TECNOLOGÍA
Claves para promover infancias sanas y seguras en un mundo hiperconectado.
Las nuevas generaciones de madres y padres se enfrentan al desafío de criar en un mundo digital. Las preguntas son muchas: ¿cómo promover un uso sano de las tecnologías?, ¿qué hay que hacer para cuidar a los niños y niñas en Internet? En esta nota, los expertos en crianza digital y cibersegura Sebastián Bortnik y Ana Fischer comparten sus estrategias.
Consultas frecuentes.
Hace unos meses, Bortnik estaba presentando su libro sobre crianza digital cuando una madre se acercó y le contó que había tenido que darle un celular a su hija porque todas sus amiguitas tenían uno. La mujer había llamado a las otras madres para consultarles cómo manejaban el tema y se encontró con que todas decían que no querían que sus hijas tuvieran un celular, pero que se los tuvieron que dar porque las amigas sí tenían. Eran cinco familias que les habían dado un telefono móvil a sus hijas sin estar convencidas de que fuera lo correcto.
Para Bortnik, al día de hoy “gran parte de la sociedad sabe que hay que ocuparse de la crianza digital, pero que estemos preocupados por un tema no significa que lo estemos haciendo bien”.
Una de las principales inquietudes de los adultos tiene que ver con cuándo es el mejor momento para darle un celular a un niño o niña por primera vez. “Muchos esperan que les diga ‘10 años, cinco meses y dos semanas’, pero no hay una respuesta concreta”, dijo el experto.
No obstante, lo que sí aconseja es que cuánto más cercano a la adolescencia sea ese momento, mejor. “El celular es una herramienta que no fue diseñada para un niño o niña”, aseguró. Así como damos por sentado que no podemos darle un auto a un chico de 12 años o un cuchillo a un bebé, “a medida que tenemos información nos damos cuenta de que un celular en manos de alguien de 8 años es igual de peligroso”.
Pero aún más importante que el ‘cuándo’ es el ‘cómo’. “Si una familia le da un celular a su hijo a los 10 años, pero lo hace con un recorrido de diálogo, acuerdos y normas, entonces ese niño estará más seguro que otro de 12 con el que nunca hablaron del tema y solo le tiraron el teléfono por la cabeza”, afirmó.
En línea con lo anterior están las dudas sobre las apps de control parental. Bortnik señaló que “a los 8 o 9 años las herramientas que invaden la privacidad tienen un sentido, pero después de los 12 o 13 el cuidado tiene que pasar por otro lado”. Hay algunas aplicaciones menos invasivas que permiten limitar el tiempo en pantalla o filtrar contenidos, pero cerca de la adolescencia se debe “bajar de a poco el control para empezar a hablar de empoderamiento”.
Detox de pantallas.
Según Ana Fischer, es importante conocer el efecto que tiene el uso de pantallas en los niños y niñas a nivel fisiológico y conductual. “Las pantallas son tan estimulantes que ponen en hiper alerta al cerebro”, sostuvo. Esto puede desencadenar irritabilidad en los niños y niñas y dificultad para dormir, entre otros.
Un uso problemático de pantallas en los más chicos termina afectando a toda la casa: “La discusión es constante y cuando las familias apagan los dispositivos porque es la hora del baño o de comer hay tremendos berrinches”, subrayó Fischer.
Para esos casos en los que el niño o niña llora todo el tiempo y no quiere salir de la casa con tal de seguir jugando con el celular o la tableta, la experta recomienda un detox de entre tres a seis semanas. “Dejar de mirar pantallas en ese lapso de tiempo permite que los biorritmos vuelvan a sus cauces naturales”, explicó.
Fischer ha acompañado a más de 200 familias en el proceso de detox. “A los tres o cuatro días los más chiquitos empiezan a recuperar el humor, a estar más tranquilos y ser más colaborativos”, contó. Y sí, los primeros días hay que poner el cuerpo para sacar las pantallas, pero también hay que poner el cuerpo para no intentarlo y afrontar las consecuencias de un uso problemático.
La experta reafirma su misión con cada nuevo testimonio. Una vez, una mamá le contó que le había dado un celular a su hija menor de dos años para entretenerla durante la pandemia, y después de dos meses la bebé empezó a ponerse muy irritable y había dejado de mirarla cuando la amamantaba. “Me impactó cuánto le estaba afectando la pantalla a la niña, porque es instintiva la mirada con la mamá mientras se toma teta”, dijo Fischer. La familia implementó el detox y todo volvió a la normalidad.
Al finalizar el proceso, se pueden incorporar de a poco algunos usos de las pantallas. “Es lo mismo que cuando hacés una dieta y después volvés a incorporar alimentos, no hacés todo de una sino que vas midiendo qué te hace bien y qué no, y tal vez no comés siempre lo mismo y te das un permitido una vez cada tanto”.
“Del lado del adulto está esa idea de que sacar las pantallas es imposible porque los niños y niñas de ahora son nativos digitales”, expresó Fischer. Para tirar abajo ese preconcepto, tiene la misión de juntar mil testimonios de detox de pantallas.
Dialogar.
Cada dos por tres se escucha alguna historia de niños, niñas o adolescentes que terminaron autolesionándose por un reto viral que estaba de moda en Internet. Para evitar esas situaciones, “lo primero es que hay que hablar”, subrayó Bortnik. Si un chico o chica llegó a tener redes sociales y nunca escuchó sobre estos retos y por qué son peligrosos, “ya llegamos tarde”.
