ESTUDIO CIENTÍFICO
La investigación, liderada por investigadores de la Universidad de Sophia buscó conocer si los felinos domésticos son capaces de distinguir su nombre de las demás palabras.
Llamamos una y otra vez a nuestros gatos, pero no responden. Volvemos a hacerlos y vuelven a ignorarnos. No es que no entienden sus nombre, sino que simplemente deciden no hacer caso. Así lo confirmó un nuevo estudio publicado en la revista Scientific Reports.
“Los gatos no están evolucionados para responder a las señales humanas. Se comunicarán con los humanos cuando quieran. Así es un gato”, explica Atsuko Saito, autor principal del estudio.
La investigación, liderada por investigadores de la Universidad de Sophia buscó conocer si los felinos domésticos son capaces de distinguir su nombre de las demás palabras.
Para el estudio, los expertos acudieron a cafés para gatos -muy populares en Japón y Londres-, lugares donde estos se relacionan con otras mascotas y con los comensales, explica Saito, también autor de otra investigación que mostró que los gatos son capaces de reconocer la voz de sus dueños.
En total fueron 78 gatos puestos a prueba. Cuando estaban lejos de sus dueños, los científicos reprodujeron grabaciones de la voz del propietario diciendo cuatro palabras muy similares al nombre de su mascota.
Entonces, evaluaron la reacción de los mininos ante estas palabras dichas por sus amos según los cambios en las orejas, cabeza, cola, patas.
Los científicos esperaban que los gatos reacciones distinto al escuchar su nombre. De un total de 16 gatos, 11 se acostumbraron a la grabación. De estos, 9 reaccionaron diferente cuando escucharon su nombre.
Luego realizaron el mismo procedimiento, pero con la voz de un extraño: 13 de 20 mascotas respondieron a sus apelativos.
Entonces, ¿por qué muchos de ellos no responden a su nombre si lo reconocen? Saito y su equipo concluyeron que los gatos deciden simplemente ignorar el llamado, lo cual forma parte de la personalidad de estos pequeños felinos.
Saito explica que para los gatos las palabras no tienen un significado como para los humanos, pero sí han aprendido a relacionar ciertos sonidos con recompensan con comida o juegos.
Además, a diferencia de los perros, por ejemplo, los gatos no tienen la necesidad instintiva de responder al llamado. Pero eso no quiere decir que son menos capaces, sino que tienen una naturaleza distinta a la de los demás animales domésticos.