ANIMALES
Desde cáncer de mama hasta sordera: veterinarios estudian la única raza autóctona reconocida a nivel internacional
Todos conocemos esta frase: “Cuando me quede sin soldados, pelearé con perros cimarrones”. Así se formó una imagen bastante feroz de la que es la única raza uruguaya reconocida pero que, en realidad, tiene un temperamento que, según sus criadores, “enamora” por su calidez. Ya sea para guardia, compañía o trabajo con ganado, el perro cimarrón brinda todo eso y más: ahora es modelo para una investigación sobre cáncer de mama.
Actualmente, docentes de Genética y de la Clínica de Pequeños Animales del Hospital de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de la República se encuentran focalizados en el desarrollo de una línea de investigación en genética oncológica. En concreto, se estudian los genes BRCA1 y BRCA2, asociados al cáncer mamario hereditario de los humanos, en diversas razas y el cimarrón es una de ellas. “Debemos conocer la raza propia del país; hay desconocimiento de parámetros y de variabilidad genética”, dijo a El País Silvia Llambí, profesora titular del Departamento de Genética y Mejora Animal.
Y añadió: “Trabajos recientes en perros, analizando mutaciones en genes supresores tumorales como BRCA1 y BRCA2 asociados al cáncer mamario en humanos, han mostrado la existencia de variantes genéticas de interés”.
Llambí, junto a Alicia Decuadro (asistente de la Clínica de Pequeños Animales, especializada en oncología veterinaria), Rosa Gagliardi (profesora adjunta de Genética) y María Montenegro (asistente de Genética) trabajan no solo en la llamada genómica estructural, analizando los cambios o mutaciones, sino también en lo que se conoce como epigenética, es decir, los cambios a nivel bioquímico que sufre la molécula de ADN sin que se vea afectada la secuencia de la misma, así como los cambios en proteínas asociadas al ADN. Estos son los cambios heredables y trasmitidos a la descendencia.
¿Y por qué estudiar esto en perros? Llambí indicó que la historia de los caninos tiene más de 30.000 años y siempre ha estado estrechamente vinculado a los humanos. “Esto los constituye en un excelente animal para estudios de esta compleja enfermedad”, apuntó.
Agregó: “Estos estudios podrán aportar a un mejor conocimiento de la raza, sumándose en este caso, el interés que despiertan en oncología veterinaria”.
Jugando en la nieve: la vida en Europa.
A los investigadores de la Facultad de Veterinaria les interesa avanzar en estudios sobre la salud de los cimarrones por tratarse de la única raza canina autóctona pero, además, porque se están expandiendo por el mundo.
“Hay cimarrones que tiran trineos. Los ves jugando en la nieve y no lo podés creer”, señaló Adriana Romero, integrante de la Sociedad de Criadores de Cimarrón Uruguayo.
Y relató: “En Hungría empezaron con dos ejemplares míos. El macho sacó la mejor progenie de Europa y la hembra quedó en tercer lugar. Hay en Suecia, República Checa, Suiza, Alemania. Es una raza que enamora”.
El corazón del cimarrón.
Este no es el único estudio. Al ser la única raza canina autóctona, reconocida mundialmente por la Federación Cinológica Internacional en 2017, la Facultad de Veterinaria ha venido realizando numerosos trabajos sobre su capacidad cardíaca o su capacidad auditiva.
Alejandro Benech, responsable del Departamento de Pequeños Animales, recibió la semana pasada a Samba, Chasque, Mulata y Mburucuyá en el laboratorio. Estos son cuatro ejemplares del Regimiento “Blandengues de Artigas” de Caballería Nº1, donde funciona un criadero de cimarrones. A ellos se les practicó una radiografía de tórax de cuatro incidencias: lado derecho, lado izquierdo, de pecho y dorsal; además, se les hizo un elecrocardiograma, se les midió la circunferencia torácica y se les sacó una muestra de sangre.
Esta información complementa anteriores estudios sobre los cimarrones para lograr una estandarización de los valores de las medidas cardíacas. Ahora se está desarrollando un nuevo método de diagnóstico que compara el diámetro mayor y el diámetro menor del corazón en la radiografía con los cuerpos vertebrales del tórax. Esto se llama índice cardíaco vertebral. “Esto puede variar de acuerdo a las razas y, obviamente, la del cimarrón no está hecha a nivel mundial”, comentó.
Hasta ahora se ha visto que el cimarrón tiene un corazón más grande que otra raza del mismo tamaño. “Cuando encontrás un perro con una falla cardíaca, para determinar un agrandamiento y medicarlo, tenés que tomar en cuenta que en el cimarrón es aceptable que el corazón sea más grande”, explicó a El País.
Por otra parte, el coordinador de la Policlínica de Neurología Luis Delucchi ha descartado que sufran de sordera como un defecto genético como el dogo argentino, el collie o el dálmata. Para conocer esto se estudiaron más de 60 ejemplares y los resultados fueron publicados en una revista inglesa. “Ayudan a resaltar lo bueno que tiene esta raza”, comentó. El profesional pretende seguir con un relevamiento epidemiológico más importante para descartar, por ejemplo, que sea una raza que se vea afectada por epilepsia u otros trastornos.
Guardián pero con temperamento cariñoso.
La veterinaria y criadora Adriana Romero indicó que la raza uruguaya se distingue por ser de ejemplares fuertes, de tamaño mediano (40 kilos las hembras y 45 los machos), de pelo corto y atigrado, que funciona muy bien como guardián o para el trabajo en el campo. Pero, a la vez, “vive perfectamente en familia, es muy cariñoso y necesita el contacto con la gente”. Y añadió: “Le gusta complacer al dueño; constantemente te está mirando a los ojos. Es realmente adictivo. Te enamorás de la raza”. Se originó a partir de la cruza natural de los perros que trajeron los conquistadores españoles y portugueses.