INNCONTENT PARA CRANDON
Aunque el coronavirus impuso varios cambios a la forma de educar, el colegio mantuvo su objetivo: formar a ciudadanos para el siglo XXI
El Instituto Crandon tiene hoy a los alumnos y docentes en sus aulas y patios de recreo, en una imagen casi idéntica –salvo por los protocolos sanitarios, el uso de mascarillas y de alcohol en gel— a la que existía previo al inicio de la pandemia de coronavirus.
El camino hasta la presencialidad actual tomó meses de repensar, primero, y aplicar, después, una estrategia que permitiera mantener el vínculo entre docentes, alumnos y sus familias, y avanzar en los objetivos educativos trazados por la institución para este 2020 –meses antes de que la pandemia se instalara—, pero entendiendo el nuevo contexto.
Para la institución se abrieron dos caminos: uno relacionado con atravesar una situación inesperada y difícil, y otro vinculado con la oportunidad.
“Transitamos esos dos caminos de manera paralela y permanente, tendiendo puentes para que la crisis se convirtiera en oportunidad. Había que permitirse transitar la adversidad, analizarla, pero también abrir ventanas para ‘ventilar’ la perspectiva pedagógica y el rol docente, pero anclados en un proyecto institucional”, reflexionó la directora de Educación Inicial y Primaria del colegio, María Eugenia Goyret.
Crandon busca formar a ciudadanos para el siglo XXI. Esa premisa inspira perfiles específicos por nivel de alumnos, pero dado su creencia cristiana de tradición metodista procura educar individuos que sean buenos usuarios de la lengua en español e inglés, capaces de reconocer, analizar y resolver de manera creativa y autónoma distintas situaciones en distintos contextos, sensibles al arte, la cultura, la naturaleza y los hechos sociales, críticos en el uso de las tecnologías, éticos, con consciencia ecológica, valores humanos y con las estrategias para convivir con respeto.
Aunque esa meta no varió, la pandemia sí impuso cambios en el modo de educar y aprender.
Frente a esta nueva realidad, el colegio hizo hincapié en una de sus fortalezas: integrar las voces de los docentes, alumnos y padres. La comunidad del colegio está compuesta por unos 500 funcionarios y cerca de 1.550 alumnos con sus familias.

La comunidad del colegio está compuesta por unos 500 funcionarios y 1.550 alumnos con sus familias
El trabajo con los docentes fue gradual y coordinado, de forma de velar no solo los objetivos educativos sino también de atender las preocupaciones de los educadores.
La prioridad estaba clara desde el comienzo de la pandemia. “La primera preocupación fue llegar a nuestros alumnos y que el vínculo con el otro no se detuviera”, comentó Goyret.
Escuchar la voz de los niños era fundamental. Para eso, Crandon aplicó herramientas de contención; por ejemplo, con los niveles más grandes de primaria, los maestros y psicólogos generaron espacios de talleres virtuales para conocer y abordar las emociones y vivencias que los niños iban atravesando en el confinamiento.
“En Inicial se buscaba dar acompañamiento a través de videollamadas o llamadas tradicionales. En el Jardín tuvimos al principio actividades solo a través de la plataforma online y luego se incorporó la videollamada por Zoom. A muchos niños les daba vergüenza o no querían, pero fue un proceso en el que se respetó el ritmo de cada uno, se los acompañó –formando trabajo en duplas y en pequeños grupos— hasta lograr que todos pudieran unirse en esa forma de comunicarnos", destacó Laura Molina, subdirectora de Inicial.

