En un extraordinario descubrimiento realizado en la provincia de Río Negro, Argentina, un equipo de investigadores del Conicet y la Universidad de la República del Uruguay (Udelar) encontró más de 400 restos fósiles de organismos terrestres y acuáticos, que datan de hace aproximadamente 75 millones de años. Este hallazgo no solo destaca por la cantidad de fósiles encontrados, sino también por la diversidad de especies que revelan una biodiversidad excepcional para la época.
El Dr. Sergio Martínez, investigador de la Facultad de Ciencias y especialista en paleontología, fue uno de los colaboradores en este estudio. Con el perfil bajo uruguayo, Martínez señaló a El País que su participación fue “relativamente menor”. Sin embargo, el estudio da cuenta de que su aporte en la identificación de moluscos fósiles resultó crucial para entender el ecosistema de la Patagonia del Cretácico Tardío. “Los fósiles de moluscos, nos ayudaron a reconstruir el ambiente en el que vivieron estas especies prehistóricas”, explicó Martínez.
Un ecosistema perdido en el tiempo
Durante el Cretácico Tardío, la Patagonia era un mundo muy diferente al que conocemos hoy. En lugar de la árida estepa patagónica, existían sistemas de ríos y lagunas rodeados de dunas, donde convivían especies tan variadas como dinosaurios, cocodrilos, tortugas, peces y una gran cantidad de moluscos. Uno de los hallazgos más destacados fue el descubrimiento de una nueva especie de dinosaurio herbívoro, Chadititan calvoi, un saurópodo titanosaurio que no superaba los 10 metros de longitud.
Además de los dinosaurios, se identificaron mamíferos, pterosaurios, tortugas de agua dulce del género Yaminuechelys —cuya caparazón alcanzaba los 80 centímetros— y peces pulmonados y pejelagartos. Estas especies, que hoy habitan zonas tropicales, prosperaban en el ecosistema patagónico, lo que refuerza la idea de que el clima de la región era mucho más cálido y húmedo que el actual.

La importancia de los fósiles de moluscos
Una de las contribuciones más destacadas de Martínez fue la identificación de moluscos fósiles, en particular almejas de agua dulce, que eran características de ambientes acuáticos tranquilos, como lagunas o ríos de aguas calmadas. "Esto sugiere que la Patagonia de hace 75 millones de años era un ecosistema radicalmente diferente al actual”, detalló Martínez.
El equipo de investigación también identificó varios tipos de caracoles y otras especies de moluscos, lo que añade aún más evidencia sobre la diversidad ecológica de la región en aquel tiempo. Los fósiles encontrados abarcan un rango de antigüedad de entre 72 y 86 millones de años, durante el periodo conocido como el Campaniano, una etapa dentro del Cretácico Tardío.

Un hallazgo de impacto global
Los resultados de este estudio, recientemente publicados en la Revista del Museo Argentino de Ciencias Naturales, amplían el conocimiento sobre la fauna prehistórica de América del Sur y contrastan con lo que se conoce sobre las faunas del Hemisferio Norte. Este hallazgo subraya la idea de que los ecosistemas de la Patagonia en el Cretácico no solo eran distintos, sino que presentaban una biodiversidad única en el contexto global.
Martínez destacó la importancia de estos descubrimientos al resaltar que las faunas de Sudamérica, y particularmente las de la Patagonia, no eran iguales a las del Hemisferio Norte, como a menudo se asume en la literatura científica. “El trabajo conjunto de distintas instituciones y países es fundamental. La investigación es global y debe ser interdisciplinaria”, señaló el investigador, destacando la cooperación entre los científicos de Argentina, Uruguay y otros países.
El trabajo fue posible gracias al apoyo financiero de la National Geographic Society y a la colaboración entre instituciones científicas de ambos países. Para Martínez, este tipo de estudios destaca la necesidad de seguir explorando los registros fósiles, porque "los ecosistemas prehistóricos continúan ofreciendo claves cruciales sobre la evolución de la vida en la Tierra".
Un futuro prometedor
Este descubrimiento no solo aporta valiosa información sobre la biodiversidad y los ecosistemas del pasado, sino que también abre nuevas perspectivas para la paleontología en la región. La Patagonia, con su rica historia geológica y biológica, sigue siendo un sitio de importancia fundamental para los estudios paleontológicos, y este hallazgo es solo una muestra más de su potencial.
El estudio de estos fósiles no solo permite reconstruir el pasado, sino también entender mejor los procesos evolutivos. Con el trabajo interdisciplinario y la cooperación internacional, los científicos esperan seguir desentrañando los secretos de este antiguo mundo, cuyo impacto se extiende mucho más allá de las fronteras de América del Sur.