HISTORIA
Fue el título que le brindó la Corona Española luego de la reconquista de Buenos Aires de la que hoy es aniversario; fue germen de la rivalidad con esa ciudad
La calle Reconquista, en Ciudad Vieja, tiene 11 cuadras de largo. No es mucho pero es más que los 200 metros que tiene Liniers. Usted puede caminarlas de punta a punta sin saber que recuerdan uno de los episodios más heroicos vividos en el Río de la Plata: la reconquista de Buenos Aires. Sí, las fuerzas estaban al mando de Santiago de Liniers (segundo jefe naval del Río de la Plata y miembro de la elite porteña), pero el plan se había orquestado en Montevideo, las tropas habían salido de Montevideo y estaban conformadas por militares y voluntarios de Montevideo, aunque la historia se haya contado de forma diferente.
“Si Montevideo se hubiese demorado en movilizarse, los británicos pudieron haberse reforzado y la reconquista hubiese sido mucho más difícil de lo que fue. Si los británicos hubiesen mantenido Buenos Aires como un enclave propio en América del Sur, la historia de estos territorios hubiera sido distinta. No sabemos qué tan distinta, pero distinta al fin”, dijo Juan Carlos Luzuriaga, experto en este periodo de la historia del territorio y quien lleva adelante varias propuestas de puesta en valor de los hechos que llevaron a españoles de Montevideo y criollos a poner en juego su vida.
Por algo Montevideo algún día fue “la muy fiel y reconquistadora ciudad de San Felipe y Santiago”, un título otorgado por la corona española en reconocimiento por su papel en la gesta –aunque no haya ninguna mención a esto en el Museo de la Reconquista en Tigre– ni se le haya permitido tener alguna de las cuatro banderas inglesas capturadas –aunque figuraron en el escudo de la ciudad– y que permanecen en Buenos Aires hasta hoy.
“Buenos Aires dijo que Montevideo ayudó y con mucha suerte (en números, la participación montevideana fue de unos 1.600 efectivos a los que se les sumaron unos 500 porteños). Acá querían las banderas. Entonces se prepararon misiones diplomáticas. Buenos Aires pidió títulos y Montevideo pidió un consulado y las banderas. Para España esto eran las divergencias de dos poblaciones perdidas en el fin del mundo. No nos dieron el consulado general, a Buenos Aires solo le dieron saludos, pero por decreto se premió a Montevideo con el título de ‘muy fiel y reconquistadora’”, relató Luzuriaga. A ambos lados del Río de la Plata se exaltó el protagonismo propio en el hecho militar y se deleznó el ajeno, siendo este uno de los gérmenes de una rivalidad en nombre de nacionalidades que no existían por ese entonces. “La reconquista de Buenos Aires hizo que ese territorio retornara a la matriz hispánica”, recordó el historiador.
Propuesta de museo y monumento.
El historiador Juan Carlos Luzuriaga ha propuesto la creación de un museo sobre las Invasiones Inglesas en la casa de Bernardo Lecocq (en Ciudad Vieja) a través del Presupuesto Participativo y directamente a las autoridades pero, si bien le han contestado que es interesante, no ha tenido éxito. “Es un tema de reconocimiento a los vecinos que murieron defendiendo a la ciudad. Son muertos invisibles”, dijo a El País.
El plan.
La expedición de reconquista se organizó rápidamente en Montevideo, teniendo como punto de reunión central el Cabildo y el Barracón de Marina (en la manzana de la sede central del Banco República). Si se le suman las bóvedas (solo queda una en pie), estos son los “lugares de memoria” de este hecho histórico.
A los tres días de enterarse de la caída de Buenos Aires en manos de William Beresford, se empezó a organizar el plan con el gobernador Pascual Ruiz Huidobro a la cabeza (luego se pasó el mando a Liniers). Todos los vecinos pusieron su parte ya sea declarándose voluntarios o aportando dinero. “La gente estaba enfervorizada por ir a defender a la ciudad hermana”, contó Luzuriaga a El País.
Entre los voluntarios se destacó el Tercio de Miñones de Cataluña, liderado por Rafael de Bofarull y José Grau, dos comerciantes que habían sido respectivamente teniente y alférez en España, que sumó 120 hombres.
La fuerza reconquistadora estaba conformada por blandengues, dragones, artilleros, voluntarios de infantería, corsarios franceses, dos bergantines, una balandra, seis cañones, seis barcos civiles armados, 10 barcos para la tropa y la compañía de los miñones. La mayoría de los combatientes fue a caballo hasta Colonia del Sacramento, donde se sumaron otros 120 hombres.
El recorrido por los lugares de memoria en Colonia del Sacramento contempla dos puntos principales: el sitio de campamento de las tropas en donde hoy está el Real de San Carlos, y la isla San Gabriel, ubicada a tres kilómetros de la costa, desde donde zarparon los barcos. Se eligió hacerlo en una noche de tormenta porque las naves inglesas iban a estar guarecidas en la bahía de Buenos Aires.
Entre el amanecer y el mediodía del 12 de agosto de 1806, William Beresford perdió el control de la ciudad. Y aunque un poco más tarde los ingleses iban a escribir otro capítulo, este se dio por finalizado con una victoria para los españoles y criollos. A pesar de las rivalidades posteriores entre los dos bandos aliados, la moral era una sola: “El inglés era visto como un enemigo difícil de vencer y se vio que era posible hacerlo”.
Así fue el asalto a Buenos Aires.
Primero se atacó la defensa inglesa que estaba a la altura de la actual estación de Retiro. Luego se conquistaron más puestos sobre la zona de lo que hoy es Plaza de Mayo. Tres columnas de españoles y criollos avanzaron rápidamente sobre los ingleses, quienes se defendieron en la Catedral, en el Cabildo y en la Recova –un edificio de dos pisos con comercios en mitad de Plaza de Mayo–. A las dos horas de combate, los ingleses retrocedieron a su fuerte y William Beresford, al ver la cantidad de heridos y soldados atemorizados, decidió capitular y fueron prisioneros. ¿Quién trajo el parte de la victoria a Montevideo? Un joven José Gervasio Artigas quien había ido en la expedición de reconquista como voluntario. Su tarea había sido ser mensajero de Santiago de Liniers. Por otra parte, Dámaso Antonio Larrañaga había viajado como capellán de las tropas y ofició varias misas.