TERAPIAS COMPLEMENTARIAS
Especialistas comentan sobre la serie turca y explican cómo funciona la herramienta.
Este año, Netflix sumó a su catálogo la serie turca Mi otra yo, que trata de un tema que la plataforma de streaming no había tocado antes: las constelaciones familiares. El País habló con dos consteladoras uruguayas para entender de qué se trata esta herramienta y qué tan fielmente está representada en la pantalla.
De qué va.
“Las constelaciones familiares nos muestran cuáles son los desórdenes que hay en las dinámicas que rigen nuestra vida”, expuso la facilitadora Natalia Rodríguez Biere. La herramienta fue desarrollada por el alemán Bert Hellinger. Según Natalia, él planteaba la existencia de órdenes del amor que guían los sistemas familiares y que, si no son tenidos en cuenta, pueden generar trastornos o enfermedades a nivel psíquico o físico.
Mediante las constelaciones familiares uno puede “colocar en el espacio la imagen que tiene de la situación que está viviendo como un problema”, mencionó Inés Olivera, también consteladora. De esta manera, el facilitador puede detectar cuál es el orden que está faltando, sostuvo.
Pueden abordarse temas de salud física o mental, de pareja, de vínculo con los hijos y de vocación, entre otros. Natalia agregó que “es una forma de terapia puntual, atemporal y transgeneracional”. Con ‘puntual’ quiere decir que no es necesario asistir de manera recurrente, y ‘transgeneracional’ implica que trabaja con todo el sistema familiar de la persona.
Se puede desarrollar de manera grupal o individual. En el grupo hay varios roles: está el constelador o facilitador, luego los que traen su situación a trabajar y, por último, los que se prestan para representar el sistema de quien está abriendo su propio trabajo. Sin importar el lugar que ocupe cada uno, “cuando termina el taller, todas las personas se van a llevar algo para reflexionar, incluso los consteladores”, afirmó Natalia.
La filosofía de Hellinger, el primer constelador.
Uno de los órdenes del amor de Bert Hellinger es el de la pertenencia, que implica que “todas las personas que comparten sangre pertenecen al sistema familiar sin importar lo que hayan hecho”, expresó Natalia Rodríguez Biere. Cuando alguien es excluido por ser enfermo mental o criminal, por ejemplo, “alguna generación posterior muestra algo que nos invita a mirar al excluido”. Otro de los órdenes es el de la jerarquía, según el cual quien llegó antes a un sistema ocupa un primer lugar. Si, por ejemplo, uno se pone por encima de su madre, ahí “hay un desorden y va a tener una consecuencia”. Por último, está el orden del equilibrio entre lo que damos y recibimos: “En todas las relaciones debe haber un balance entre lo que doy y lo que tomo”.
Cómo se muestra.
Mi otra yo fue estrenada en 2022 bajo la dirección de Burcu Alptekin y el guión de Nuran Evren Sit. Se trata de tres amigas que se unen a un taller de constelaciones familiares en un intento por ayudar a una de ellas que fue diagnosticada con cáncer. Pronto, cada una se enfrenta a sus propios traumas vinculados al pasado de sus ancestros y así logran convertirse en mejores versiones de sí mismas.
“La forma en la que el constelador aborda lo sistémico y lo transgeneracional me resulta sumamente familiar”, mencionó Inés. Sin embargo, señaló que “la constelación no es esencialmente espiritual y en la serie lo presentan como tal”.
Natalia concuerda con eso: “El personaje del terapeuta da más la sensación de que es un chamán sufí que un constelador”. Lo que pasa, según ella, es que en Turquía “está muy metido el sufismo como tradición”.
En cuanto a los personajes, Inés sostuvo que a través de las tres personalidades principales se da lugar a quienes son “más escépticos y racionales”. A su vez, le gustó que nombraran al libro Este dolor no es mío, de Mark Wolynn, que trata de “cómo un trauma social, como puede ser una guerra, se transforma en un trauma transgeneracional y luego en uno personal”.
Por su parte, Natalia destacó la frase con la que comienza la serie: ‘¿Es posible que nuestro pasado, lo recordemos o no, esté siempre guardado en alguna parte?’ Esto muestra cómo “todo lo que vivimos habla de una historia no resuelta y es movido por algún hecho ocurrido a algún antepasado”.
Asimismo, le agradó que luego de la intervención puntual, el constelador les sugiriera realizar un acto simbólico. “Uno suelta una paloma, otro planta un olivo, y esto habla de que ir a constelar no es suficiente si no integramos lo que vimos en esa constelación y hacemos algo con eso”, aseguró.
De hecho, Inés dijo que en la serie aparecen muchos símbolos y metáforas y justamente eso Hellinger lo propone como “una forma de que la persona pueda identificarse y que los cambios puedan empezar a surgir”.
Para Natalia, la escena más “maravillosa” es cuando alguien busca al terapeuta, que tiene una plantación de olivos, y le dice que su plantación está enferma y que ya han hecho todo lo posible para salvarla, pero nada ha servido. “Entonces, él se arrodilla, escarba hasta llegar a las raíces del árbol, pone algo para curarlo y dice que no es suficiente con tratar lo que se ve, sino que hay que ir a lo profundo y sanar las raíces”, contó. Y agregó: “Eso es exactamente lo que las constelaciones familiares nos invitan a hacer”.
Por último, la consteladora aplaudió el nombre de la serie: “Cuando podemos mirar con amor y respeto todo lo que ha ocurrido en nuestro pasado familiar, podemos empezar a ser una mejor versión de nosotros mismos”.
Impacto.
A partir de la serie, Inés notó un aumento en la cantidad de gente interesada por las constelaciones familiares. Sin embargo, “al ser una serie, lo colocan todo en tiempos que no son los tiempos reales y las personas pasan a buscar procesos parecidos”, dijo. Así también lo evaluó Natalia: “La serie está súper bien hecha, pero no deja de ser una serie”. En su caso, algunas personas le han hablado de Mi otra yo y muchos compañeros le han dicho que “todo el mundo” se está acercando por la serie.
Inés dará su próximo taller de constelaciones familiares el sábado 3 de septiembre de 9.30 a 13.30 horas en Montevideo. Su número de WhatsApp es 094 466 992 y está en Instagram como @espacioconstelaciones.uy. También atiende en consulta individual.
Natalia realiza talleres en El Pinar y atiende en consulta individual. Su número celular es 099 110 105 y está en Instagram como @espacio_sowelo.
Una terapia para colocar el amor y la vida en orden.
A Inés Olivera ciertos problemas de salud la habían llevado a indagar más allá de la medicina tradicional y en 2003 conoció las constelaciones familiares. En 2006 entró en la primera generación del Centro Bert Hellinger de Uruguay y es facilitadora desde 2008. “Esta herramienta me enseñó a mirar diferente y a colocar el amor en orden”, aseguró.
Natalia Rodríguez Biere viene de una familia “con mucho desorden”. Una vez, haciendo el árbol genealógico para la escuela, se dio cuenta de que tenía más abuelos que todos los demás, y eso la llevó a descubrir que la mujer que la crió no era su madre biológica. En realidad, su mamá se había ido al exilio y la conoció de grande. Comenzó terapia para “tratar de ordenar esto” en su vida y probó diferentes herramientas hasta dar con las constelaciones familiares. A finales del 2005 participó de su primer taller, donde trabajó la relación con su madre. Al año siguiente entró en la misma generación que Inés Olivera y fue, junto a ella, de la primera camada de egresados del centro Bert Hellinger del Uruguay.