Crean modelos anatómicos 3D para que estudiantes de medicina no tengan que ir al cementerio a buscar cuerpos no reclamados

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Anato3D impresión 3D

TECNOLOGÍA

Dos estudiantes universitarios fabrican modelos anatómicamente detallados para estudiantes, profesores y expertos de cualquier parte del cuerpo humano.

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En el liceo todos pasamos por la experiencia de hacer un modelo de célula para la clase de biología. La mía, que no recuerdo si era animal o vegetal, era un pedazo de yeso –que, aparte, se me rompió en el recreo– con gelatina sin sabor para simular el citoplasma que me dio vergüenza a ver el modelo impreso en 3D de Inés Lena y Gian Franco Caserta, fundadores de Anato3D, lleno de color y detalles.

Ella es estudiante de medicina; él, de arquitectura. Ambos son apasionados por la ciencia y en 2021, en plena pandemia por covid-19, compraron una impresora tridimensional “por divertimento”, sin esperar que eso se transformara en un servicio solicitado por estudiantes, profesores y profesionales a los que les ofrecen modelos anatómicamente precisos y, en muchos casos, articulados. En otros palabras: casi reales.

“Como hay una gran carencia de huesos y el sistema para conseguirlos y estudiar en tu casa es bastante engorroso dije que sería bueno imprimir un cráneo anatómicamente correcto y vendérselo a los estudiantes más en pandemia que las clases eran online”, contó Lena a El País sobre el puntapié de Anato3D.

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Una articulación de rodilla de Anato3D

Esa era la idea pero no sabían que era posible. El cráneo fue, hasta ahora, una de las tareas más difíciles, no solo porque fue la primera y llevó más de una semana, sino por su complejidad. Ahora, por ejemplo, Lena y Caserta están con un desafío entre manos que es un pulmón.

Desafíos.

 Al llegar al práctico de Anatomía, los estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República tienen pocas opciones: utilizar el material de la institución que no puede ser retirado, basarse en las imágenes de los libros o juntarse cuatro amigos e ir al cementerio con un papel oficial por el que acceden a una “bolsa con material biológico que tenés que limpiar y compartir y es de cuerpos no reclamados”.

Esa bolsa es un misterio: “Lo que hay dentro es lo que hay. Pueden faltar huesos o pueden estar dañados o rotos”. Y para aprender cómo y cuáles son, por ejemplo, los numerosos orificios que dan paso a nervios, arterias y venas en la base del cráneo se debe contar con uno que no presente desgastes o fisuras.

La pareja hizo el primer cráneo y Lena lo publicó en el grupo de su generación en Facebook. “Nos llovieron preguntas”, comentó. De ahí empezaron a llegar otros pedidos: vértebras, coxales, fémures y más. Después dieron otro paso: que las articulaciones sean funcionales. Por ejemplo, rodillas y pelvis con movimiento (estas últimas orientadas a la enseñanza del trabajo de parto). “Los estudiantes que no están orientados a cirugía les da impresión ver músculos u órganos reales y se sienten más cómodos con el plástico”, apuntó la cofundadora de Anato3D.

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Anato3D

También han hecho encéfalos, neuronas y corte de médula a nivel cervical.

De la Escuela de Parteras, educadores sexuales y doulas solicitaron piezas que hoy son parte de la oferta: cortes sagitales de pelvis femenina y masculina con piezas encastrables, vulvas con clítoris extraíbles, aparatos reproductores masculino y úteros pintados a mano. “Nos contaban que el material con el que contaban era de crochet. Tejían y con eso se manejaban para enseñar. Sí. Hay gente que teje vulvas en crochet y se alejan un poco de la realidad”, se rió.

Otro pedido fue un modelo de laringe, tráquea y bronquios a escala real a partir de una resonancia magnética de un niño que fue utilizado por el médico para un congreso de ventilación pediátrica y neonatal de la fundación Niños Sin Dolor. “Fue una réplica exacta de un paciente”, apuntó. Otro pedido especial fue un corte de una mama pintada a mano.

Anato3D hoy tiene un convenio con la Asociación de Profesores de Biología para la entrega de materiales a liceos. Y no hay nada a lo que no se animen si les dejan unos días para hacer el prototipo y luego imprimir, proceso que puede llevar de cuatro días a dos semanas, dependiendo de la complejidad.

Lena añadió: “Esta es una experiencia muy enriquecedora porque de una computadora podés obtener físicamente un órgano o un hueso y tenerlo en tu mano, tocarlo, mirarlo y estudiarlo”.

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Una neurona de Anato3D

Objetos a base de recursos renovables.

Los modelos anatómicos que fabrican Inés Lena y Gian Franco Caserta están hechos a partir de un material que se llama PLA+, un termoplástico creado a base de recursos naturales renovables como, por ejemplo, el almidón de maíz, raíces de tapioca o caña de azúcar.

“Así que además de salvar anatomía, decorar el escritorio, que no te echen de tu casa por andar con huesos reales, ayudarnos con el emprendimiento y guardarlo para tus tataranietos, no perjudicás a la naturaleza”, explican los fundadores de Anato3D en un post en su cuenta de Instagram (@anato3d).

Los soportes que son utilizados mientras arman las piezas también son reciclados en vez de ser desechados.

Lena y Caserta los llevan a una planta de reciclaje cerca de su casa. La estudiante de tercer año de medicina apuntó en diálogo con El País: “Es una forma de cerrar el ciclo y ser responsables: nos compran y lo que no sirve no lo tiramos en la volqueta sino que vamos a un centro de reciclaje donde se funde y se hacen nuevos objetos”.

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