INVESTIGACIÓN
François Pomès, productor y director de documentales, descubrió quién fue el padre biológico de la actriz estadounidense.
Más de tres años le ha llevado al francés François Pomès, productor y director de documentales, dar con el desafío que se había planteado para homenajear a Marilyn Monroe en el 60 aniversario de la muerte de la actriz: descubrir mediante los más punteros análisis quién fue su padre.
“Creo que una de las fisuras que hace que el destino de Marilyn fuera el que fue es la ausencia de sus padres. Y más particularmente la de su padre”, cuenta Pomès en una entrevista con EFE días antes del estreno, el 11 de mayo, de su película “Marilyn Monroe, la dernière vérité” (Marilyn Monroe, la última verdad).
La noticia fue adelantada a finales de abril por la revista Paris Match, que llevaba en exclusiva fotos de un hombre misterioso así como de los cabellos de la artista que habían permitido recuperar su ADN y compararlo con los descendientes de este hombre. Su nombre: Charles Stanley Gifford.
Pomès, confundador de la productora especializada en documentales científicos y del Antiguo Egipto Label News, dice haber estado fascinado por la figura de Monroe desde pequeño, cuando sus padres solían llevarlo a ver cine clásico. Su primer recuerdo de ella en la pantalla es “Con faldas y a lo loco”, que despertó su curiosidad sobre la tentación rubia.
“Hace tres o cuatro años pensé en cómo podría marcar este aniversario. Hay muchos documentales sobre Marilyn y cientos de biografías y yo quería aportar algo distinto. Me di cuenta de que solo faltaba una información: la identidad de su padre biológico”, dice Pomès.
Un laboratorio en Texas (Estados Unidos) y otro en Toulouse (Francia) analizaron sin conocer su origen varios cabellos: unos procedían del peluquero de Monroe, que se los cortó el día de 1962 en que ella cantó a John Fitzgerald Kennedy el feliz cumpleaños, y otro mechón lo recogió el hombre que embalsamó a la actriz tras su muerte por una sobredosis accidental de barbitúricos ese mismo año.
Después de dos años de pruebas, solo el laboratorio de Toulouse, con el científico especializado en antropobiología Ludovic Orlando a a su cabeza, consiguió recuperar un 22 % del genoma de la actriz en un 5 % restos de ADN que quedaban en el cabello.
Pomès reconoce que el hallazgo tiene mucho de suerte. Encontrar restos humanos en cabellos sin raíces es extremadamente difícil. Pero lo obtenido fue suficiente para hacer la comparación con los descendientes de Gifford. “Fue positiva... ¡bingo!”, dice el productor.
Infancia de abandonos.
A su nacimiento, Norma Jeane Mortenson, su auténtico nombre, fue registrada con el apellido del exmarido de su madre, Gladys Pearl Baker.
Baker había tenido varias relaciones sentimentales en 1925 y nunca indicó a Monroe quién era realmente su padre, pero la actriz siempre conservó la foto de un misterioso hombre, con bigote, sombrero de ala y gabardina, que colgó en la pared de su habitación como si se tratara de Clark Gable.
Monroe pasó su infancia entre familias de acogida y orfanatos, ya que su madre se encontraba a menudo hospitalizada en psiquiátricos.
Cuando alcanzó el éxito, trató de localizar y visitar a Gifford, dueño del laboratorio de revelado de fotografías en el que Baker estuvo trabajando, pero él nunca quiso conocerla. “Eso fue muy violento para ella”, aduce Pomès.
La tentación rubia, uno de los iconos más conocidos de la cultura pop y sólo años después de su muerte reivindicada como una gran actriz y no simplemente un “sex symbol”, fue fruto de un “affaire” accidental.
“Monroe se construyó sin sus padres. Su padre nunca la conoció. Y en el Hollywood de la época crecer sin padre y sin madre era complicado. Algunas fisuras de Marilyn están ligadas a este abandono, a ese marco familiar que no tuvo”, considera el director de la película, de apenas 50 minutos de duración.
El 22 % del genoma de Monroe hallado está conservado en una caja fuerte informática. Su análisis podría permitir levantar otras incógnitas sobre la actriz: su ascendencia, su predisposición a sufrir ciertas enfermedades o a la depresión, o de qué podría haber muerto de no haber sido por la sobredosis.
“Sería abrir la caja de Pandora. Pero no lo haremos... a no ser que otras cadenas tengan ganas de hacer un documental sobre lo que podría revelar”, adelanta Pomès con una sonrisa intrigante.
La televisión francesa revelará este miércoles en el canal Toute l’Histoire el conjunto de la investigación, antes de que el reportaje se difunda en junio en países como Bélgica, Israel, Croacia y España.