Científico uruguayo es el único latinoamericano en los destacados de Nature de 2020

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Gonzalo Moratorio

CIENCIA

Gonzalo Moratorio, responsable del Laboratorio de Evolución Experimental de Virus del Institut Pasteur de Montevideo, fue elegido como uno de los 10 científicos del año por la prestigiosa revista

Billy Ford (Morgan Freeman) descubre en Zaire un virus con un índice de mortalidad del 100% en las 24 horas posteriores a la infección. El gobierno de Estados Unidos resuelve bombardear el poblado para eliminar todo brote y borrar la evidencia. Treinta años después, Sam Daniels (Dustin Hoffman) llega al país para investigar una epidemia sin saber que no se trata de un virus nuevo. Mientras tanto, un mono portador contagia a un traficante de animales (Patrick Dempsey) y lo que sigue es un efecto dominó: la rápida propagación del virus y la lucha de Daniels y su colega Robby Keough (Rene Russo) para encontrar una cura. Este es el argumento de Epidemia (Outbreak, en inglés), una película de Wolfgang Petersen que se estrenó en 1995 y que este año recobró vigencia.

Gonzalo Moratorio la vio cuando tenía 12 años. Poéticamente se podría decir que lo infectó con una mezcla de pasión y obsesión que en unos años lo hizo optar por la virología por sobre la medicina. “Me anoté a las dos facultades. No tuve el coraje suficiente para estar tan cerca de la línea de fuego. Preferí estar en una bastante más atrás y generar conocimiento y herramientas para darle a los médicos en vez de tratar a los pacientes”, dijo a El País.

Pero llegó 2020 y Moratorio no estuvo precisamente en la retaguardia. Desde el frente del Laboratorio de Evolución Experimental de Virus del Institut Pasteur de Montevideo lideró con Pilar Moreno varios proyectos que los convirtieron en los Daniels y Keough reales. Y ese trabajo lo consagró como el único científico latinoamericano en la edición 2020 de Nature’s 10, una lista que elabora la revista científica Nature que reúne cada diciembre a 10 investigadores del mundo que se hayan destacado durante el año por su aporte a la ciencia.

“Esta es la primera vez que siento que toda la ciencia que hicimos este año fue para la sociedad. Porque nuestros pares necesitan otras medidas para categorizarla como la consolidación de artículos científicos, el avance de proyectos en investigación y todo eso quedó en el camino porque los 12 que somos en el equipo nos pusimos a trabajar en COVID”, dijo Moratorio a El País.

Dificultades en París que valieron la pena.

“Esto es un premio muy lindo y que, no te voy a mentir, cuando esto llegó me acordé cuando estaba en París en el año 2013 y apenas llegaba a pagar la renta con mi beca de posdoctorado; apenas llegaba a fin de mes. Nos quedamos un tiempo sin casa y unos amigos nos prestaron un cuarto porque no podíamos alquilar. Estaba días en el laboratorio porque si me quedaba hasta las 2 o 3 de la mañana perdía el metro para volver a casa. Me vinieron a la cabeza todos esos momentos para decir, pucha, yo ya sé que valió la pena, pero es un mimo al alma”, dijo Gonzalo Moratorio a El País por su distinción como uno de los 10 científicos del año destacados por la revista especializada Nature. En el Institut Pasteur de París, Moratorio realizó su posdoctorado.

La distinción le cayó por sorpresa. Ni siquiera sabía que Nature realizaba estas listas desde hace unos años. Tuvo hasta que googlearlo. Cuando pasó el impacto por la noticia que le acaba de llegar por mail, atinó a abrir una botella de Glenkinchie 12 años y a escribir un tuit en el que decía estar celebrando algo que todavía no podía decir por temas legales pero por lo que le agradecía a todos los mentores que lo habían acompañado hasta este momento. No podía decir nada hasta que Nature difundiera los nombres este martes. El correo, en concreto, felicitaba al Institut Pasteur de Montevideo y a la Facultad de Ciencias por tener entre sus filas a “una de las personas que más ha impactado en ciencia en 2020”.

“No esperaba ni cerca algo parecido. Es un reconocimiento en el mundo para el trabajo de todo un equipo. Como se necesita contar una historia de vida se pone mi cara que es una de las visibles, pero es para el equipo”, comentó.

Gonzalo Moratorio
Gonzalo Moratorio

Coincidió que Moratorio asumió la dirección del Laboratorio de Evolución Experimental de Virus el mismo año en el que el mundo conoció por las malas algo llamado SARS-CoV-2. Aunque para los uruguayos este se convirtió en una realidad a partir del 13 de marzo, Moratorio y Moreno, entre otros científicos, comenzaron antes a estudiar, investigar y prepararse para lo que pronto se convirtió en pandemia. “Rezagué todos mis proyectos de investigación en abordaje de vacunas y evolución experimental de virus; no los atendí y puse toda mi energía en lo que era el aporte hacia la pandemia y cómo podía generar herramientas”, es decir, aquello que lo hizo optar por la Facultad de Ciencias en vez de Medicina unos 20 años antes.

La línea de fuego no iba a ser una retraída. A menos de dos meses del inicio de la emergencia sanitaria, Moratorio, Moreno y colaboradores ya habían desarrollado el kit de diagnóstico para COVID-19 con el objetivo de tener una menor dependencia de los tests usados a nivel mundial. Este fue compartido con instituciones de Salud Pública de modo de ampliar la capacidad de diagnóstico a nivel nacional, montándose una red de laboratorios y capacitándose personal. Esta red, usando el test desarrollado en Uruguay, llegó a hacer el 40% de los tests diarios en el país.

