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"La ilustración para mí es escribir poemas con imágenes”, pone Maiana Olazábal en la apertura del dossier que presenta a Gingko Objetos. Hace 20 años que está en el campo de la educación artística y cuatro que creó Mai Dibujos de Luz, un emprendimiento en el que mezcla sus ilustraciones con luces, animación, sombras, proyecciones.

Ese “pequeño universo”, como ella lo define, siempre llamó la atención de su amiga Gabriela Palomera, una abogada y gestora cultural que desde que tiene uso de memoria le interesan las artes y el diseño.

Ambas se conocieron estudiando actuación en la Escuela de Actuación de Montevideo (EAM); ambas son actrices y amigas desde hace 20 años.

Gabriela, que también es amante de todo lo que es textil del hogar, fue la que lanzó la idea. “Como me gustan en particular las bolsas de tela de algodón le propuse a Maiana llevar sus ilustraciones a la tela”, recuerda en diálogo con El País.

La ilustradora recogió el guante y empezaron a ver qué ilustraciones se podían adaptar o cuáles nuevas se podían hacer pensando específicamente en un diseño monocromo.

Hicieron una primera producción, la empezaron a distribuir entre amigos y conocidos y la respuesta fue muy buena. “Se vendió rapidísimo”, cuenta Maiana.

Fue el puntapié inicial de Gingko Objetos, la marca que crearon juntas el año pasado y que tuvo otro gran empujón en la última edición de Ideas+.

“Cuando abrió el llamado para la feria le dije a Gabriela: ‘presentémonos’. Decidimos hacerlo no solo con los textiles, sino con luminarias hechas en papel calado también con ilustraciones mías y complementando con láminas enmarcadas”, señala Maiana.

La apuesta volvió a salirles muy bien, algo que las motivó para seguir agrandando Gingko y, por ejemplo, comenzar a involucrarse con los programas de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE).

Su primera vidriera, además de la feria, fueron las redes sociales, fundamentalmente Instagram. Pero para la nueva producción en la que están trabajando tienen la intención de estar presentes en lugares puntuales. “Estamos en esa etapa de llevar nuestros productos al interior del país, a lugares que nos parece que tienen un marco que tiene que ver con nuestro tipo de producción, que es artesanal”, explica Gabriela.

Otro aspecto al que le dan mucha importancia es a la solidaridad entre mujeres, por eso procuran que su emprendimiento sirva también para ayudar a otras artesanas. Es así que trabajan en colaboración con el taller de costura Conatex, una cooperativa textil de mujeres uruguayas que funciona en el Parque Industrial y Tecnológico del Cerro (PIT).

Entre Gabriela y Maiana se reparten los roles para sacar adelante su pequeña empresa. “Ninguna de las dos podría hacer funcionar a Gingko sin la otra. Yo, por ejemplo, no podría hacer todas las gestiones que hace Gabi de ninguna manera”, confiesa entre risas Maiana, que está en la parte más creativa y tiene el taller en su casa, donde da clases y produce.

La producción actual reúne distintos tipos de bolsos (básicos, para colchonetas de yoga) hechos en tela bull, 100% algodón, con estampados en serigrafía. “El Bolso Gingko es nuestra pequeña joya”, dicen con orgullo sin olvidar las luminarias, las láminas enmarcadas y los pequeños teatros de papel desplegable que pueden ser usados como teatro de sombra.

“Apostamos a que todo sea un producto artesanal y de calidad. Somos perfeccionistas, buscamos la excelencia en todos los productos”, afirman y prometen que van por más porque esta sociedad recién está dando sus primeros pasos.