Johan Steven Guerrero, El Tiempo/GDA
Japón se encuentra en medio de una lucha contra un fenómeno que va en alza entre las personas de la tercera edad. Es un problema social que lleva a adultos mayores a cometer crímenes buscando quedar presos, y que se le atribuye a los problemas de pobreza y soledad que enfrenta esta franja etaria de la población.

De acuerdo con un artículo publicado en la cadena estadounidense CNN, el gobierno ha tenido que implementar una serie de adecuaciones para albergar a los reclusos ancianos, transformando las prisiones en geriátricos.

Fumio Kishida, exprimer ministro de Japón, reveló que el país afronta una histórica disminución en la tasa de natalidad, ya que por primera vez en más de un siglo, los bebés nacidos en el territorio no superan los 800 mil, según señaló BBC.

El fenómeno es común en países desarrollados. No obstante, en la región se agrava la situación debido al aumento en la esperanza de vida de los ciudadanos. Esto ha generado que aumente la cifra de adultos mayores sin recursos para mantenerlos.

La Agencia Nacional de Policía, en Japón, reportó que en los últimos 60 años la cifra de delitos cometidos por adultos mayores incrementó en un 450 %. La razón que predomina en este comportamiento es la búsqueda de asistencia social gratuita y un lugar donde vivir.

En el país asiático, los pequeños robos de comida pueden acarrear hasta dos años de prisión, camino que tomaron los abuelos para no pasar sus últimos años de vida solos, sin cuidados y con carestías.

En Tochigi, se ha reflejado notoriamente el problema social de las mujeres mayores, siendo recluidas en las prisiones de la ciudad.

La falta de apoyo familiar, dificultades económicas y la soledad son factores que influyen en la decisión de las ancianas.

En la prisión, la población mayor recibe tres comidas básicas diarias, atención médica gratuita, cuidados y compañía.

Según lo expuesto por el portal Select Health, la soledad en ancianos disminuye las funciones inmunitarias y la salud cardiovascular. Por otro lado, aumenta la ansiedad, la depresión y los pensamientos suicidas. Los adultos mayores encuentran en las cárceles de Japón lo que el exterior no les brinda.

No obstante, el problema no para ahí. La reincidencia en los delitos menores es común, ya que cuando los habitantes de edad madura salen de prisión no hay garantías que les asegure una vida digna.

Por ello, entidades gubernamentales han implementado una serie de programas de apoyo que ayuden a estas personas a ser independientes económicamente, superar adicciones y construir lazos sociales, así como familiares.

No obstante, la eficacia de los mismos aún se desconoce, sobre todo por el incremento de la población mayor en el país.