ALIMENTACIÓN
El decreto 272/018 sobre el etiquetado frontal de los alimentos fue firmado en 2018, pero recién a partir del 1° de marzo de este 2020 comienza a regir.
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Que lo que buscan las empresas alimenticias son ganancias económicas más que cuidar la salud de los consumidores es algo que vienen diciendo hace mucho tiempo distintos profesionales, como por ejemplo nutricionistas o cocineros.
Que es necesario tomar medidas para frenar con la pandemia de obesidad y otras enfermedades no transmisibles que en todas partes del mundo se asocian con una mala alimentación, tampoco es noticia.
Pero dentro de pocos días lo que sí puede ser nuevo es que algunos vayamos a la góndola del supermercado y nos demos cuenta de que esas galletas con semillas que siempre compramos pensando que son sanas no lo son tanto, ya que tienen más sal de lo recomendado por organismos como la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Tal vez, también, la próxima vez que compremos la merienda para nuestros hijos descubramos que lo que tiene ese paquete colorido no es tan alegremente nutritivo, ya que fue hecho con altos niveles de grasa.
El próximo 1° de marzo, en Uruguay, todos los alimentos envasados que tengan altos valores en grasas, grasas saturadas, sodio o azúcares deberán tener en su parte delantera una etiqueta que informa estos excesos.
Actualmente hay algunos que la tienen, pero por ahora no era obligatorio, como lo indica el decreto 272/018 con fecha 29 de agosto de 2018 y firmado por el presidente Tabaré Vázquez. Sí, fue emitido por el Poder Ejecutivo en 2018, pero recién en los próximos días comenzará a regir, ya que a pedido de un grupo de productores y empresas el gobierno concedió una prórroga.
La idea era dar el tiempo suficiente para que, entre otras cosas, las imprentas tuvieran pronto los diseños de los logos o los que pudieran y quisieran reformular la composición de los alimentos lo hicieran.
A tan solo días de que las góndolas se llenen de estas etiquetas (la industria estima que el 80% de los productos las tendrán) El País habló con un nutricionista para saber cómo interpretarlas, qué es exactamente lo que indicarán estas advertencias y los riesgos que supone el consumo abusivo de estos productos que vienen con excesos de ciertos ingredientes.
¿Qué es lo que leemos?
El exceso que mencionan las etiquetas señala que el producto tiene elevados niveles de cierto nutriente en proporción a lo que aporta en su totalidad, explicó a El País el licenciado en Nutrición Miguel Kazarez.
La etiqueta que indica “exceso de azúcares” se refiere al agregado, también en el proceso de elaboración, de azúcares, azúcares de hidrólisis de polisacáridos. El nutricionista detalló que la advertencia está presente cuando el alimento tiene niveles considerados demasiados altos de azúcar, la que aparece en etiquetas traseras con diferentes nombres: sacarosa, azúcar morena, melaza, jarabe de almíbar, dextrosa, jarabe de alta fructosa, etc. “También en productos que tienen jugo de fruta, néctares o miel. Son contenidos símil azúcar que están en cantidades altas”, añadió.
Una de las etiquetas es la que dice “exceso de sodio”: se refiere al agregado, durante el proceso de elaboración, de cualquier sal que contenga sodio o cualquier ingrediente que contenga sales de sodio agregados. Será indicado cuando el producto contenga 500 miligramos de sodio cada 100 gramos.
El Ministerio de Salud Pública detalla que se dará en casos en que el producto tenga 20% de azúcares en proporción a su valor calórico total.
Respecto a las etiquetas que indican “exceso de grasas” o “exceso de grasa saturadas”, Kazarez señaló que están en los productos que contienen altas cantidades de emulsiones grasas, crema, margarina, grasa vacuna, aceites refinados. Es el caso de los que tienen a partir de 35% de grasas del valor calórico total o un 12% en el caso de las grasas saturadas.
Los consumidores y la "confusión" ante algunos productos.
El nutricionista sostuvo que hay productos que sin el etiquetado frontal, causan “confusión” en el consumidor, que los elige pensando que son saludables: “Sucede sobre todo con los productos que tienen una composición nutricional heterogénea” como barritas de cereales, cereales, granola, panes, snacks, dijo.
Por eso, la lectura del etiquetado frontal llega para estimular el aprendizaje y permitir una mejor selección de los productos por parte del consumidor, según Kazarez. “Permitirá que ciertos grupos más vulnerables, como niños o personas con un nivel educativo bajo puedan comprender que quizás no están consumiendo un producto tan saludable”, sostuvo.
Agregó que también será positivo para las familias en que hay niños: “Muchos padres creen que los productos infantiles, por el hecho de estar dirigido a niños, son saludables, cuando en realidad suelen tener abundante azúcar, edulcorante, poca fibra, con colorantes, saborizantes, aromatizantes”.
Informase y saber lo que se come.
Lo que se busca con esta medida del etiquetado frontal en alimentos es que la población esté informada: que la gente sepa lo que está comiendo. La normativa sostiene que en los últimos años hubo una fuerte escalada de sobrepeso y obesidad en la población uruguaya en todos los grupos etarios y que eso está asociado a una mayor prevalencia de enfermedades no transmisibles. Agrega que la ciencia evidencia la asociación de estas afecciones con el consumo de alimentos con agregado de excesiva cantidad de grasas, grasas saturadas, sal y azúcares.
El decreto expresa además que “la evidencia científica señala que es necesaria la implementación de medidas tanto educativas como regulatorias” para poner freno a esta situación.
El decreto sostiene que en Uruguay entre1999 y 2013 se triplicó la venta de bebidas azucaradas y se duplicó la de alimentos con excesiva cantidad de azúcares, sal y grasas. Indica que en ese período también se constató un aumento de sobrepeso en personas de todas las edades.
Kazarez opinó que el etiquetado frontal “puede contribuir enormemente a minimizar la aparición de la obesidad y a reducir algunas enfermedades, no las va a eliminar, porque estos temas son multifactoriales, pero es un granito de arena que puede ayudar muchísimo”.
El Ministerio de Salud Pública será en encargado de fiscalizar el cumplimiento de la medida y habla de “sanciones” para las empresas que no lo hagan, aunque el decreto no detalla más que eso.
Por estos días hay incertidumbre sobre qué interés pondrá en el tema el gobierno entrante.
El consumo abusivo de los ultraprocesados.
A mayor consumo de ultraprocesados, mayor deterioro de la salud, ese es el resumen que hace Kazarez al explicar los efectos que estos alimentos pueden provocar en el organismo. “Es sumamente importante reducir su consumo porque hay una asociación entre estos y la prevalencia de la obesidad y el sobrepeso”, que “predisponen a un montón de enfermedades, como las cardiovasculares y otras enfermedades no transmisibles”, dijo.
El especialista aclaró que estos productos “se deben evitar”, pero no es necesario caer en extremos: “Nadie va a estar sano por comer una fruta a la semana, y nadie se va enfermar por comer ocasionalmente ultraprocesados”.
El problema es que “la sociedad abusa de su consumo de forma sistemática, por lo que termina siendo un consumo abusivo. Además, muchas veces se consumen productos que pensamos que son sanos porque son falsamente catalogados como saludables cuando no lo son”.
Agregó que “hay una gran confusión y a veces eso lleva a que la gente consuma demasiado este tipo de productos, sin saber que son de mala calidad nutricional”.