Otro aspecto importante es dar un buen ejemplo. Según el experto, está la idea de que si no participás del reto viral sos menos que los demás. “La pregunta es qué ejemplo le fuimos dando a los chicos para que vean que los adultos no caemos en esas pavadas ni queremos estar detrás de cada pequeña moda”, puntualizó.
La crianza digital es un trabajo en conjunto entre el hogar y las instituciones educativas. “No hay mejor lugar para detectar un reto viral que el colegio”, señaló Bortnik, y agregó que sabe de muchos casos en los que los colegios captaron que los chicos estaban hablando de cierto tema y sacaron un comunicado para las familias. La institución educativa también puede instalar temas de conversación y compartir información.
Lo anterior también vale para otros riesgos de las redes sociales, como el grooming. Esto es cuando un adulto engaña a un niño, niña o adolescente en Internet para obtener imágenes eróticas o pornográficas o para propiciar un encuentro. Casos de este tipo son los que siguen motivando a Bortnik a realizar charlas y divulgar información: “Es un empuje para mí pensar que quizás con lo que hago hay chicas y chicos que se están salvando”.
Consejos.
En una crianza digital eficiente no existe algo así como ‘empezar temprano’ porque siempre es el tiempo justo, sostuvo Bortnik. Desde que el niño o niña nace hay cosas que se pueden hacer, ya sea dar un buen ejemplo o limitar el tiempo en pantalla.
Así, “lo que antes se veía como una problemática de la adolescencia, ahora se sabe que nunca fue de la adolescencia”.
A su vez, el experto recomienda incorporar la tecnología de forma progresiva: “No se trata de pasar de prohibir todo a ‘tomá un celular y hacé lo que quieras’”. También está convencido de que se empieza por dar el ejemplo: “No hay forma de que tus hijos coman sano si vos no lo hacés, y con las tecnologías pasa lo mismo”. Por último, añadió que “nada de esto funciona si no hay mucho diálogo al respecto”.
Por su parte, Fischer aconseja no usar pantallas a la hora de comer ni de ir a dormir y evitar que los niños y niñas usen pantallas en el dormitorio. Además, resaltó la importancia de fomentar el juego, la exploración en la naturaleza y el vínculo con la familia.
Finalmente, subrayó que no debemos confundir el uso problemático de las pantallas con el interés por la tecnología. Por ejemplo, una vez acompañó a una familia cuyo hijo de 6 años jugaba videojuegos todo el tiempo y se ponía agresivo cuando le apagaban la consola. En ese momento, lo único que le gustaba al niño giraba en torno a las pantallas, pero hace más de un año que hicieron el detox y hoy en día es aficionado al avistaje de aves.
El impacto de las pantallas en nuestra biología.
Según Fischer, lo que sucede con las pantallas es que emiten una luz azul que llega a la glándula pineal, encargada de establecer el ciclo de sueño y vigilia. “Cuando se usa una pantalla después del atardecer, la glándula se confunde y no segrega la suficiente cantidad de melatonina, que es la hormona del sueño”, explicó. Eso hace que los chicos no entren al sueño de forma natural y armónica, sino que terminan yéndose a dormir por agotamiento.
Al despertar, como no hubo suficiente melatonina, tampoco se segrega suficiente serotonina, hormona que nos hace estar de buen humor y tener energía, indicó Fischer. Entonces, el cuerpo manda cortisol y adrenalina como combustible rápido, que son las hormonas del estrés.
La experta continuó: “Ese niño o niña que durmió mal y que se despertó con cortisol y adrenalina en sangre, vuelve a mirar pantallas y eleva sus niveles de dopamina, la hormona del placer”. La dopamina es tanta que también se eleva el cortisol, dejando al cuerpo en un estado de alerta permanente. Esto afecta de forma negativa la segregación de melatonina y genera más problemas en el sueño.
Hoy en día, Fischer tiene una hija de cinco años que nunca usó pantallas. En su casa no hay televisión y tampoco le dan el celular ni la computadora. “Uso los dispositivos con la misma estrategia que el vino o un cuchillo muy filoso. Hay cosas que las pueden manipular solo los adultos”. Es coautora del ebook 26 Ideas de Juegos Antipantallas y está en Instagram como @anafischer_ok.
Trabajar por infancias más felices y seguras.
Actualmente, Bortnik es uno de los socios gerentes de TecnoKids, una escuela de ciencia y tecnología para chicos y chicas. Aborda la crianza digital desde la robótica y la programación, y no solamente desde el lugar de cuidarse de los riesgos. “Estoy muy feliz de poder enseñar a niños, niñas y adolescentes que pueden ser protagonistas con la tecnología y no solamente consumidores”, comentó.
Llegó a la crianza digital casi sin querer. Empezó dando charlas sobre seguridad informática y se sintió “muy tocado por la causa”. “Siento que ocuparme de estos temas tiene un impacto directo en infancias más felices, más sanas y más seguras”. Fue uno de los fundadores de la ONG Argentina Cibersegura y es autor del libro Guía para la crianza en un mundo digital: Cómo educar para un uso sano y seguro de la tecnología. Está en Instagram como @sebabortnik.