Color, sabores y alegría: Montevideo celebra el Día de los Muertos al estilo mexicano

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Día de los Muertos a la mexicana. Foto: Francisco Flores

DÍA DE LOS MUERTOS

Las tradiciones mexicanas que rodean de risa y alegría a la muerte, pero en la capital uruguaya.

Es una de las celebraciones más famosas de México, sino la más famosa, y se extiende por varios días. A diferencia de las tradiciones en otras partes del mundo, que tienen un dejo de nostalgia o tristeza, el Día de los Muertos en el país centroamericano es una verdadera fiesta: una fiesta llena de historia, alegría y risas. Es un momento de celebrar con bailes, comida y bebidas junto a los que ya no están en este mundo.

“El muerto al pozo y el vivo al gozo” es un dicho famoso en México, que con una sonrisa y mientras preparaba un altar dijo a El País Soraya Herrera, una mexicana que hace años vive en Uruguay y tiene el emprendimiento Sabores de México, con el que participa en eventos y ferias.

Los altares, como el que preparó Soraya en el Mercado Ferrando, son una de las cosas más importantes en estos días: desde el 28 de octubre hasta el 2 de noviembre se hacen diferentes ofrendas. Hay distintos tipos de altares, pero algunas cosas no pueden faltar.

“No es que solo nos estemos acordando de los que no están, sino que estamos recibiendo la memoria de los que regresan a celebrar. Entonces es una forma de darles la bienvenida en este día que ellos tienen permiso de venir y visitar a los vivos, de agasajarlos y celebrar la vida a través de la muerte”, señaló Soraya.

“El mexicano tiene conciencia muy clara de que una vez que nacemos ya empezamos a morir y desde muy chicos a los niños se les introduce el concepto de la muerte de una manera lúdica. Nunca dejamos de jugar con ella, la evocamos de una manera juguetona, lo que no quiere decir que no le tengamos miedo o que no la respetemos. Pero a través de la risa, la burla y de hacerla cotidiana la hacemos parte de nuestra vida”, agregó.

Día de los Muertos a la mexicana. Foto: Francisco Flores
Día de los Muertos a la mexicana. Foto: Francisco Flores

Mientras colocaba los últimos detalles en el altar, contó que esta celebración reúne a familias y a la comunidad para recordar a los que ya se fueron, pero evocándolos “desde un lugar alegre”.

En el altar, entre las muchas ofrendas y símbolos, no faltan los que representan al fuego (velas), aire (papel picado), agua (vaso con agua) y tierra (frutos).

"No le tenemos miedo a la muerte".

"Los mexicanos no le tenemos miedo a la muerte, nos reímos de ella y con ella”, explicó Larissa Peña, una mexicana que desde hace un tiempo también vive en Montevideo y es quien está detrás de Chingona, un emprendimiento gastronómico que comparte los sabores mexicanos en la capital uruguaya. Hacen envíos a domicilio los jueves y están los domingos en la feria Tristán Narvaja (Galicia y Gaboto). Es precisamente allí donde este domingo 1° de noviembre montará un pequeño altar para compartir con los visitantes que deseen dejar ofrendas, siguiendo con las tradiciones de su tierra.

En los diferentes altares se repiten algunos símbolos. Algunos de ellos son: el mantel blanco representa la pureza, la figura de un perro para que guíe las almas, la sal para que el cuerpo no se corrompa en su viaje de ida y vuelta para el siguiente año, el agua representa la vida y calma la sed del espíritu que viene del otro mundo. Pero hay mucho más.

Larissa explicó a El País que ya el 28 de octubre de cada año algunos suelen encender en el altar la primera vela junto con una flor blanca, “para ir limpiando el espacio para la llegada del muerto”. Luego, se coloca el vaso con agua, para todos esos muertos que han sido olvidados. “En noviembre nosotros recordamos a todos los muertos, pero hay gente que no tiene quien la recuerde, no tiene quien le abra las puertas del inframundo, entonces ponemos el vaso de agua para que se invite a todos esos muertos”, detalló.

A continuación, muchos acostumbran ofrendar pan, por lo general, un pan blanco: “Es para los que murieron en accidentes”, explicó, diciendo que en México “todo gira alrededor de la comida” y quien falleció en esas circunstancias “es como que murió sin alcanzar a comer”. Se trata de “un pan blanco que en México se come para todo. Tienes un susto, come pan blanco. Te baja la presión, pan blanco. Todo lo arreglamos con el pan blanco, que es a base de trigo y es barato”, dijo.

La fruta, como explicó Soraya, no puede faltar junto con todas las cosas que uno sabe que le gustaban a sus antepasados.

El 1° de noviembre es el día para los niños: “Empieza la celebración más fuerte, se hacen ofrendas para los niños que murieron, comienza a incorporarse la comida fuerte. Pueden ser tacos o mole; y en el caso de los niños, leche”, añadió Larissa.

