“Antes solo se hablaba de Avenida Italia hacia el sur. Después empezaron a crecer barrios al norte como Jardines de Carrasco, San Nicolás, Olivos y zonas que antes eran vistas de otra forma. La Tahona, por ejemplo, se veía como una zona muy alejada, y ahora es un lugar accesible donde viven muchas familias”, explica Ignacio.

Las ramas de trabajo de Meikle han sido dos. Asesorar proyectos de inversión y arquitectónicos, y acompañar las tradicionales funciones inmobiliarias de casas y apartamentos.

En la actualidad, la zona es casi autosuficiente, no solo en servicios sino también en lo habitacional.

“Siempre hemos tratado de aportar en el crecimiento del barrio. Antes no existían las casas más chicas, previstas para alojar a los hijos de los propietarios de casas grandes, cuando estos dejaban el nido. Es por eso que comenzamos a plantear un tipo de proyectos de casas más accesibles para que las personas no tengan que irse del barrio donde crecieron, y para que las familias, a medida que se van reduciendo, se puedan instalar en un apartamento grande con comodidades”, dice María José.

Por eso miden los ciclos de las casas y sus ocupaciones en plazos de diez años aproximadamente. En sus palabras, una familia con hijos chicos puede necesitar de una casa amplia y con espacios integrados que permita tener los niños cuidados y a la vista. Cuando esos hijos crecen, las necesidades de espacio cambian otra vez. Más adelante, esos hijos se independizan y buscan apartamentos más chicos a la vez que los padres necesitan una casa propia para esa nueva etapa de la vida.

“Respondemos en función de lo que nos va pidiendo el cliente, nos mantenemos en un contacto continuo y cercano”, explica María José. “En ese diálogo vas viendo qué necesitan las personas. Al principio se trataba de los primeros apartamentos que hizo mamá, con tres dormitorios. Después, los hijos de esas casas se iban a Pocitos a buscar un monoambiente, porque no lo conseguían acá”. Por ese motivo decidieron buscar la manera de responder a esa necesidad para devolverlos al barrio.

“Estamos convencidos de que, más que vender, asesoramos”, afirma María José con respecto a su entendimiento del mercado. Han tenido que aplicar mucho de esto en las necesidades surgidas tras las complejidades del 2020.

La pandemia trajo más cambios por su lado. Algunas de aquellas familias que la pasaron encerradas en un apartamento y que pudieron permitirse una mudanza a Carrasco, encontraron una solución con Meikle. “Por eso se han desarrollado las casas en formato housing, que tienen su espacio verde”, agrega ella.

Y, a la par que se valoran los espacios verdes, también sucede con otros factores. La seguridad es otro de los factores que ha influido en la creciente tendencia de los extranjeros que prefieren afincarse en Carrasco. “Antes, muchos clientes elegían Miami, por ejemplo”, afirma Ignacio. “Lo que sucede es que los extranjeros nos ven con buenos ojos y nos permiten valorar lo que somos como país”.

Después de estos 38 años de trabajo con Meikle y de toda una vida de conocer Carrasco, su evolución y sus habitantes nuevos e históricos, Ignacio remata con una conclusión que resume muchos conceptos y experiencias aprendidas en 38 años de inmobiliaria y toda una vida en la zona: “Nuestro objetivo no está en vender propiedades, sino en escuchar y asesorar correctamente a las personas que las van a habitar”.