Las personalidades que acompañan a Moratorio.

“La fama llegó rápidamente para Gonzalo Moratorio durante la pandemia de COVID-19. La gente lo reconoce en las calles de la capital de Uruguay, Montevideo. Le compran una cerveza de vez en cuando cuando va a un bar. Incluso se le acercan en el agua, siempre que sale a surfear con amigos. Y le agradecen”, así arranca la nota escrita por Emiliano Rodríguez Mega sobre el “cazador de coronavirus” incluido en el listado Nature’s 10 de la revista científica especializada. El texto, que repasa todos los avances de Moratorio en el año, recoge una opinión de Carlos Batthyány, director del Institut Pasteur en Montevideo: “Gonzalo salió corriendo de la reunión (a principios de año antes de la declaración de emergencia sanitaria) y se puso a trabajar. Cuando está convencido de que hay que hacer algo, derriba montañas. Es un Don Quijote en ese sentido”.

La lista de Nature se completa con estas nueve personalidades: Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS); Verena Mohaupt, una “patrullera polar”; Adi Utarini, investigadora sobre el dengue; Kathrin Jansen, jefe de investigación y desarrollo de vacunas en la firma farmacéutica estadounidense Pfizer, cuyo equipo logró la vacuna en solo 210 días, desde el comienzo de las pruebas en abril hasta la finalización de los ensayos clínicos de fase III en noviembre; el virólogo Zhang Yongzhen, quien fue el primero en publicar en línea el genoma del virus que estaba causando una enfermedad similar a la neumonía en Wuhan, China; la cosmóloga Chanda Prescod-Weinstein, quien investiga a la materia oscura; Li Lanjuan, epidemiólogo que recomendó cerrar Wuhan para controlar el primer brote de COVID-19; Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelanda; y Anthony Fauci, asesor del gobierno de Estados Unidos durante la pandemia de coronavirus.

La lista de Nature’s 10 explora los desarrollos clave en la ciencia este año y algunas de las personas que jugaron un papel importante en estos hitos. Junto con sus colegas, la revista afirma que estas personas ayudaron a hacer descubrimientos asombrosos y llamaron la atención sobre temas cruciales. Nature’s 10 no es un premio ni una clasificación. La selección es compilada por los editores de Nature.

El esfuerzo del equipo no se quedó ahí: se procedió al monitoreo de material genético del virus en aguas residuales, en el aire y en distintas superficies; se logró otra técnica de diagnóstico llamada LAMP por la que se está llevando a cabo una prueba piloto en el Hospital de Tacuarembó para testeos más rápidos (45 minutos) y con un procedimiento más sencillo que el tradicional RT PCR y se exploró la inyección del plasma de convalecientes con fines terapéuticos para pacientes internados muy graves. “Hemos trabajado en cómo podemos aconsejar de mejor manera al personal de salud para tomar mejores decisiones”, resumió Moratorio.

“Redirigimos todo nuestro potencial hacia la pandemia. Muchas veces me sentí culpable por haber hecho agua en otros lugares pero esto era lo más importante. Si me preguntás, en serio te digo que, para mí, ayer era marzo. Fue un año con un estrés y un ritmo muy pero muy vertiginoso, con jornadas de más de 12 horas de laboratorio, con discusiones que a veces uno no quiere tener o de confrontaciones más de lo que uno quiere. Pero también fue un año de obsesionarse con una causa, con un proyecto, con una pregunta que queremos responder”, señaló Moratorio.

Gonzalo Moratorio en Encuentros para pensar

En setiembre, Gonzalo Moratorio participó del ciclo Encuentros para pensar con Martín Aguirre. Aquí la entrevista completa: 

Mosquitos y cáncer: proyectos en espera.

Gonzalo Moratorio volvió a Uruguay en 2018, luego de estar casi seis años en el Laboratorio de Marco Vignuzzi en el Departamento de Virología del Institut Pasteur de París (antes había estado en San Francisco, Estados Unidos).

Para este 2020 tenía tres grandes proyectos de investigación que debieron ser suspendidos y que pretende retomar el año que viene. Uno de ellos es lograr el debilitamiento de virus transmitidos por mosquitos como dengue, Zika, chikungunya y, en particular, el virus Mayaro. Este último “no lo conoce nadie pero tiene el potencial de ser el próximo Zika; el próximo virus que no conozca nadie y que haga un relajo bárbaro”, dijo a El País. Se ha documentado la transmisión por mosquitos Haemagogus y, hasta ahora, los casos humanos se asocian con exposiciones en ambientes húmedos boscosos donde habita el vector. Pero para el científico hay que prepararse: “Con el calor y con un montón de cambios cimáticos (estos virus) van a impactar más en Uruguay”.

Asimismo, indicó: “Creemos tener una fórmula para debilitar su genoma mediante ingeniería genética y, de alguna manera, combatir el virus Mayaro”.

Otro proyecto que espera que la COVID-19 le deje su turno es entender cómo utilizar las propias mutaciones que generan los virus en su contra y, entonces, hacerlos mutar más de la cuenta para que pierdan la información genética.

El tercer proyecto que tiene en pausa el Laboratorio de Evolución Experimental de Virus del Institut Pasteur de Montevideo, liderado por Gonzalo Moratorio y Pilar Moreno, “mezcla dos mundos distintos: utilizar virus como armas anticáncer”, definió el científico.

Así lo explicó: “Tenemos virus que modificamos genéticamente y que tienen una selección referencial por replicar en células tumorales. Esto quiere decir que tendríamos delante de nuestros ojos nuevas estrategias para tratar el cáncer”.

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