El 2 de noviembre se pone el resto de las ofrendas que los familiares muertos “vienen a recoger”: la idea es ofrendar lo que ellos comían, lo que les gustaba en vida. Si tomaban vino o tequila, se hace esa ofrenda. En una fiesta no puede faltar la música, por lo que aquí tampoco: suena la música que escuchaban y que más les gustaba. Larissa sostuvo que no hay una comida típica para el altar, sino que la idea es ofrendar lo que el muerto comía: “Si desayunaba cigarrillo y café, se pone eso o lo que sea que le gustara”.

Esta fiesta culmina cuando en el altar “se prende la última vela, se les dice adiós, se reza por esas almas, por que todo haya ido bien y hayan comido, bebido y disfrutado de estos días. Cuando apagas la vela se supone que el umbral se cierra y retiras la ofrenda”.

Soraya Herrera. Foto: Francisco Flores
Soraya Herrera. Foto: Francisco Flores

En algunos lugares de México, contó Soraya, estilan visitar los cementerios en la víspera del 2 de noviembre: “Algunos van y se quedan toda la noche, incluso se llevan toda la comida y hacen una especie de picnic. Depende de la región, pero la ida al cementerio y quedarse esa noche ahí acompañándolos es algo muy tradicional”, y no falta quien se pasa de copas y festeja “con su compadre” mientras va de tumba en tumba, contó.

Pan de muerto, un pan tradicional en esta fecha.

El pan de muerto es otra de las preparaciones típicas de esta fecha: hay diferentes tipos, según contaron las mexicanas Soraya y Larissa a El País.

El pan de muerto típico, que se suele ver en todos lados, es el que tiene unas cruces por encima, formadas con la misma masa: “Se intenta imitar con esas cruces los huesos de las piernas y los brazos. Y llevan una bolita de masa que se dice que es el cráneo del muerto. Por eso se suele preguntar si el pan viene con o sin muerto”, explicó Larissa.

Pan de muerto. Foto: Francisco Flores
Pan de muerto. Foto: Francisco Flores

Este pan tan tradicional es dulce, como la mayoría de los panes que se consumen en México, y se hace a base de harina de trigo, agua de azahar, ralladura de naranja, manteca, azúcar y huevos. Larissa sostuvo que “lo que lo hace un pan distinto es la naranja y el agua de azahar”.

“Cada región hace este pan de forma diferente”, agregó Soraya; en algunas partes de México por ejemplo, los hacen con azúcar de colores o con otras figuras.

Charlas, sabores y colores en el Mercado Ferrando.

El Mercado Ferrando (Chaná 2120, Montevideo) se unirá a las celebraciones del Día de los Muertos con propuestas que nacen dentro de cada local.

Por ejemplo, habrá especias mexicanas por Samud, pan de muerto por Cataleya, libros de gastronomía mexicana por librería Del Mercado, micheladas y cervezas típicas por OPB y más. En el local de Ollas de Garage Gourmet habrá tacos de cochinita pibil y totopos con frijoles refritos.

Hasta el 1° de noviembre habrá, además de esto, música típica, charlas, mariachis y una colorida ambientación.

La celebración se realiza con el apoyo de la Embajada de México y obras que preparó Soraya Herrera, la mexicana detrás de Sabores de México.

El viernes 30 de octubre hay una charla abierta que dará a las 14 horas Soraya junto a su altar de muertos, y también un taller sobre especias a las 17 horas a cargo de Samud. La entrada es libre pero la capacidad será limitada.

Jessica Moreira, encargada de comunicación del mercado, dijo a El País que se suman a esta celebración porque, además de ser un mercado gastronómico, “se han posicionado como un polo cultural. Para nosotros el tema de los sabores y de transportarte a través de ellos a otras culturas es importante. Más allá de la experiencia del comer, es importante la cultura asociada a esas comidas”.

Jessica agregó que el sábado harán una piñata típica mexicana para los más chicos: la idea es que los niños participen en el taller y ayuden a armarla, para luego sí romperla y llevarse los dulces.

“El domingo vamos a tener una feria de emprendimientos, una exposición de cuadros de Soraya y vamos a terminar bien arriba con mariachis y tequila”, contó.

Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

La festividad del Día de los Muertos fue declarada en 2008 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en México, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Para la Unesco, como para los mexicanos todos, en esta celebración la muerte no remite a una ausencia sino a una presencia viva. Aquí, la muerte es una metáfora de la vida que se materializa en el altar ofrecido y sostienen que quienes hoy ofrendan a sus muertos serán en el futuro invitados a la fiesta.

Los que ya no están en este mundo vienen a visitar a los vivos y comparten música, comida y bebida: los vivos comparten diferentes platos y los muertos “comen a través de los aromas”, sostuvo Soraya Herrera.

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