los factores de riesgo y los resultados de salud, es decir, si el grado en que una persona fuma afecta causalmente a los resultados de salud.
Sin embargo, está sesgada si la variante genética también afecta el resultado a través de otras vías. Por eso, el equipo de investigación utilizó información adicional (que el efecto del tabaquismo intenso solo ocurre en personas que realmente fuman) para superar este problema. Al probar las asociaciones en no fumadores y fumadores por separado, pudieron evaluar si la variante genética afecta un resultado a través del tabaquismo u otra vía.
Los autores dijeron que un fumador actual que ha consumido cinco cigarrillos por día durante 12 años, por ejemplo, o un ex fumador que fumaba cinco cigarrillos por día durante 21 años pero dejó de fumar hace 10 años tienen una probabilidad mucho mayor de parecer más viejos comparados con alguien que nunca ha fumado.
“Propusimos un enfoque novedoso que podría utilizarse para buscar los efectos causales de las exposiciones a la salud, y demostramos este enfoque para buscar los efectos del tabaquismo. Se realizaron búsquedas en miles de rasgos para identificar aquellos que pueden verse afectados por la cantidad de cigarrillos que fuma una persona. Además de identificar varios efectos adversos conocidos, como en la salud pulmonar, también identificamos un efecto adverso de fumar en exceso sobre el envejecimiento facial”, explica Millard en un comunicado.
Los investigadores creen que este estudio puede ayudar a disuadir a algunas personas de adoptar el hábito o ayudar a otras a dejar de fumar.
La epidemia de tabaquismo es una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido que afrontar el mundo. Mata a más de ocho millones de personas al año, de las cuales más de siete millones son consumidores directos y alrededor de 1,2 millones son no fumadores expuestos al humo ajeno, según cifras de la Organización Mundial de la Salud.
(Con información de La Nación)