HISTORIA
Una lesión cervical cambió su vida; dice que el deporte lo salvó y hoy transmite su ejemplo a otros jóvenes en varias disciplinas
A partir de ese día y, de a poco, tuvo que aprender a usar una silla de ruedas, a subirse y bajarse de ella, a vestirse. También tuvo que recuperar la movilidad de sus manos. Primero probó con guitarra y artesanías en cuero. “No sabía dónde estaba metido ni cómo iba a seguir adelante”, confesó a El País. Pero aprendió.
Siempre fue futbolero así que le dio una oportunidad al deporte. Aunque, en realidad, Christian contó que siempre le dijo que sí a todo porque se obligó a ser optimista. Así conoció el quad rugby: una combinación entre basquetbol, rugby y hockey que es muy popular en Canadá, Estados Unidos y Europa.
“Son cuatro contra cuatro en una cancha de basquetbol. Tenés que hacer el gol con la pelota dominada al pasar la línea del adversario (marcada con dos conos a ocho metros de distancia). Te podés caer, es muy potente y muy fuerte. Tiene mucho contacto. Es silla contra silla”, relató con entusiasmo.
La ofensiva debe pasar o tirar la pelota en un máximo de 10 segundos. Hay 15 segundos para cruzar la mitad de la cancha.
Cada jugador, explicó el atleta paralímpico, es clasificado de acuerdo a su nivel de funcionalidad. La clasificación va de 0,5 (más baja) a 3,5 (más alta) y cada equipo puede tener hasta ocho puntos en la cancha al mismo tiempo para que la competencia sea pareja.
No se juega con una silla de ruedas convencional sino con una deportiva. Esta es más robusta y puede estar preparada para la defensa o para el ataque. También es más cara. “Se puede conseguir en Estados Unidos por US$ 2.500 o US$ 3.000”, apuntó García. Por su precio, algunas han sido donadas a los jugadores a través de fundaciones o han sido compradas gracias a rifas y otras movidas solidarias.
García se sumó al equipo Los Criollos. En 2014 representó a Uruguay en un campeonato en Niteroi (Brasil). Ganó la medalla de oro. “Fue un año después del accidente”, recordó. Al año siguiente viajó a Argentina y obtuvo la medalla de bronce. Recuperó el oro en 2016, también en Argentina. Siguieron otros premios en los años siguientes en Uruguay y Paraguay.
“Lo más importantes es que me hice amigos; me encontré con personas que me marcaron el camino”, comentó a El País.
Y un día le dijo que sí a otros deportes. Arrancó con el kayak. “No me dio miedo. Fui a remar. Me adaptaron un bote con flotadores. Iba todos los días y fui mejorando la fuerza de los brazos”, contó García.
Entrenó tanto que representó a Uruguay en un campeonato sudamericano de paracanotaje en San Pablo en la categoría KL1, es decir, para aquellos atletas sin función en las piernas ni tronco o muy limitada. “Eran 200 metros. Competí contra otros campeones del mundo. Había tetracampeones paralímpicos”, comentó. Ganó la medalla de bronce. En 2016 obtuvo la de plata en Argentina. Y siguió compitiendo año tras año y sumó el remo que lo llevó a un “campamento de 10 días” de entrenamiento en Italia. “Conseguí el pasaje y me fui solo”, añadió. En esta disciplina su categoría es PR1 para deportistas con apenas movilidad en el tronco y las piernas y utilizan los brazos y los hombros para remar.
En 2020 García tuvo que parar. Un poco por la pandemia y otro poco porque le diagnosticaron un tumor en el colon; también tuvo un problema pulmonar. Dejó su lugar para una competencia de remo en Rio de Janeiro a un amigo. Ahora se dedica a la venta de quesos artesanales y viaja entre Santa Lucía ?su ciudad? y Ecilda Paullier en San José. Ya está recuperado pero prefiere ahora dedicarse a transmitirle su pasión a otros jóvenes, a los que ha ayudado a conseguir, por ejemplo, su propia silla de ruedas deportiva.
En este sentido, reclamó más transporte accesible para los discapacitados motrices, no solo para ir al médico o a la fisioterapia, sino para llevarlos a los clubes deportivos.
“El terapeuta te va a dar ejercicios pero no te va a dar la experiencia que te da aquel que está en silla de ruedas como vos. Se aprende más con quien está en la misma situación que vos”, afirmó. Y añadió: “Siempre estoy buscando gente para que se sume a entrenar. En cada departamento rescato a alguien”. A ellos les relata lo que vivió: “El deporte te salva física y mentalmente”.