Cómo y dónde desechar de manera correcta las mascarillas y guantes descartables

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MSP sugiere que los tapabocas convencionales y quirúrgicos se reserven para el personal médico y que la población asintomática use los hechos con tela. Foto: Archivo El País

CORONAVIRUS

Los materiales descartables que utilizamos para prevenir el contagio del COVID-19 terminan muchas veces en la vía pública y eso es un problema tanto para la salud como para el medio ambiente.

Las mascarillas se han vuelto moneda corriente entre los uruguayos, como en todas partes del mundo, pero parece necesario insistir en algunos aspectos. Uno es el uso correcto: debe tapar nariz y boca, cosa que no se ve en gran parte de las personas cuando uno sale a la calle, entra a un comercio o sube a un ómnibus. Y otro aspecto en el que hay que trabajar es en la forma correcta de desecharlas: si son arrojadas de manera irresponsable, por un lado aumentan el peligro de un potencial contagio y, por otro, causan un problema medioambiental.

Cualquiera que camine por Montevideo, por ejemplo, se cruzará con algún tapabocas descartable tirado en la calle, en la playa o en los parques.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda desechar las mascarillas siempre en un contenedor cerrado.

Pero tanto para prevenir el contagio como para colaborar con el medio ambiente, lo ideal, en el caso de personas sanas o sin síntomas, es usar tapabocas que no sean descartables. También recuerda que lavarse las manos regularmente protege más del contagio por COVID-19 que el hecho de usar guantes en espacios públicos.

El Ministerio de Salud Pública (MSP), por su parte, destaca que el uso de estos materiales es algo que debe sumarse a las demás medidas de prevención ante el virus y aconseja que las personas que no estén enfermas utilicen mascarillas de tela lavables.

Mariana Robano, directora de ReAccion, una empresa que trabaja en temas de sustentabilidad, dijo a El País que a la hora de desechar las mascarillas descartables, así como también los guantes, hay que dividir entre los residuos que son generados en un centro de salud y entre los que generamos en nuestros hogares.

“Los residuos de los centros de atención a la salud tienen una normativa específica y todos los descartables que allí se generen y estén contaminados, es decir, que sean de pacientes enfermos, tienen su gestión marcada en bolsas rojas y tienen que gestionarse con una empresa privada que, en general, tiene todo centro de atención a la salud”, aclaró Robano.

Luego, explicó que los residuos generados en los hogares se dividen, a su vez, en dos: “En aquellas casa en las que hay enfermos de COVID-19 y entre las que no”. En los casos en los que no hay enfermos con este virus, lo primero es tratar de no usar materiales descartables, sostuvo. Pero si se los utiliza, una vez generado el residuo, lo que hay que hacer es tirarlo en la basura común del hogar, en una bolsa que luego irá cerrada al contenedor.

Cuando en el hogar hay una persona con coronavirus, la situación cambia: “Las recomendaciones son, primero, que en la habitación donde esté el enfermo haya una papelera para sus residuos y esa bolsa luego se cierre y se ponga en otra bolsa con los residuos que genere la persona que atiende al enfermo, que también puede ser mascarillas o guantes. Todo eso va en una tercera bolsa; es decir, los residuos van en una triple bolsa de seguridad y también tendrán como destino el contenedor”.

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Tapabocas. Foto: Archivo

Robano insistió en que si en el hogar no hay enfermos o integrantes de la familia con síntomas se deberían tratar de evitar estos materiales de un solo uso.

El daño ambiental por un descarte inadecuado es algo que muchas veces se vuelve una realidad. “Si esos materiales terminan en la vereda, después llueve y son arrastrados por el agua. Así, terminan en los arroyos de la ciudad, entonces después suman a la contaminación por plástico en el agua, se empiezan a romper y hay peces que pueden comer partes y ahí empieza todo el daño”, explicó la directora de ReAccion.

A mediados de mayo, activistas de la organización ambientalista francesa Opération mer propere se sumergieron en el Mediterráneo y registraron, entre otros residuos que no deberían haber terminado allí, cientos de mascarillas y guantes de latex descartables. “La manera de evitar estas cosas es poniendo los residuos en el tacho”, concluyó Robano.

Residuos que pueden ser letales para especies en el mar.

Según un informe publicado en abril de este año por el Fondo Mundial para Naturaleza(WWF, World Wildlife Found en inglés) si solamente el 1% de las mascarillas descartables usadas por mes en el mundo se eliminara de manera incorrecta y estas se dispersaran de alguna manera en la naturaleza, resultaría que 10 millones de tapabocas por mes quedarían dispersas en el medioambiente.

La organización no gubernamental, que trabaja para la conservación del medioambiente, agrega en su informe que teniendo en cuenta el peso de cada tapaboca, que es de aproximadamente cuatro gramos, significaría la dispersión de más de 40 mil kilogramos de plástico en la naturaleza.

Desde que comenzó la pandemia por el coronavirus hasta el día de hoy se vienen observando cantidades crecientes de barbijos y guantes en el mar, donde corren el riesgo de ser letales para las tortugas y los peces que los confunden con presas para alimentarse.

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