Las familias también fueron protagonistas del proceso que emprendió el colegio en estos meses. Su participación fue activa a través de las reuniones de padres, espacios de taller y asambleas. En esos ámbitos expresaron sus percepciones, ideas y preocupaciones.
La pantalla como nexo
El uso de la tecnología como soporte educativo se aceleró como consecuencia de la pandemia y Crandon no fue la excepción. Sin embargo, tenía una gran ventaja, ya que desde 2019 se desarrollaba un plan de innovación y mejora en el área de Informática y Tecnología Educativa con la experta argentina Verónica Perosi.
De todas formas, el cambio forzoso que trajo aparejado la pandemia fue significativo. “Nos vimos de golpe en una situación donde (la tecnología) era el lenguaje exclusivo. La clave fue poder tender puentes entre la didáctica conocida por nosotros de la escuela presencial con la didáctica virtual”, admitió Goyret.
El uso de la pantalla a su vez disparó interrogantes. “No es lo mismo su uso para el bebé de dos años que para un preadolescente”, señaló Goyret. “Había que definir de qué manera utilizar la plataforma, con qué frecuencias”, explicó. Molina acotó que el criterio madre consistió en “utilizar la pantalla como mediador de las propuestas, no como la meta”.
En esa reinvención, el colegio procuró por otra parte colaborar con los padres –que en general debían teletrabajar— organizando la agenda de clases y tareas asignadas a los alumnos. También fue una forma de favorecer el balance entre la vida familiar y laboral de los docentes.
En ese sentido, evaluar y ser flexibles fue clave, dijo Goyret. “Tenemos que hablar de una escuela para la diversidad. Y eso quiere decir que todos tengan las mismas oportunidades, con un rumbo y un proyecto común, pero sabiendo que todos tienen necesidades diferentes".
De regreso al aula

El 16 de junio y bajo un estricto protocolo sanitario, el colegio retomó las clases presenciales aunque solo medio horario, y complementadas con sesiones virtuales. Desde setiembre, toda la escuela está reunida a tiempo completo y con su funcionamiento habitual. Para hacerlo posible se hicieron reformas edilicias, se modificaron calendarios y horarios de clases especiales.
El esfuerzo valió la pena. “Las tres palabras que marcaron la diferencia en este tiempo fueron: confianza (de los padres en el colegio, algo fundamental para un proyecto educativo, y también a nivel del equipo docente), adaptación (de los niños y maestros) y alegría, que es el sentimiento que vivimos en la escuela a pesar de una coyuntura negativa”, valoró Alejandra Besola, subdirectora de Primaria.
Con el año 2021 en el horizonte, el colegio proyecta tres posibles escenarios: 100% presencial, mixto (presencial y virtual) o desde casa. La experiencia acumulada este año servirá para afrontar el futuro y definir cómo deberá ser la propuesta educativa cualquiera sea el contexto. Eso tiene que ver con la didáctica de lo virtual, las adaptaciones edilicias y la planificación de los grupos y calendarios escolares, pero también con la convicción de que la tecnología es un medio para aprender y que la riqueza de esa experiencia es cuando se da junto a otros.
Al evaluar este curso 2020, la conclusión –dice Goyret— es que “la pandemia no pudo con nosotros, nos dio alas”.
Novedades 2020: Extensión horaria del Maternal y plan piloto para alumnos con altas capacidades
A pesar del contexto desafiante, Crandon pudo llevar adelante nuevos proyectos educativos en este 2020.
En Maternal a partir de los 18 meses se concretó este año la extensión horaria a 6 y 8 horas, dijo Molina.
?En paralelo, en Primaria se inició un proyecto dirigido a alumnos de desempeño destacado.
Centrada en la idea de brindar una educación personalizada, la propuesta –elaborada por docentes y psicopedagogos— permite a niños con capacidades por encima del promedio canalizar su talento e inquietudes en actividades específicas a esos intereses.
El grupo de alumnos con este perfil que participa de esta experiencia piloto eligió trabajar temáticas relacionadas al Universo, la contaminación y el medioambiente, la fauna y los medios de comunicación.
"Trabajamos en y por la diversidad: para aquel que necesita un ritmo más lento de aprendizaje y para aquel que destaca y lo estimulamos para que se siga desarrollando", finalizó Besola.